2015
Hice un compromiso con Dios
Diciembre de 2015


“Hice Un compromiso con Dios”

La Iglesia se estableció en Guayacana, Ecuador, en gran medida gracias a Virgilio Simarrón, quien tomó una decisión difícil a fin de mantenerse fiel a su testimonio.

Group of people in the Guayacana, Ecuador Branch

Fotografías cortesía del autor.

Virgilio Simarrón Salazar era un líder de la comunidad indígena chachi, al norte de Ecuador. Aún hoy los chachi conservan su modo particular de vida y su propio sistema de justicia, con un consejo comunal, gobernadores y jueces. Esas funciones de liderazgo por lo general son cargos honoríficos que las familias ocupan por generaciones y que están basadas en un profundo cimiento de respeto y aprecio por la comunidad. El respeto por el cargo era un deber que debía cuidarse y transmitirse a la generación siguiente.

Sin embargo, pero los planes que Virgilio Simarrón tenía para su vida cambiaron en 1996 cuando su hijo, Wilson, regresó de estudiar en Quinindé con ejemplares del Libro de Mormón y un testimonio firme de su nueva religión. Lleno de la fe y el entusiasmo propios de quien ha hallado la verdad, Wilson compartió el mensaje del Evangelio con su familia y pronto fueron bautizados en las aguas del río Canandé.

Sin embargo, se produjo un grave conflicto cuando la familia Simarrón compartió el Evangelio con sus vecinos y amigos chachi. Algunos chachis consideraban que las creencias de Virgilio Simarrón lo convirtieron en un hereje y hasta pensaron en usar la violencia contra él. Otros creían que, por ser gobernador, no debía participar en una nueva fe que pudiera dividir a la gente. Con esa inquietud, lo llevaron a juicio ante el consejo de la comunidad. Para Virgilio, aquella iba a ser una de las experiencias más difíciles de su vida.

Wilson relata lo que sucedió: “El consejo, en asamblea plenaria, le dijo a mi padre: ‘Mantendrá su puesto de gobernador si renuncia a la Iglesia de Jesucristo; debe retractarse’. Mi padre respondió: ‘Hice un compromiso con Dios, y cuando un hombre hace un compromiso con Dios, no puede retractarse. No puedo renunciar a la Iglesia. Si ustedes creen que yo soy un gobernador que ha dividido al pueblo chachi, entonces, oh pueblo mío, escojan ahora a otro en mi lugar’. Entonces vi a mi padre llorar. El consejo quedó totalmente en silencio por más de cinco minutos; nadie dijo nada, hasta que alguien exclamó: ‘Entonces, gobernador, váyase’. Mi padre se puso de pie lentamente y él, mi madre, mi hermana y yo bajamos y abandonamos el consejo”.

Los días que siguieron después de que al hermano Simarrón lo sacaron de su cargo fueron difíciles para la familia. Sintiéndose despreciados por muchos que antes los habían respetado, la familia se volvió a la fe que habían abrazado y predicaron el Evangelio con gran fervor. Su presidente de estaca, Omar Intriago César, lo explica así: “Comenzaron a predicar el Evangelio de casa en casa, a cada familia de la comunidad. La Rama Guayacana comenzó con Virgilio Simarrón y su hijo Wilson. La Iglesia se estableció gracias a su fe, fortaleza y testimonio”.

Baptism at the Canandé River

En solo unos años, los esfuerzos de la familia Simarrón rindieron grandes frutos. El 30 de mayo de 1999 fue un día de celebración en Guayacana cuando se llevó a cabo un gran servicio bautismal multitudinario. El presidente Intriago recuerda aquel día: “Llegamos con Roberto García, el presidente de misión, y ambos participamos en aquel día glorioso en el que dos misioneros bautizaron a sesenta personas en las orillas del río Canandé. Luego, el presidente García a un lado y yo en el otro, confirmamos como miembros de la Iglesia a todos los que se habían bautizado. Fue un privilegio que jamás olvidaré”.

Si bien Virgilio renunció a su cargo de gobernador para mantenerse fiel a su testimonio, pudo dejar otro legado a la siguiente generación: el de servir a las personas a través del establecimiento del Evangelio entre ellas. Vivió para ver a Wilson servir en una misión de tiempo completo y luego regresar a Guayacana para casarse con su esposa, Ruth, y formar una familia. Algunos años más tarde, Virgilio murió siendo fiel a la Iglesia. Su esposa, María Juana Apa, ha vivido para ser testigo del llamamiento de su hijo para servir como presidente de rama en Guayacana, en 2014.

Wilson es muy consciente del legado que su padre siempre quiso dejarle. “Mis antepasados siempre han sido gobernadores, jefes militares, guerreros fuertes”, dice. “Siento que todas esas raíces ancestrales aún se manifiestan en mí; pero ahora que soy miembro de la Iglesia, toda esa fuerza me sirve para ser un buen soldado de Jesucristo”.

Wilson and Ruth Simarrón Salazar in Guayacana, Ecuador Wilson is the son of Virgilio Salazar.

Arriba: Una nueva generación de líderes: Ruth y Wilson Simarrón, de la Rama Guayacana (con miembros de la rama a la izquierda).