La puerta y el sendero
Las ordenanzas y los convenios del sacerdocio nos sitúan en el sendero de la vida eterna y nos bendicen con la fortaleza que necesitamos ahora mismo.
Todos procuramos la vida eterna, lo cual significa ser salvos y exaltados en el grado más alto del reino celestial, donde podremos vivir como familias en la presencia del Padre Celestial.
Además de la fe en Jesucristo y el arrepentimiento, las ordenanzas y los convenios del sacerdocio nos permiten entrar en el sendero que conduce a la vida eterna. Sin importar cuándo hayas entrado en este sendero, ni dónde te encuentres en él, ni si has nacido en la Iglesia o te convertiste después, ni si has sido activo toda la vida o acabas de volver a la actividad en la Iglesia, puedes progresar por el sendero si te centras en tus convenios y en lo que puedes hacer para recibirlos y observarlos.
También es importante saber que las ordenanzas y los convenios del sacerdocio no sólo nos brindan la promesa de un futuro glorioso, sino que también nos brindan la entereza, el consuelo y el apoyo que precisamos ahora mismo a fin de seguir el sendero y perseverar hasta el fin en rectitud.