En busca del Señor
A medida que comprendamos mejor al Salvador, tendremos un mayor deseo de vivir con alegría y con la convicción de que el gozo es posible.
Mis queridos hermanos y hermanas, es con gran gozo que me presento aquí ante ustedes al participar de esta conferencia general. Escuchar las palabras de sabiduría, consejo, consuelo y advertencia que se nos han dado en las conferencias generales durante muchos años han sido una gran bendición para la hermana Teixeira, para nuestra familia y para mí.
En esta época especial del año, especialmente en este día de reposo de Pascua de Resurrección, no puedo dejar de reflexionar en el significado de las enseñanzas del Salvador y en Su bondadoso y amoroso ejemplo en mi vida.
Comprender mejor a Jesucristo nos dará mayor esperanza para el futuro y, a pesar de nuestras imperfecciones, mayor confianza para lograr nuestras metas justas. Eso también nos dará un mayor deseo de servir a nuestro prójimo.
El Señor dijo: “Elevad hacia mí todo pensamiento; no dudéis; no temáis”1. El buscar al Señor y sentir Su presencia es una búsqueda diaria, un esfuerzo que bien vale la pena.
Hermanos y hermanas, hoy más que nunca, tenemos a nuestra disposición oportunidades excepcionales y recursos para profundizar nuestra comprensión de las enseñanzas de Jesucristo y de Su Expiación. El usarlos apropiadamente nos ayudará a vivir una vida fructífera llena de gozo.
En la metáfora del Salvador sobre la viña y los pámpanos, Él dijo: “Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo si no permanece en la vid, así tampoco vosotros si no permanecéis en mí”2.
Cuando comprendamos mejor el extraordinario papel de Cristo en nuestra vida, seremos más conscientes de nuestro propósito aquí en la mortalidad, el cual es tener gozo. Ese gozo, sin embargo, no nos exime de experimentar pruebas y dificultades, incluso algunas tan grandes y complejas que nos pueden llevar a pensar que la felicidad no es posible en tales circunstancias.
Sé, por experiencia personal, que el gozo de vivir con rectitud y permanecer en Cristo puede continuar a pesar de las tribulaciones características de la mortalidad. En última instancia, esas tribulaciones con frecuencia nos enriquecen, nos refinan y nos dirigen a una mayor comprensión del propósito de nuestra existencia aquí en la vida terrenal y de la expiación de Jesucristo. En verdad, la plenitud de gozo sólo se puede alcanzar por medio de Jesucristo3.
Él dijo: “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto, porque sin mí nada podéis hacer”4.
Creo que a medida que comprendamos mejor al Salvador, tendremos un mayor deseo de vivir con alegría y con la convicción de que el gozo es posible. Consecuentemente, tendremos mayor capacidad para vivir cada día con mayor entusiasmo por la vida y por guardar los mandamientos de Dios, aún bajo circunstancias que suponen un desafío.
No dejemos para mañana lo que podamos hacer hoy. Ahora es cuando debemos venir a Cristo porque “si [le creemos], [trabajaremos] mientras dure lo que es llamado hoy”5.
Cada día debemos considerar incluir interacciones frecuentes con las enseñanzas de Cristo. Las acciones y los gestos pequeños y sencillos que hacemos a diario podrán:
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Aumentar nuestra comprensión de la importancia del Señor en nuestra vida, y
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Ayudarnos a compartir ese entendimiento con las nuevas generaciones, quienes seguramente sentirán el amor del Padre Celestial y de Su Hijo Jesucristo cuando vean nuestro ejemplo de vivir sinceramente el Evangelio.
Así que, ¿cuáles son algunos actos sencillos en estos tiempos modernos que serán un bálsamo para nuestra alma al fortalecer nuestro testimonio de Cristo y de Su misión?
En 2014, en el concurso de fotografía de la revista National Geographic se recibieron más de 9.200 fotos de fotógrafos profesionales y de otros entusiastas de más de ciento cincuenta países. La fotografía ganadora muestra a una mujer en el centro de un vagón de ferrocarril lleno de pasajeros. La luz que emite su teléfono móvil le ilumina el rostro. Ella transmite un claro mensaje a los otros pasajeros: a pesar de estar físicamente presente, en verdad no lo está6.
La información de los dispositivos móviles, los teléfonos inteligentes y las redes sociales han afectado profundamente nuestra manera de estar en el mundo y la manera en que nos comunicamos con los demás.
En esta era digital nos podemos transportar rápidamente a lugares y a actividades que nos pueden alejar de lo que es esencial para tener una vida llena de gozo duradero.
Esta vida en la red puede, si no se controla, dar prioridad a relaciones con personas a quienes no conocemos en lugar de aquellas con las que vivimos: ¡nuestra propia familia!
Por otra parte, todos sabemos que somos bendecidos con los excelentes recursos en línea, incluso los desarrollados por la Iglesia, tales como las versiones de texto y audio de las Sagradas Escrituras y la conferencia general, las producciones en video de la vida y las enseñanzas de Jesucristo, las aplicaciones para registrar nuestra historia familiar y las oportunidades para escuchar música inspiradora.
Las elecciones que hacemos con respecto a nuestro tiempo en línea y las prioridades que damos en él son decisivas. Pueden determinar nuestro progreso espiritual y madurez en el Evangelio, y nuestro deseo de contribuir a un mundo mejor así como nuestro deseo de vivir una vida más productiva.
Por esas razones, hoy me gustaría mencionar tres hábitos sencillos que nos ayudarán a tener una actividad en línea más sana. Estos hábitos generarán la reflexión personal y diaria que es tan necesaria para mantenernos cerca de las enseñanzas de nuestro Padre Celestial y de Su Hijo Jesucristo.
Hábito número 1: Visitar los sitios web oficiales de la Iglesia en busca de recursos
Las visitas frecuentes a estos recursos durante la semana nos ayudarán a estar siempre atentos a las enseñanzas del Evangelio, y animarán a nuestra familia y amigos a pensar y a reflexionar sobre lo que es más importante.
Hábito número 2: Suscribirse a las redes sociales oficiales de la Iglesia
Esta elección traerá a su pantalla el contenido que es esencial para profundizar su búsqueda del Señor y de Sus enseñanzas, y fortalecerá su deseo de comprender el Evangelio. Lo que es más importante, esto les ayudará a recordar lo que Cristo espera de cada uno de nosotros.
Así como “no hay buena tierra si no hay un buen granjero”7, de la misma manera no habrá una buena cosecha en línea a menos que demos prioridad, desde el principio, a aquello que tenemos a disposición de nuestros dedos y nuestra mente.
Hábito número 3: Hacer tiempo para dejar de lado los dispositivos móviles
Es reconfortante dejar de lado nuestros dispositivos electrónicos por un rato y en su lugar abrir las Escrituras o dedicar tiempo para conversar con la familia y los amigos. Especialmente en el día del Señor, experimenten la paz de participar en la reunión sacramental sin la urgencia constante de ver si han recibido un mensaje o una publicación nuevos.
El hábito de dejar de lado su dispositivo móvil por un rato enriquecerá y ampliará su visión de la vida, ya que la vida no está confinada a una pantalla de 10 cm.
El Señor Jesucristo dijo: “Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor”8. Dios desea que tengamos gozo y que sintamos Su amor. Cristo hace posible que cada uno de nosotros alcance ese gozo. Tenemos los medios para conocerlo mejor y vivir Su evangelio.
Testifico del gozo que existe cuando guardamos los mandamientos, y de la paz y la seguridad que sentimos cuando permanecemos en el amor del Padre Celestial y de Su Hijo, nuestro Salvador. En el nombre de Jesucristo. Amén.