“Impresiones en el templo”, Liahona, julio de 2023.
Impresiones en el templo
La Casa del Señor es un lugar de revelación. Cuanto más a menudo vamos al templo, más probabilidades hay de que recibamos revelación.
La Casa del Señor no es solo un edificio sagrado donde llevamos a cabo la obra de salvación, sino también un lugar de revelación, donde podemos recibir impresiones grandes y pequeñas, donde pueden sanarse las heridas de nuestra alma y donde el Señor puede inspirar nuestro corazón de maneras inesperadas.
Una impresión clara
Cuando prestaba servicio como obrero de ordenanzas en el Templo de Houston, Texas, un grupo de motociclistas se detuvo en el estacionamiento y preguntaron si podían entrar en el templo. El presidente del templo, Richard Sutton, explicó al grupo el propósito del templo y la necesidad de tener una recomendación para entrar en el edificio. El motociclista líder y su compañera prestaron particular atención.
“Sentí algo cuando pasamos por su edificio”, dijo. “No puedo explicarlo, pero fue una impresión tan clara que quería averiguar qué podría haberla causado”.
La pareja quería saber más, así que el presidente Sutton hizo arreglos para que los misioneros los visitaran.
Más de un año y medio después, llamaron a la puerta de la oficina del presidente Sutton en el templo. “No me reconocerá, pero hace un tiempo pasé por aquí con algunos amigos en nuestras motocicletas. En aquel entonces, solo podía mirar desde afuera”. Mientras sostenía en alto la recomendación para el templo, continuó: “Hoy voy a mirar desde adentro”.
Un segundo idioma
Cuando Dean y Bonnie Hill fueron llamados a servir como misioneros mayores en el Templo de Cochabamba, Bolivia, Bonnie estaba preocupada. Nunca había estudiado español y no estaba segura de su capacidad para efectuar las ordenanzas necesarias o para relacionarse con otras personas en un idioma desconocido. En una bendición del sacerdocio, se le prometió que podría comunicarse tanto verbal como espiritualmente en español.
“No puedo hablar mucho español fuera del templo”, dice. “Pero en la Casa del Señor se me hace más fácil”.
Incluso después de que ella y su esposo regresaron a casa y asistieron a sesiones en español en el Templo de Ogden, Utah, los participantes señalaron su magnífico acento.
Hacer algo para experimentar la alegría
El presidente Russell M. Nelson dijo: “Podemos sentirnos inspirados durante todo el día sobre experiencias del templo y de historia familiar que otras personas hayan tenido. Sin embargo, debemos hacer algo para experimentar realmente la alegría por nosotros mismos”1.
En el templo nos esperan el gozo y la inspiración, así como las impresiones y las confirmaciones. Allí se habla y se entiende un idioma celestial que no está disponible en ninguna otra parte de la tierra. Tenemos acceso a la revelación que el Señor desea darnos en el templo cuando no solo asistimos a él, sino que también vamos esperando recibir revelación. Los siguientes son algunos ejemplos de la inspiración que se recibe:
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Martin Goury, de Costa de Marfil, buscó guía en el templo sobre un asunto importante de la vida y tuvo una confirmación extraordinaria de que sus oraciones al respecto ya habían sido contestadas. Ese es el principio que el Señor enseñó a Oliver Cowdery: “… piensa en la noche en que me imploraste en tu corazón […]. ¿No hablé paz a tu mente en cuanto al asunto?” (Doctrina y Convenios 6:22, 23).
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Randy Bronson vive cerca del Templo de Payson, Utah, y ha pasado años haciendo investigación de historia familiar. “Pero tengo un hijo menos activo y no siempre estoy seguro de lo que puedo hacer por él. Así que no solo pongo su nombre en las listas de oración, sino que oro fervientemente en el templo, tratando de averiguar qué puedo hacer por él. Entonces recibo indicios de lo que puedo decir o hacer por él”.
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“Eres una buena madre”, dijo Stephanie Fackrell Hill a una desconocida en el Templo de Logan, Utah. “¿Cómo lo sabe?”, preguntó con vacilación la joven madre. La hermana Hill dijo: “Vi las manchas de pintura de tus hijos en tus manos, y entonces el Espíritu me indicó que te lo dijera”. La joven madre había tratado de ocultar las manos. Aliviada, ahora se sentía aceptada en vez de sentir que llamaba la atención.
El templo es un lugar no solo para ayudar a salvar a nuestros antepasados, sino también para recibir el tipo de revelación que puede guiarnos a nosotros y a los demás a lo largo de la senda de los convenios. El presidente Nelson declaró: “… cada uno de nosotros necesita el continuo fortalecimiento espiritual y la tutoría que solamente es posible recibir en la Casa del Señor”2. Esos susurros e impresiones que se reciben en Su santa casa nos enseñan a ver como Jesús ve, a oír como Él oye y a vivir como Él vivió.
El autor vive en Utah, EE. UU.