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Milagros de conferencia
El año pasado, cerca de estas fechas, yo no me sentía bien conmigo misma ni con Dios. Me alejé de las personas que más quiero y cometí muchos errores, los cuales me metieron en varios problemas. Mi papá no quería hablar conmigo y mi mamá sentía mucha decepción hacia mí.
Todo esto pasó más o menos dos semanas antes de la conferencia general de abril. Yo me sentía sola y me sentía mal por fallarles a mis padres, a mí misma y a Dios. Al acercarse la conferencia, tomé la decisión de cambiar. Me preparé para la conferencia y, junto con mis tres hermanos y mis padres, vimos todas las sesiones de la conferencia juntos.
Cada mensaje que escuché me fortaleció, me hizo reflexionar y me ayudó a salir de ese hoyo en el que me sentía atrapada. Pude encontrar la paz que estaba buscando con anhelo y pude sentir el amor de mi Padre Celestial mediante Su profeta y Sus apóstoles.
Una de las frases más reconfortantes en esa conferencia fue una cita del presidente Nelson; él dijo: “Al escoger arrepentirnos, ¡escogemos cambiar! Permitimos que el Salvador nos transforme en la mejor versión de nosotros”1.
Esas pequeñas palabras, pero con un gran significado, hicieron que sintiera el consuelo y el amor que necesitaba; en ese momento sentí como si me lo estuvieran diciendo solo a mí. La experiencia que tuve al sentir eso es indescriptible, fue algo simplemente hermoso. Yo sé que esta es la Iglesia verdadera, que tenemos un Padre misericordioso que nos ama y Él nunca nos dejará solos. Nacimos en esta época por una razón y tenemos un propósito divino en esta tierra; cada uno de nosotros es importante ante los ojos de nuestro Padre Celestial. Dejo estas cosas en el nombre de Jesucristo. Amén.