Tender la mano a nuevos amigos
El élder Neil L. Andersen y su esposa, Kathy, visitaron la República Democrática del Congo, en África. Allí tuvieron una reunión de la Iglesia al aire libre, bajo tiendas de campaña. Alrededor de las tiendas había una valla, y el élder Andersen podía ver a unos niños que les miraban desde el otro lado. La hermana Andersen le preguntó: “¿Crees que podrías invitar a esos niños a entrar?”. El élder Andersen se dirigió al hombre que tenía el micrófono y le pidió que invitara a los niños a entrar y unirse a ellos.
¡Los niños fueron corriendo! Todos sonreían emocionados por ser parte de la reunión.
Además, el élder Andersen relató la historia de un joven llamado Joshua, que tendió la mano a otro niño en la Iglesia.
Cuando Joseph, un jovencito de Uganda, fue a la Iglesia por primera vez, no tenía familiares allí que le ayudaran a saber adónde ir. Entonces los misioneros le presentaron a Joshua.
Joshua le dijo a Joseph que él sería su amigo. Le dio un libro de canciones para la Primaria y se sentó a su lado. Luego, los niños de la clase de la Primaria cantaron para Joseph el himno “Soy un hijo de Dios”. Todos hicieron que Joseph se sintiera muy especial, sobre todo su nuevo amigo, Joshua. Cuando crecieron, ¡Joshua y Joseph sirvieron como compañeros de misión!
Estas experiencias le recordaron al élder Andersen que todos debemos tender la mano a aquellos que nos rodean y podrían sentirse rechazados o solos.