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Llamadas a Servir
Melisa y Carola Gomila, son hermanas mellizas y asisten al barrio Castelar, Estaca Castelar, Buenos Aires Argentina. Durante el mes de mayo de 2021, fueron llamadas a servir como misioneras de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos días. La hermana Melisa Gomila había sido llamada a servir en la Misión Chile Santiago Sur y, a causa de las restricciones anunciadas por el Covid-19, fue reasignada a la misión Argentina Bahía Blanca. Por las mismas circunstancias, la hermana Carola Gomila, que había sido llamada a servir en la Misión Colombia Bogotá Norte, fue reasignada a la misión Argentina Córdoba.
Testimonio de la Hna. Carola Gomila
Desde que recibí mi llamamiento creció en mí un mayor sentido de responsabilidad con el Señor, así como también creció mi deseo de guardar los mandamientos y esforzarme por mejorar mi actitud y conducta. Esos sentimientos aumentaron cuando fui apartada como misionera.
Una de las primeras cosas que aprendí en el Centro de Capacitación Misional fue que el primer converso que debemos tener como misioneros es uno mismo. Para eso nos enseñaron la importancia de ponernos metas y hacer planes para lograrlas. Una de mis metas fue aprender a atesorar las Escrituras y estudiarlas, con el propósito de profundizar mi conocimiento y recibir mayor revelación.
El plan que me propuse seguir fue el de leer El Libro de Mormón desde cero y empezar cada estudio con una pregunta en mente. También me propuse aplicar lo que leía a mi vida. Una de las cosas que aprendí me la enseñó Nefi. Muchas veces, cuando pasaba por dificultades, yo acostumbraba a orar y pedirle al Padre Celestial que cambiara mis circunstancias. Al estudiar el Libro de Mormón me di cuenta de que Nefi no hacía esto. Cuando sus hermanos lo ataron e intentaron terminar con su vida, Nefi no le pidió al Padre que cortara sus ataduras, Él exclamó: “¡Oh Señor, según mi fe en ti, líbrame de las manos de mis hermanos; sí, dame fuerzas para romper estas ligaduras que me sujetan!” (1 Nefi 7:17).
En estos tiempos, todos estamos pasando por muchos desafíos y yo misma pasé por varias frustraciones desde que fui llamada. No obstante, aprendí que puedo seguir el ejemplo de Nefi y orar para pedir resiliencia y fortaleza para soportar mis dificultades, pero también puedo pedirle al Padre Celestial más fuerza y entendimiento para ser yo la que cambie mis circunstancias. Gracias a esto, mis obstáculos no me aplastaron, y todavía encuentro en mí energía suficiente para seguir avanzando con buen ánimo. Creo que todos podemos poner en práctica el maravilloso ejemplo del profeta y usar el poder habilitador de la expiación de Jesucristo para pedir más fuerza, la suficiente para que podamos mejorar nuestra situación.
Testifico que El Libro de Mormón es verdadero y que, si lo estudiamos con un propósito, vamos a poder encontrar los “tesoros escondidos” que Dios desea que aprendamos. El Padre Celestial y Jesucristo nos aman, y sé que están deseosos de ayudarnos para que progresemos y experimentemos gozo en esta vida, para que podamos volver a Su presencia habiendo alcanzado nuestro potencial divino como hijos e hijas de Dios. En el nombre de mi Salvador y Redentor, Jesucristo. Amén.
Testimonio de Hna. Melisa Gomila
Estas tres semanas en el Centro de Capacitación Misional fueron increíbles. Aprendí muchísimo, conocí a personas hermosas, pero lo más importante es que mi fe se fortaleció. Antes de comenzar en el Centro de Capacitación Misional, en su nueva modalidad virtual, pensé que no iba a ser lo mismo que antes cuando era presencial. Pensé que me iba a perder muchas cosas. Sin embargo, me sorprendí con todo lo que viví y sentí. Realmente el Espíritu no tiene límites, pude sentirlo en cada clase y en cada reunión. Indudablemente, el Centro de Capacitación Misional virtual en casa fue una experiencia en la que aprendí, viví y crecí mucho. Algo que también me ayudó a fortalecer mi fe fue la oportunidad de realizar convenios sagrados en la Casa del Señor. Nunca me sentí tan cerca de mi Creador como en ese hermoso lugar.
En estos últimos días viví muchas frustraciones y pruebas. Las nuevas restricciones gubernamentales trajeron muchas consecuencias para el comienzo de mi servicio en el campo misional. No obstante, no estoy tan desanimada como habría estado en otro momento. Este tiempo de preparación a través del estudio diario de las Escrituras en forma individual y en compañerismo, más las clases que recibí y especialmente el haber entrado al templo y hecho convenios más elevados, me ayudó a acercarme más a mi Padre Celestial, a sentir el amor del Salvador y a mantener la compañía del Espíritu. Creo que eso es lo que me mantiene animada y deseosa de servir aun en estos tiempos difíciles.
Testifico que si confiamos verdaderamente en el Señor y nos mantenemos firmes en la fe, podremos superar cualquier desafío, frustración o prueba que se presente en nuestra vida. Podemos tener la “firme esperanza de un mundo mejor” (Éter 12:4).
Si superamos aquellas pruebas con fe y diligencia, el gozo y la recompensa será aún mayor. Sé que el Padre Celestial tiene Su manera y Su tiempo de actuar, y confío en que, en el momento indicado, todo mejorará. En el nombre de mi Salvador y mi Redentor, Jesucristo. Amén.