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Él nos espera en la gloria del sol
Como única miembro de la Iglesia en mi familia, siempre he sido fuerte y constante a mis convenios. Durante un tiempo me había sentido vacía; no sabía el porqué. Tal vez porque sentía que todo se había desmoronado; necesitaba crecer y madurar.
Mientras me sentía de esa forma, nunca dejé de orar; magnificaba mi llamamiento, buscaba consuelo en las Escrituras, en mi bendición patriarcal y en nutrirme espiritualmente cada domingo; pero aun así, ¡me hacía falta algo!
La Conferencia General de octubre de 2019 fue espectacular, y el mensaje que estremeció mi corazón fue el de la Hna. Reyna I. Aburto, “En sol y sombra, Señor acompáñame”, donde nos compartió que todas nuestras aflicciones serán consumidas en el gozo de Cristo.
Y fue así. Me había sentido vacía y no sabía por qué; y era porque la tristeza y la ansiedad en mi vida me invadían. No podía asimilar muchas cosas en mi vida, situaciones y personas. Nunca había sentido tanta tristeza en mi vida. Había olvidado mis metas durante un tiempo y una de ellas era poder recibir mis investiduras en el templo.
El mensaje “En sol y sombra, Señor acompáñame” era claro y preciso; tenía que expresarme más abiertamente a mi Salvador cómo me sentía, elevar mi corazón a Dios; y Él me abrazó. Me recordó que nunca me dejaría; recordé mis convenios, mi propósito, y que mi felicidad depende de mí; que independientemente de la situación, debo ofrecer amor y percibir la luz que Jesucristo me brinda.
Y fue así; Él preparó el camino para mí, sanó mi corazón. Sabía que durante el tiempo difícil que vivimos era necesario que yo aprendiera y fuera aún mucho más fuerte actualmente.
El Salvador me invitó a tener una nueva y mejor versión de mí, dándome la oportunidad de progresar más y amar las cosas sencillas y difíciles de la vida.
El presidente Russell M. Nelson nos compartió que nosotras las mujeres tenemos acceso directo al cielo, y aquellas hermanas que hemos sido investidas “han recibido y han hecho convenios sagrados con Dios en Su templo. De esos convenios fluye sobre ustedes una investidura del poder del sacerdocio de Él”.
Y he sido bendecida, y con amor sé que Él nos espera ansiosamente en la gloria del sol.