“Cómo apacentar a las ovejas del Señor temporal y espiritualmente”, Liahona, octubre de 2023.
Cómo apacentar a las ovejas del Señor temporal y espiritualmente
Como discípulos de Jesucristo, declaramos nuestro amor por Él mediante la forma en que apacentamos Sus ovejas.
En una ocasión, el Señor Jesucristo resucitado preguntó a Pedro: “¿Me amas?”. Pedro respondió: “Sí, Señor, tú sabes que te amo”. Jesús preguntó dos veces más: “¿Me amas?”. Cada vez, Pedro contestó que sí y, cada vez, Jesús respondió diciendo: “Apacienta mis corderos” o “Apacienta mis ovejas” (Juan 21:15–17).
En mi despacho, en las Oficinas Generales de la Iglesia, varias imágenes en la pared representan al Señor sirviendo, bendiciendo y sanando a Sus ovejas. Me recuerdan lo profundamente preocupado que está por el bienestar de todos los hijos de Su Padre. Él es el Buen Pastor, Él conoce y ama a Sus ovejas. Esa es la razón por la que dio a Pedro la comisión de apacentar Sus ovejas.
Como miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días y discípulos del Señor Jesucristo, también se nos invita a participar en la obra del Señor de cuidar y nutrir a los demás. Se nos llama a apacentar las ovejas del Señor tanto temporal como espiritualmente.
Necesidades temporales, necesidades espirituales
“Yo soy la luz del mundo”, dijo Jesús (Juan 8:12). Sin embargo, cuando las personas y las familias tienen necesidades temporales apremiantes, puede resultarles difícil ver Su luz y sentir Su Espíritu. Tal vez se sientan como si estuvieran viviendo en tinieblas.
La Iglesia tiene muchos recursos para ayudar a las ovejas del Señor a mejorar su salud física y emocional, a procurar instrucción y empleo, y a llegar a estar preparados temporalmente1. A menudo, los necesitados no saben adónde acudir ni qué recursos están disponibles. A veces pueden ser demasiado tímidos o estar demasiado avergonzados para pedir ayuda. Al guardar el mandamiento del Señor de apacentar Sus ovejas, nosotros podemos ayudar a las personas a encontrar esos recursos.
Todos los recursos de la Iglesia se basan en los principios del Evangelio. A medida que las personas apliquen esos principios espirituales a sus necesidades temporales, se fortalecerá su fe en Jesucristo. De esta manera, pueden sentir la luz del Salvador en su vida, crecer en fortaleza espiritual y continuar a lo largo de la senda de los convenios que conduce de regreso al Padre Celestial y a Su Hijo, Jesucristo.
Unidad mediante el ayuno, los diezmos y las ofrendas
Dos maneras importantes que el Señor nos ha dado para ayudar a apacentar Sus ovejas son ayunar, y pagar diezmos y ofrendas.
Cuando se hace con el espíritu correcto, ayunar es mucho más que no ingerir alimentos ni bebidas. Es una cuestión de adoración que fortalece nuestra relación con nuestra familia, amigos y vecinos, y finalmente con el Señor. Sé que cuando estoy en el espíritu del ayuno, soy más sensible a las necesidades de los demás. Entiendo mejor cómo puedo ayudarles.
Pagar el diezmo requiere gran fe, pero también aumenta la fe. A medida que nuestra fe crezca, el Espíritu nos inspirará a dar una ofrenda de ayuno generosa. Las ofrendas de ayuno brindan la oportunidad de dar de forma anónima de nuestros recursos para bendecir a nuestros hermanos y hermanas que se encuentran con necesidades espirituales o temporales. Ayunar y pagar los diezmos y ofrendas nos brinda unidad con el Señor, con nuestra familia y con aquellos a quienes servimos en la Iglesia.
Ministrar para encontrar a la persona en particular
Jesucristo ministró a todos los que lo rodeaban. En especial, buscaba a aquel que más lo necesitaba. Cuando salimos como como hermanos o hermanas ministrantes, podemos buscar y ministrar a los necesitados. Y cuando aquellos a quienes ministran sepan que ustedes verdaderamente se preocupan por ellos, sentirán la luz del Evangelio y el amor de ustedes y del Señor. También es más probable que ellos le pidan apoyo a usted y a la Iglesia, si lo necesitan.
Si quieren apacentar las ovejas del Señor, una forma maravillosa de comenzar es servir a los demás, compartir la luz del Señor con ellos y, si es necesario, ayudarles a encontrar los recursos que necesiten durante las visitas de ministración.
Sea receptivo a la inspiración
Un domingo, mientras servía como obispo en México, me senté en el estrado justo antes de la reunión sacramental y vi a una hermana entrar en la capilla. Era una conversa reciente y siempre parecía tímida. El Espíritu me inspiró a averiguar de qué modo el consejo de barrio podía ayudarla a sentirse más cómoda en la Iglesia. Le pedí a la presidenta de la Sociedad de Socorro que se acercase a esa hermana.
Un tiempo después, la presidenta de la Sociedad de Socorro me dijo: “Obispo, esta hermana tiene gran necesidad de que se le reemplacen los dientes”.
Esa era una de las razones por las que la hermana era tan tímida. No hablaba ni sonreía porque no quería que nadie le viera los dientes. La presidenta de la Sociedad de Socorro preguntó qué debíamos hacer. Decidí hacer los arreglos para que un dentista la examinara y averiguara lo que debía hacerse.
“¿Está seguro?”, preguntó la presidenta de la Sociedad de Socorro. “Podría ser caro”.
Le dije que podíamos hacerlo. Como barrio, encontramos la manera de ayudar a la hermana. Cuando la volví a ver, hablaba y sonreía. ¡Nunca antes le había visto la sonrisa!
A partir de ese momento, la vida de la hermana cambió. Llegó a ser una miembro más activa del barrio y con el tiempo fue al templo. En la actualidad, es obrera de ordenanzas del templo. Estoy seguro de que si alguna vez voy al templo donde presta servicio, la veré sonreír.
He descubierto que cuando observamos las necesidades de los demás, podemos fortalecerlos, ayudarlos a superar sus desafíos, nutrirlos y ayudar a llevarlos a Jesucristo. Nunca debemos dar por supuesto lo que se puede o no se puede hacer. Con la ayuda del Señor, podemos encontrar muchas oportunidades de servir y bendecir a Sus ovejas.
Acudan a Jesucristo
En el Nuevo Testamento, leemos acerca de la mujer que sufrió durante doce largos años de flujo de sangre. Ejerció gran fe en el Señor cuando se le acercó entre la multitud. Creía con todo el corazón que si tan solo tocaba Su ropa, sería sanada. Cuando tocó el borde del manto del Señor, inmediatamente sanó (véase Lucas 8:43-44). Jesús le dijo que tuviera buen ánimo y: “… tu fe te ha sanado; ve en paz” (Lucas 8:48).
Si necesita ayuda temporal o espiritual, siga el ejemplo de esa mujer fiel y acuda a Jesucristo. Esfuércese espiritualmente y acérquese más al Señor de lo que lo haya hecho nunca antes. Mediante sus propios esfuerzos y el poder de Jesucristo puede trabajar por su bienestar espiritual y temporal. El Señor proveerá los milagros que necesite para cubrir las necesidades espirituales y cotidianas de la vida, de acuerdo con Su voluntad, manera y tiempo.
¿Lo amamos a Él?
La pregunta del Señor a Pedro es una pregunta que podría hacernos a cada uno de nosotros: “¿Me amas?”. Si nuestra respuesta es “sí”, entonces debemos convertir nuestras palabras en acciones. Como discípulos de Jesucristo, declaramos nuestro amor por Él mediante la forma en que apacentamos Sus ovejas.
Ya sea que suceda aquí o al otro lado del velo, el Señor derramará Sus bendiciones sobre nosotros a medida que apliquemos Sus enseñanzas y sirvamos a los demás como lo indique el Espíritu. Muchas de esas bendiciones se encuentran en Su Iglesia en la actualidad. Si somos fieles, Él promete que “todo lo que mi Padre tiene [nos] será dado” (Doctrina y Convenios 84:38).
Sentirán el amor del Señor por ustedes y hallarán gozo en su vida al pasar los días apacentando Sus ovejas de la manera que Él lo haría si viviera entre nosotros hoy en día.