2017
¿Necesitaba la Santa Cena?
Agosto de 2017


Voces de los Santos de los Últimos Días

¿Necesitaba la Santa Cena?

young man passing the sacrament tray

Ilustración por Joshua Dennis.

Habíamos estado en la reunión sacramental solo cinco minutos y ya habíamos tenido que pasar por una rabieta, dos idas al baño, un cambio de pañal y varios gritos de “¡Tengo hambre!”.

Como madre de cinco hijos menores de ocho años, y con un marido cuyo trabajo le permite estar en casa solo los fines de semana, por lo general me siento agotada cuando llega el domingo. Cuando nuestra familia entra en la capilla los domingos, mi marido y yo nos preparamos para una hora de lo que solemos llamar “momentos de longanimidad”.

A los quince minutos de entrar en una reunión, nuestra pequeña de nueve meses empezó a gritar y traté de consolarla y calmarla. Derrotada, al final la saqué de la capilla para calmarla. Al ir a sentarme, mi mente empezó a concentrarse en mi agotamiento y en las exigencias de la nueva semana. Me sentía abrumada.

De repente, me sorprendió un joven que sostenía una bandeja con la Santa Cena. “¿Necesita esto?”, preguntó. Fue una pregunta sencilla, pero me llegó al alma. De inmediato sentí el Espíritu, y los ojos se me llenaron de lágrimas. Pensé: “Más de lo que te imaginas”.

Las exigencias y las responsabilidades cotidianas pueden dejarnos agotados a lo largo de la semana, pero la Santa Cena nos puede renovar. Al participar de la Santa Cena, sentí que el cuerpo se me llenaba de paz y sanación. En ese momento me di cuenta de que necesitaba la Santa Cena más que cualquier otra cosa, porque necesitaba la compañía del Espíritu.

Mi vista se centró en un cuadro que estaba en el vestíbulo, del Salvador con las manos extendidas. El corazón se me llenó de gratitud al reflexionar en cómo Él está siempre dispuesto a sanarnos y a fortalecernos. Eso lo tengo presente cada domingo al participar de la Santa Cena. Estoy agradecida porque el Espíritu me enseñó, mediante una sencilla pregunta, que en medio de los retos de la vida, el Salvador es nuestra fuente de entereza y paz.