Mensaje de las maestras visitantes
Cómo llevar una vida consagrada
Estudie este material con espíritu de oración y busque inspiración para saber lo que debe compartir. ¿En qué forma el entender el propósito de la Sociedad de Socorro preparará a las hijas de Dios para las bendiciones de la vida eterna?
“Consagrar es apartar o dedicar algo como sagrado, reservado para propósitos santos”, dijo el élder D. Todd Christofferson, del Cuórum de los Doce Apóstoles. “El verdadero éxito en esta vida se logra al consagrar nuestra vida, es decir, nuestro tiempo y opciones, a los propósitos de Dios”1.
El élder Neal A. Maxwell (1926–2004), del Cuórum de los Doce Apóstoles, dijo: “Tendemos a pensar en la consagración únicamente como el ceder nuestras posesiones materiales cuando se nos solicite en forma divina; pero la consagración suprema consiste en entregarse uno mismo a Dios”2.
Al consagrarnos a nosotros mismos a los propósitos de Dios, aumentará nuestra fe en Jesucristo y en Su expiación. Conforme llevamos una vida consagrada, se nos puede santificar mediante esas acciones.
Carole M. Stephens, anteriormente Primera Consejera de la Presidencia de la Sociedad de Socorro, dijo: “El élder Robert D. Hales enseñó: ‘Cuando hacemos convenios y los guardamos, salimos del mundo y entramos en el reino de Dios’.
“Cambiamos; nuestra apariencia es diferente y nuestra actitud es diferente. Las cosas que escuchamos, leemos y decimos son diferentes, y la forma en que nos vestimos es diferente porque nos convertimos en hijas de Dios ligadas a Él mediante un convenio”3.
La consagración es el convenio que Dios hace “con la casa de Israel”; “después de aquellos días, dice Jehová: Pondré mi ley en su mente y la escribiré en sus corazones; y yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo” (Jeremías 31:33). Llevar una vida consagrada se halla en armonía con el plan que Dios tiene para nosotros.