Voces de los Santos de los Últimos Días
El recogimiento de Israel se acelera cuando todos los miembros y misioneros nos embarcamos en la maravillosa obra misional
Nicaragua estuvo por algunos meses sin misioneros de tiempo completo. La experiencia de los miembros es un ejemplo de cómo el Señor nunca abandona a sus hijos.
Iniciamos nuestra asignación como presidente de la Misión Nicaragua Managua Norte el 29 de junio del 2016. Mi esposa, Jessica, y yo recibimos este llamamiento con alegría y estuvimos muy felices de trasladarnos junto a nuestros dos hijos de la Ciudad de Guatemala a Managua para servir.
En el primer trimestre de 2018 la obra misional avanzaba con mucho éxito. Teníamos a nuestro cargo a 166 misioneros y misioneras de diferentes partes del mundo. El trabajo de estos jóvenes junto con los miembros de la Iglesia fue tan fuerte que en los primeros meses del año logramos la mayor cantidad de bautismos en cuatro años: 270 nuevos conversos del Señor en abril de 2018.
Mi esposa Jessica comparte: “Pudimos presenciar que el Señor tendió su mano hacia los misioneros. El Señor siempre caminó con los misioneros y con nosotros”.
En la conferencia general de abril de ese año, recibimos el anuncio de la construcción del templo en Managua, Nicaragua, y eso tuvo un gran impacto espiritual para nosotros, los misioneros y todos los miembros de la Iglesia en Nicaragua. El ánimo se percibió tan fuerte y aumentó el esfuerzo por invitar a muchas personas a convertirse al Evangelio. El Señor tenía preparadas experiencias extraordinarias para los santos en Nicaragua, de las que muy pronto seríamos testigos.
Por algunos meses no tuvimos misioneros de tiempo completo, y de manera extraordinaria los miembros vivieron el principio enseñado hace décadas por el presidente David O. McKay: “Todo miembro un misionero”. Las extraordinarias experiencias que vimos en la vida de nuestros amados misioneros continuaron por medio de los misioneros de barrio en muchas estacas de la bella Nicaragua.
Mi familia y yo volvimos a Guatemala por algunos meses y tuvimos que cumplir algunas asignaciones a distancia. Entre nuestras responsabilidades estaba dirigir la obra misional en Nicaragua desde nuestro país vía telefónica y a través de otros recursos que nos ofrecía la tecnología.
Esta modalidad de larga distancia terminó cinco meses después, cuando volvimos a Nicaragua. De nuevo, empacamos todas nuestras cosas con mucha emoción y llegamos al país el 23 de noviembre de 2018.
Cuando llegamos nos dimos cuenta de que los miembros de la Iglesia de las diferentes ramas y barrios habían hecho un excelente trabajo. Nos sumamos a ese esfuerzo y empezamos a capacitar a los misioneros de barrio y rama para que pudieran compartir el Evangelio con sus amigos y vecinos. Mi esposa y yo visitamos todas las estacas, de manera que pudimos recorrer toda Nicaragua.
Los líderes llamaron a misioneros en sus diferentes unidades, empezando por las estacas más fuertes en Managua, en el occidente y el sur del país. Ese año fueron llamados 396 misioneros de barrio y rama en las 12 estacas y en los cuatro distritos del país.
En algunas unidades la organización fue más fácil, pues solo hubo necesidad de reactivar los llamamientos de misionero de barrio y rama. En otros lugares debieron empezar desde cero, porque los miembros estaban confiados en que los misioneros de tiempo completo realizaban todo el trabajo de buscar y enseñar a investigadores.
La obra tuvo éxito. Los líderes motivaron y capacitaron a los miembros. Cada pareja puso su mejor esfuerzo por cumplir con el llamamiento que le fue asignado. Hubo bautismos de amigos, familiares y vecinos.
Mi esposa y yo adoptamos a estos nuevos misioneros de barrio y rama con mucho amor. Les enseñamos que cada uno debía obtener un testimonio personal para luego abrir su boca sin temor y dar a conocer la Iglesia. Los animamos a tener experiencias espirituales, a visitar a todos los miembros, incluyendo los menos activos, e involucrar a todos en la obra misional.
En algunas unidades de la Iglesia, los misioneros de barrio y rama prepararon a nuevos conversos enseñándoles ellos mismos todas las lecciones hasta el bautismo. Algunos me presentaron a varios conversos cuando teníamos reuniones y era de gran gozo escucharles compartir su testimonio y agradecer a quienes les habían ayudado a conocer a Cristo.
Estas personas verdaderamente se identificaron con estos jóvenes misioneros de barrio y rama que les enseñaron el Evangelio. Eso fue gracias al extraordinario trabajo de los miembros.
El reporte del trabajo de las parejas de misioneros de barrio y rama se rendía al consejero de estaca y distrito asignado a la obra misional. A su vez, ellos rendían el informe a los Setenta de Área, el élder Luis J. Camey y el élder José E. Maravilla. Ellos presentaban el informe semanalmente a la presidencia del Área de Centroamérica.
A través de esa experiencia, aprendimos que la voluntad del Señor y sus planes son mucho mejor que los nuestros. La luz del Evangelio nunca se apagó en Nicaragua y los miembros mantuvieron la fe y esperanza en la construcción del templo.
El 19 de marzo del año 2019, volvimos a recibir misioneros de tiempo completo en Nicaragua. Su llegada fue la confirmación de la misericordia del Señor que no dejaría de continuar el recogimiento de Israel en este país, y que se acuerda de ellos constantemente. ¡Cuántos milagros vimos durante este tiempo en este hermoso país! Miembros misioneros y misioneros de tiempo completo trabajando constantemente en el recogimiento de Israel.
Fuimos relevados de nuestra misión en junio del año 2019, y fue llamado un nuevo presidente a la Misión Nicaragua Managua Norte, Rodrigo Soto, quien sirve con su esposa, Maritza Muñoz de Soto. Actualmente siguen llegando más misioneros de tiempo completo a Nicaragua, y la obra misional continúa avanzando.
Hemos visto milagros en la obra misional y veremos otras cosas maravillosas en tanto los hijos de Dios estén dispuestos a hacer convenios con Él.