Retratos de fe
Wilson Di Paula
San José, Uruguay
Un accidente de motocicleta dejó a Wilson paralizado; un año después, falleció su esposa. Al quedarse viudo con dos niñas pequeñas, Wilson no sabía qué hacer; no sabía si la vida tenía algún propósito. Wilson podría haberse amargado, pero, en cambio, comenzó a buscar la verdad.
Cody Bell, fotógrafo
Después de mi accidente de motocicleta y la pérdida de mi esposa, me quedé con dos pequeñas a quienes criar. En realidad no sabía cómo criaría a mis hijas en una silla de ruedas. Ese accidente cambió mi vida totalmente.
Me asaltaban muchas preguntas. ¿Por qué suceden cosas malas? Estaba tratando de hacer las cosas correctas y perdí a mi esposa y quedé en una silla de ruedas. Luego, los médicos tuvieron que operar a mi hija para extirparle un tumor de la cabeza. Comencé a pensar que no había ningún propósito en la vida.
Me di cuenta de que necesitaba encontrar la verdad. Investigué varias religiones y encontré La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días; sentí que era la verdad.
Aprendí que hay una vida después de esta y que, cuando morimos, es posible estar con nuestros seres queridos. Eso me llenó de alegría debido a los diez hermosos años que había pasado con mi esposa.
El encontrar el Evangelio me cambió la vida en todos los sentidos. Comencé a sentir paz y a tener la conciencia tranquila. Mi familia comenzó a sentir felicidad a medida que íbamos a la Iglesia todos los domingos, y regresábamos a casa fortalecidos. Nos bautizamos y finalmente fuimos sellados por toda la eternidad en el templo de Argentina.
Ahora sigo avanzando en la Iglesia. He servido como consejero en el obispado y trato de aprender de todas mis experiencias, de todas las pruebas de la vida, y eso me da fuerza. Al llevar más de veinte años en una silla de ruedas, he aprendido que la felicidad proviene de nuestro interior. Cada día se aprende más y estoy agradecido por ello.
Ahora sé que estar en la tierra tiene un propósito. Estamos aquí como parte del plan eterno de nuestro Padre Celestial. Tenemos un Salvador que venció la muerte y resucitó. El saber eso me infunde fuerza. Ahora me esfuerzo por perseverar y seguir adelante. Tengo un propósito y sé que, al esforzarme por vivir una vida digna, puedo tener una familia eterna.