2023
¿Podría yo ser una de los escogidos de Dios?
Octubre de 2023


“¿Podría yo ser una de los escogidos de Dios?”, Liahona, octubre de 2023.

Jóvenes adultos

¿Podría yo ser una de los escogidos de Dios?

Cuando era niña, creía que Dios tenía una lista de hijos favoritos, y no pensaba que yo estuviera en esa lista.

joven adulta sonriente formando un corazón con las manos

Fotografía tomada con una modelo

¿Eres escogido?

Cuando era niña, no era muy religiosa. Conocía los principios básicos del cristianismo, pero siempre tenía más preguntas que fe, y en realidad no pensaba mucho en ello. Pero siempre había escuchado a mi devota y religiosa tía repetir Mateo 22:14:

“Porque muchos son los llamados, pero pocos los escogidos”.

“¿Escogidos para qué?”, pensaba yo.

Nunca entendía lo que ese versículo en verdad significaba, y nunca me molesté en preguntarle a ella. Comencé a dar por sentado que ese versículo de las Escrituras significaba que Dios debía tener una lista de Sus hijos favoritos que ocuparían todos los asientos del cielo: Sus pocos escogidos.

Y no creía que yo fuera una de esos favoritos.

A medida que iba creciendo, y cuanto más observaba la forma en que vivían otras personas, sentía que, independientemente de lo que hiciera en mi vida, ya fueran cosas buenas o malas, sería insignificante si no era una de Sus “escogidos”.

¡Ni siquiera sabía cómo alcanzar ese estatus!

Sabiendo eso, comencé a creer que nunca llegaría a ser gran cosa a los ojos de Dios. No heredaría Sus bendiciones ni promesas, porque no había nacido como favorita.

Contados entre Sus escogidos

Esos pensamientos a menudo me llenaban de ansiedad. Deseaba desesperadamente aprender más acerca de lo que significaba llegar a ser una de las personas escogidas de Dios, y lo que se necesitaba para recibir Sus bendiciones.

Un día, mientras navegaba por las redes sociales, vi un anuncio de Ven, sígueme y, al hacer clic en él, encontré la manera de conectarme con misioneros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Mi deseo de encontrar respuestas y esperanza en mi vida hizo que aceptara reunirme con ellos.

Por medio de sus lecciones y muchas oraciones, aprendí mucho acerca del evangelio de Jesucristo, mi propósito en la vida y, lo más importante, el amor perfecto que el Padre Celestial tiene por mí, Su divina hija.

Fui bautizada y sentí que mi vida se llenaba de gran gozo y entendimiento, pero aún no sentía la seguridad que anhelaba. La ansiedad que sentía antes de unirme a la Iglesia había disminuido, pero seguía sin saber si yo era una de los pocos escogidos de Dios que heredarían todo lo que Él tiene. No sabía qué más podía hacer para llegar a ser una de esas personas especiales.

Todo aquello cambió unos meses después, cuando estaba viendo la conferencia general. Tenía la esperanza de encontrar algunas respuestas a las preguntas que seguían inquietándome cuando el élder David A. Bednar, del Cuórum de los Doce Apóstoles, comenzó a hablar. Me sorprendió cuando lo escuché mencionar el mismo versículo que me había desconcertado a lo largo de mi vida.

De pronto, me llené de esperanza.

El élder Bednar explicó que “[el Padre Celestial] no limita ‘los escogidos’ a unos cuantos; por el contrario, nuestro corazón, nuestros deseos, nuestro cumplimiento de las ordenanzas y los convenios sagrados del Evangelio, nuestra obediencia a los mandamientos y, lo más importante, la gracia y misericordia redentoras del Salvador determinan si seremos contados como uno de los escogidos de Dios”1.

Y, en ese momento, lo supe: Yo soy escogida.

Las palabras del élder Bednar me transmitieron un profundo sentimiento de gratitud que me conmovió. Me sentí más bendecida que nunca por haber encontrado La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.

También escogerlo a Él

Dios no tiene favoritos —Él ama a todos Sus hijos con un amor perfecto— pero ser escogido significa que nosotros también lo escogemos a Él.

Somos escogidos porque escogemos dejar que Él prevalezca en nuestra vida por encima de todo lo demás.

El élder Bednar me inspiró a permanecer fielmente en la senda de los convenios conforme persevero hasta el fin. También me sentí inspirada por el mensaje del presidente Russell M. Nelson de dar prioridad a mi relación con el Padre Celestial y de esforzarme por abandonar y vencer al mundo2 ¡y así poder regresar a Él!

Testifico que, independientemente de nuestros orígenes, nuestros pecados, defectos o falta de autoestima, gracias a Jesucristo todos podemos ser “escogidos” de Dios. Podemos volver a vivir con nuestro Padre Celestial y heredar “todo lo que [Él] tiene” (véase Doctrina y Convenios 84:38). Si venimos a Cristo, hacemos convenios y los guardamos, aceptamos la plenitud de Su evangelio y nos esforzamos por llegar a ser como Él, ser uno de Sus escogidos se convierte en una realidad, lo cual es un hermoso don de nuestro amoroso Padre Celestial.