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Velen por el bienestar de los solteros, dice el élder Christofferson, al expresar maneras de sobrevivir al aislamiento por el COVID-19
Lea la parte 6 de una serie de entrevistas que contienen consejos de miembros del Cuórum de los Doce Apóstoles durante el brote del COVID-19.
La pandemia del COVID-19 ha creado “una gran temporada de oportunidades” para que los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días “reflexionen sobre la pertenencia”, dijo el élder D. Todd Christofferson.
Ahora es una época que requiere “una consciencia constante sobre el bienestar de quienes los rodean”, dijo el miembro del Cuórum de los Doce Apóstoles. Esto incluye, en especial, a quienes están solteros o que no tienen redes familiares tradicionales que los sostengan en este período de enfermedad y muerte, economías sofocadas y rutinas diarias alteradas.
Al hablar con Church News por videoconferencia semanas después de que la Primera Presidencia suspendiera las reuniones, cerrara los templos y trasladara a miles de misioneros a sus países de origen en respuesta a la pandemia del COVID-19, el élder Christofferson reflexionó sobre aquellos que se enfrentan solos a los desafíos actuales.
“Hay mucho que podemos hacer el uno por el otro”, dijo.
A medida que la raza humana enfrenta el distanciamiento social, las restricciones de viajes, la inseguridad económica y el acceso incierto a las necesidades de la vida, las personas y familias en todo el mundo comparten preocupaciones similares por su seguridad y bienestar, dijo. “Todos nos preguntamos: ‘¿Podré tener lo que necesito?… ¿Podré tener acceso a la atención médica si la necesitara?’”.
Los adultos solteros enfrentan desafíos adicionales, dijo.
En el contexto de la Iglesia, puede que tengan menos acceso a las bendiciones del sacerdocio y menos acceso a las ordenanzas, en particular la Santa Cena. Y tienen mayores desafíos para afrontar el aislamiento, añadió.
“En todo esto, tenemos que ser más sensibles al aislamiento y a otros desafíos que enfrentan los adultos solteros más que la mayoría de nosotros; especialmente los padres solteros, que llevan una carga enorme. Es nuestra responsabilidad dar más atención a crear un sentido de inclusión, a ser considerados en cuanto a la ayuda que ellos puedan necesitar”.
Pertenencia
La organización de la Iglesia del Señor ha proporcionado los medios para que las Sociedades de Socorro y los cuórums del sacerdocio velen y se cuiden los unos a los otros, tanto en épocas buenas como en las malas, dijo el élder Christofferson.
“Consideren lo que significa la pertenencia, cómo se siente. Hay mucho que podemos hacer los unos por los otros si tenemos un sentido de pertenencia y hermandad”.
Los momentos difíciles como estos crean oportunidades para que las Sociedades de Socorro y los cuórums del sacerdocio “lleven a cabo su propósito y brinden aquello por lo que fueron organizados”. A pesar del distanciamiento social, los cuórums y las Sociedades de Socorro deberían procurar “interacciones creativas” para ayudar a sus miembros —incluidos los adultos solteros— a percibir ese sentido de pertenencia.
La revelación personal puede guiar esas interacciones, añadió.
Citando al presidente Russell M. Nelson en la última conferencia general, el élder Christofferson dijo que los esfuerzos por escuchar al Señor “han de ser cada vez con mayor intención”.
“El presidente Nelson dijo: ‘Reitero mi súplica de que hagan lo que sea necesario para elevar su capacidad espiritual para recibir revelación personal’ (“Escúchalo”, Liahona, mayo de 2020). Eso es poderoso”.
Cuando el Señor describe la ley de consagración, Él dice que “… bus[que] cada cual el bienestar de su prójimo” (Doctrina y Convenios 82:19), dijo el élder Christofferson. “Esa es la filosofía fundamental o el sentimiento que debe haber en un cuórum o en una Sociedad de Socorro y en una familia”.
Esa “consciencia constante por el bienestar de otra persona” representa llegar a Sion o establecer Sion”.
Esto descarta la contracultura del mundo actual, donde hay una tendencia natural a mirar nuestro interior y preguntarse: “¿Y yo? ¿Qué necesito? ¿Cómo voy a ser feliz?”, dijo el élder Christofferson.
Mirar hacia afuera, hacia otras personas, es el concepto en el que se basa la ministración. “Es más elevado y santo que simplemente cumplir con una asignación o poner una marca de verificación en una casilla de visitas”. Pidió a los Santos de los Últimos Días que “nos reorientemos un poco más hacia los demás y hacia el bienestar mutuo”.
Si bien los líderes pueden proporcionar algunas oportunidades para ello, también debe “ser algo que venga de nosotros, sin ninguna asignación”, añadió. “Es una manera natural de vivir y de pensar. Se trata de aumentar nuestra conciencia respecto a los demás”.
Los desafíos de la soledad
El élder Christofferson dijo que el aislamiento forzado puede llevar a la soledad y generar consecuencias negativas para la salud física y mental. Sugirió los siguientes consejos para los adultos solteros que se preguntan cómo lidiar con los desafíos de la soledad:
Presten servicio: El mirar más allá de uno mismo puede disminuir el aislamiento, dijo. Busquen oportunidades en la comunidad para prestar servicio, algunas de las cuales se pueden encontrar en el sitio web patrocinado por la Iglesia JustServe.org. “Encuentren una manera de contribuir. Busquen una oportunidad para ayudar, para ser amables”.
Hay cosas que se pueden hacer en línea, y hay maneras de utilizar con seguridad una mascarilla, guantes y otros artículos de protección y ofrecer servicio comunitario, dijo. Muchas personas en Utah, por ejemplo, están participando en el Project Protect, cosiendo mascarillas para proveedores locales de atención médica de primera línea.
Trabajen: “Si tienen la oportunidad de trabajar desde casa, háganlo”, dijo. Si trabajar no es una opción por ahora, “planifiquen formas de adelantar su carrera”. Quizás pueden tomar cursos en línea.
“Una vez que las cosas se normalicen, estarán agradecidos por haberse tomado el tiempo, cuando lo tenían, de examinar opciones profesionales y de progresar. Solo porque las cosas se han interrumpido momentáneamente, no significa que no podamos prepararnos para lo que podría deparar el futuro”.
Interactúen: Busquen maneras de “interactuar como seres humanos, como hermanos y hermanas”, incluso llamen a otras personas por teléfono.
“Simplemente llamen para hablar”, dijo. “No necesitan un mensaje en particular ni una petición, simplemente conversen”.
Cumplan con la asignación de prestar servicio como hermano o hermana ministrante. Organicen un grupo de estudio en línea o encuentren uno en el cual puedan participar. Sean creativos. “Encuentren cosas que sean edificantes y cosas que sean divertidas”.
Busquen oportunidades misionales y de historia familiar: En las circunstancias actuales, algunas personas podrían estar más dispuestas que antes a pensar en la religión, dijo. Compartan el Evangelio con ellas. Ayuden a los misioneros de tiempo completo a encontrar personas para enseñar. Aprovechen el tiempo adicional para aprender sobre historia familiar y enseñen a otras personas a hacer lo mismo.
Lean: “Supongo que todos tienen una lista de libros que quieren leer pero que no han tenido tiempo para hacerlo”, dijo, mencionando que a él le gustan las biografías.
Busquen cosas ennoblecedoras que les nutran el alma. “Un poco de entretenimiento como condimento también es muy bueno”.
Hagan ejercicio: “Esto es algo que recomendaría a cualquier persona, pero especialmente a alguien que está aislado. Den un paseo, adentro o afuera”.
Desarróllense espiritualmente: Este es un momento clave para el desarrollo espiritual personal, para “deleitarse en las palabras de Cristo”, dijo el élder Christofferson. “Tenemos un poco más de tiempo de tranquilidad. Este es el momento para aprender a ‘escucharlo a Él’”.
El presidente Nelson ha pedido a los Santos de los Últimos Días que desarrollen una mayor capacidad para reconocer y recibir revelación personal.
“Requiere disciplina e intencionalidad. Asuman la responsabilidad personal de ello. Como dijo Heber C. Kimball (1801–1868), podemos ser ‘como la arcilla es en las manos del alfarero’”.
Aférrense: Para quienes están esperando recibir la Santa Cena, asistir al templo o reunirse a menudo con otras personas, el élder Christofferson prometió que la situación actual cambiará. “No estaremos sin estas cosas para siempre”, dijo.
“A ninguno de nosotros se olvida”
Durante la epidemia mundial de gripe de 1918, George Goates era un granjero que cultivaba remolachas azucareras en Lehi, Utah, dijo el élder Christofferson. Cuando George comenzaba una cosecha lenta y difícil, la gripe se cobró la vida de cuatro miembros de su familia en el transcurso de seis días. Al final del terrible intervalo de la construcción de ataúdes, se dirigió de nuevo al campo de remolachas, pasando por los campos de sus vecinos, en los que ya se había realizado la cosecha.
En camino a los campos de él, vio carreta tras carreta con remolachas conducidas por granjeros vecinos que se dirigían a la fábrica. No fue hasta que George llegó a sus campos que se dio cuenta de que las remolachas eran suyas.
Mientras se enjugaba las lágrimas, “miró hacia el cielo y dijo: ‘Gracias, Padre, por los élderes de nuestro barrio’”.
Los miembros de la Iglesia del Señor deberían sentir que hay muchas personas que los apoyan y son conscientes de ellos incluso en asuntos inesperados, dijo el élder Christofferson.
A veces, los Santos de los Últimos Días solteros piensan que “nadie los respalda”. Pero, para el Señor, “a ninguno de nosotros se olvida”, añadió. “Nadie puede decir: ‘El Señor no me está cuidando’… Nadie puede decir eso”.
El élder Christofferson recordó una época de su vida en la que un problema constante que tuvo durante largo tiempo le hizo centrarse en el Señor.
La pandemia actual —o cualquier dificultad— puede “volvernos más hacia Él”, dijo.
A cambio, el Señor ha prometido paz a Sus hijos. “No saben cómo saldrá todo, qué sucederá ni cómo van a lograrlo, pero todo saldrá bien. Y pueden estar en paz”.
Alma, al hablar a su hijo Helamán, dijo: “Sé que quienes pongan su confianza en Dios serán sostenidos en sus tribulaciones, y sus dificultades y aflicciones, y serán enaltecidos en el postrer día” (Alma 36:3).
El élder Christofferson dijo que esas promesas también se aplican “al aquí y ahora”.
Ese también es su mensaje: “Dios los apoyará si se vuelven a Él. A nadie se le excluye de esa promesa”.
Esa promesa sostendrá a los Santos de los Últimos Días en esta gran época de oportunidades a medida que sean conscientes de los demás y produzcan una cosecha de almas, incluso la propia. El ministrar junto al Salvador —y a Su manera— “servirá para traer a todos, incluso los que están solos, con seguridad a la Iglesia”, dijo.