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Lección 8: ¿Cómo puede ayudarme la fe en Jesucristo y en Su Expiación?


“Lección 8: ¿Cómo puede ayudarme la fe en Jesucristo y en Su Expiación?” Cómo llegar a ser una familia autosuficiente y fuerte ante la adversidad, 2016

“Lección 8”, Cómo llegar a ser una familia autosuficiente y fuerte ante la adversidad

Lección 8

¿Cómo puede ayudarme la fe en Jesucristo y en Su Expiación?

El propósito de esta lección es ayudarle a desarrollar la capacidad de recuperación y la fortaleza espiritual aprendiendo a confiar en Jesucristo y en Su Expiación en todo momento.

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Jesucristo

Recursos

A continuación encontrará una lista de recursos que puede utilizar para estudiar este tema.

  • Neil L. Andersen, “Torbellinos espirituales”, Liahona, mayo de 2014, págs. 18–21.

  • David A. Bednar, “Fortaleza que va más allá de la nuestra”, Liahona, marzo de 2015, págs. 52–55.

  • Dieter F. Uchtdorf, “El don de la gracia”, Liahona, mayo de 2015, págs. 107–110.

  • Linda K. Burton, “¿Está escrita en nuestro corazón la fe en la expiación de Jesucristo?”, Liahona, noviembre de 2012, págs. 111–115.

  • Dallin H. Oaks, “Fortalecidos por la expiación de Jesucristo”, Liahona, noviembre de 2015, págs. 61–64.

  • Mateo 11:28–30 — El Salvador nos dará descanso para nuestras almas.

  • Juan 14:18 — Jesucristo nos consolará.

  • Alma 7:11–12 — Cristo sufrió por nuestros pecados y enfermedades.

  • Doctrina y Convenios 84:88 — Los ángeles nos sostendrán.

Videos:

Reseña de aprendizaje

Dedique un momento a pensar en algunos de los desafíos que ha experimentado en su vida. Luego lea la siguiente declaración del élder Richard G. Scott, del Cuórum de los Doce Apóstoles:

“Tu Padre Celestial y Su Amado Hijo te aman con amor perfecto, y no te exigirán pasar un solo momento más de dificultad que los indispensables para tu beneficio o el de tus seres queridos” (“La confianza en el Señor”, Liahona, enero de 1996, pág. 19).

El Señor desea que usted aprenda a utilizar la adversidad en la vida para fortalecerse y recibir gozo. Una de las bendiciones que podemos recibir gracias a nuestros retos es aprender a confiar más en el Salvador; podemos llegar a conocerlo, confiar en Él, comprender Sus enseñanzas, sentir Su Espíritu en nuestro corazón y seguirlo a lo largo de nuestra vida.

Lea la siguiente declaración del élder Dallin H. Oaks, del Cuórum de los Doce Apóstoles:

“Nuestro Salvador padeció y sufrió la plenitud de todos los desafíos terrenales ‘según la carne’ a fin de que, ‘según la carne’, supiera cómo ‘socorrer [lo cual significa prestar auxilio o ayuda] a los de su pueblo, de acuerdo con las enfermedades de ellos’. Por consiguiente, Él conoce nuestros problemas, dolores, tentaciones y sufrimientos, porque por voluntad propia los padeció todos como parte esencial de Su expiación. Gracias a ello, la Expiación lo faculta para socorrernos, para darnos la fortaleza a fin de soportarlo todo” (“Fortalecidos por la expiación de Jesucristo”, Liahona, noviembre de 2015, págs. 61–62).

Principio 1: Acudir al Salvador cuando haga frente a las pruebas le traerá consuelo y paz a su alma.

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Cristo consolando a una mujer

En la víspera de Su crucifixión, el Salvador extendió la siguiente promesa a Sus apóstoles: “No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros” (Juan 14:18). Cristo nos prometió que en Él podemos tener paz. “… En el mundo tendréis aflicción. Pero confiad; yo he vencido al mundo” (Juan 16:33).

Posiblemente usted haya experimentado pruebas y dificultades como resultado de prestar servicio militar o de que un miembro de la familia lo hiciera. ¿De qué manera sintió consuelo y paz en medio de esos desafíos? Comparta una experiencia en la que usted haya acudido al Señor para que Él lo ayude a sobrellevar sus dificultades.

El élder Neil L. Andersen, del Cuórum de los Doce Apóstoles, enseñó:

“[Dios] creó su espíritu fuerte y capaz de ser resistente ante los torbellinos de la vida. Los torbellinos… pueden aumentar su fortaleza espiritual, preparándolos para los años por delante” (“Torbellinos espirituales”, Liahona, mayo de 2014, pág. 19).

El élder Andersen también enseñó que, si aprendemos a confiar en nuestro Redentor Jesucristo, estaremos “a salvo en los torbellinos” (“Torbellinos espirituales”, pág. 19).

¿De qué manera se ha preparado para los torbellinos que podría afrontar en la vida? ¿De qué manera puede ayudar a los miembros de su familia a prepararse para la adversidad?

Incluso cuando hayamos dado nuestro mejor esfuerzo para prepararnos y poner nuestra confianza en el Señor, aun así podríamos tener dificultades para sobrellevar bien nuestros desafíos. Sin embargo, podemos tener esperanza en que, mediante Su expiación, el Salvador nos fortalecerá más allá de nuestra capacidad natural.

El élder David A. Bednar, del Cuórum de los Doce Apóstoles, enseñó:

“El Salvador no solo ha sufrido por nuestras iniquidades, sino también por la desigualdad, la injusticia, el dolor, la angustia y la aflicción emocional que con tanta frecuencia nos acosan.

“No hay ningún dolor físico, ninguna angustia del alma, ningún sufrimiento del espíritu, ninguna enfermedad o debilidad que ustedes o yo experimentemos durante nuestra vida terrenal que el Salvador no haya experimentado primero. Es posible que, en un momento de debilidad, ustedes y yo exclamemos: ‘Nadie entiende; nadie sabe’. Tal vez ningún ser humano sepa, pero el Hijo de Dios sabe y entiende perfectamente, porque Él sintió y llevó nuestras cargas antes que nosotros; y, debido a que Él pagó el precio máximo y llevó esa carga, Él entiende perfectamente y puede extendernos Su brazo de misericordia en muchas etapas de la vida. Él puede extender la mano, tocarnos, socorrernos, literalmente correr hacia nosotros, y fortalecernos para que seamos más de lo que jamás podríamos ser, y para ayudarnos a hacer lo que nunca podríamos lograr si dependiéramos únicamente de nuestro propio poder” (véase “Fortaleza que va más allá de la nuestra”, Liahona, marzo de 2015, pág. 55).

La hermana Linda K. Burton enseñó:

“Tal vez si recordamos a menudo que nuestro amoroso Padre Celestial es precisamente eso, un amoroso Padre Celestial, podremos ver nuestros desafíos terrenales como una oportunidad de acercarnos a Él y de que Él se acerque a nosotros” (“Two Great Commandments” [discurso pronunciado en la Conferencia de la Mujer de BYU, 29 de abril de 2016]).

Cuando acudimos al Señor completamente, hallamos Su descanso (véase Mateo 11:28–30). Su ayuda y Su fortaleza pueden aligerar nuestras cargas.

¿De qué manera la fortaleza del Señor ha actuado en su vida? ¿Qué puede hacer para tener acceso al poder de Jesucristo y de Su Expiación durante sus desafíos?

El élder Dallin H. Oaks, del Cuórum de los Doce Apóstoles, enseñó:

“La expiación del Salvador hace más que garantizarnos la inmortalidad mediante una resurrección universal y brindarnos la oportunidad de ser limpios del pecado por medio del arrepentimiento y del bautismo. Su expiación también nos brinda la oportunidad de acudir a Él, quien ha sufrido todas las dolencias de la vida terrenal, para darnos la fuerza a fin de sobrellevar las cargas de esta vida. Él conoce nuestra angustia y desea ayudarnos” (véase “Fortalecidos por la expiación de Jesucristo”, Liahona, noviembre de 2015, pág. 64).

¿Cómo lo ha ayudado el Salvador durante sus pruebas? ¿Qué bendiciones recibió?

El élder Dale G. Renlund, del Cuórum de los Doce Apóstoles, enseñó:

“Cualquiera que sea nuestra dirección o distancia actuales con respecto al Padre Celestial y a Jesucristo, podemos optar por volvernos y acercarnos a Ellos. Ellos nos ayudarán” (“[Para que] pudiese atraer a mí mismo a todos los hombres”, Liahona, mayo de 2016, pág. 41).

¿Qué puede hacer usted para acercarse al Padre Celestial y al Salvador?

Principio 2: Dios está al tanto de los desafíos que afrontamos, y a menudo responde a nuestras súplicas inspirando a otras personas a que nos tiendan la mano en los momentos de necesidad.

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hombre que ora

El Señor puede darnos consuelo de varias maneras: a veces por medio del Espíritu Santo, otras mediante personas que nos tienden la mano cuando necesitamos ayuda. Lea Doctrina y Convenios 84:88 y la siguiente declaración del élder Jeffrey R. Holland, del Cuórum de los Doce Apóstoles:

“… cuando hablamos de aquellos que son instrumentos en las manos de Dios, se nos recuerda que no todos los ángeles provienen del otro lado del velo; con algunos de ellos caminamos y hablamos… aquí, ahora y todos los días” (“El ministerio de ángeles”, Liahona, noviembre de 2008, pág. 30).

¿Quiénes son las personas que pueden ayudarle en los momentos difíciles? ¿De qué manera ha recibido respuesta a sus oraciones por medio de las acciones y el servicio de otras personas?

Al acercarnos a Dios, empezamos a reconocer Sus tiernas misericordias mediante los actos de bondad que recibimos de otras personas. Lea Doctrina y Convenios 81:5 y luego lea la siguiente declaración del presidente Spencer W. Kimball:

“Dios nos tiene en cuenta y vela por nosotros; pero por lo general, es por medio de otra persona que atiende a nuestras necesidades” (Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: Spencer W. Kimball, 2006, pág. 92).

¿En qué oportunidad Dios ha satisfecho las necesidades de usted por medio de otras personas?

¿De qué modo el servicio de otras personas le ha ayudado a acercarse a Dios?

El élder Holland también nos recuerda que cuando oramos en busca de ayuda, debemos “[esforzarnos] por ser un poco más angelicales mediante una palabra amable, un brazo fuerte, una declaración de fe…” (“El ministerio de ángeles”, pág. 31). ¿Cómo lo ha inspirado Dios a tender la mano a otras familias de militares que afrontaban adversidades? ¿De qué modo el servicio que usted ha prestado le ha dado consuelo?

Principio 3: Usted puede tener fe en que su Padre Celestial y el Salvador lo aman, aunque experimente adversidad.

Mire los primeros seis minutos del discurso “Merced, justicia y amor”, el cual el élder Holland pronunció en la Conferencia General de abril de 2015. ¿Qué le enseña el relato de los dos hermanos acerca del amor que el Salvador tiene por usted? ¿De qué manera ha visto ese amor en su vida?

La manifestación más grande del amor del Padre Celestial por Sus hijos es el sacrificio de Jesucristo. El presidente Dieter F. Uchtdorf, de la Primera Presidencia, dijo:

“Me maravillo al pensar que el Hijo de Dios condescendiera a salvarnos con lo imperfectos, impuros, propensos a errar y desagradecidos que somos. He procurado comprender la expiación del Salvador con mi mente finita y la única explicación que hallo es esta: Dios nos ama profunda, perfecta y eternamente. No alcanzo siquiera a estimar ‘la anchura, y la longitud, y la profundidad y la altura… [del] amor de Cristo’ [Efesios 3:18–19]” (“El don de la gracia”, Liahona, mayo de 2015, pág. 107).

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Cristo y un ángel

¿Cómo puede la gratitud por el sacrificio del Salvador cambiar la actitud que usted tiene con respecto a sus desafíos? ¿Qué puede hacer para demostrar su gratitud y amor por el Salvador?

El presidente Henry B. Eyring enseñó lo siguiente acerca de cómo sobrellevar las pruebas difíciles:

“Así como están en el punto de mira del enemigo de toda rectitud, también gozan de la protección y del cuidado de su Padre Celestial y del Señor Jesucristo. Ellos [les] conocen; conocen todas las fuerzas y las personas que [les] rodean. Saben lo que les aguarda, y por eso saben cuáles de las decisiones que tomen, cuáles de los deseos que decidan satisfacer y cuáles de las circunstancias en las que se hallen serán trascendentales para que sigan caminando en la luz. Testifico que por medio del Espíritu de Cristo y por el Espíritu Santo pueden superar con confianza cualquier dificultad que se les presente. Dado que ustedes son de tan inmenso valor, tal vez algunas de las pruebas que tengan sean muy difíciles. Nunca se desanimen ni tengan miedo. El camino para superar las dificultades ya les ha sido preparado, y lo hallarán si ejercitan la fe” (“Andemos en la luz”, Liahona, mayo de 2008, pág. 125).

Piense en el modo en que usted ha demostrado fe durante sus pruebas, y piense en maneras en las que puede desarrollar su fe en el amor que el Salvador tiene por usted. Luego mire el video “El Señor aligera nuestras cargas”.

¿Cómo puede confiar más en Jesucristo y en Su Expiación en su vida diaria?

El presidente Thomas S. Monson ha prometido que jamás estaremos solos:

“A medida que busquemos a nuestro Padre Celestial mediante la oración ferviente y sincera y el estudio serio y dedicado de las Escrituras, nuestros testimonios se fortalecerán y se arraigarán firmemente. Conoceremos el amor que Dios tiene por nosotros; entenderemos que nunca caminamos solos. Les prometo que un día meditarán y considerarán sus tiempos difíciles y se darán cuenta de que Él siempre estuvo allí, a su lado…

“Les dejo mi bendición; les dejo mi gratitud por todo el bien que hacen y por la clase de vida que llevan” (véase“Nunca caminamos solos”, Liahona, noviembre de 2013, pág. 124).

Decídase a actuar

¿Qué aprende acerca de la Expiación al estudiar los pasajes de las Escrituras que aparecen bajo “Expiación, expiar” en la Guía para el Estudio de las Escrituras?

¿Qué amistades o miembros de la familia están experimentando alguna prueba difícil en su vida, y qué puede hacer para tenderles una mano?

Comparta su testimonio del Salvador y de cómo Él ha aligerado sus cargas y le ha dado fortaleza para soportar las tormentas de la vida. ¿Qué impresiones sintió al compartir su testimonio?

Cuando afronte tribulaciones, ¿qué puede hacer para poder “actuar por sí [mismo], y no… que se actúe sobre [usted]”? (véase 2 Nefi 2:26).

Al final de la semana

¿Qué aprendió de esa experiencia?

Resumen de los puntos clave de la lección 8

  1. El Salvador no lo dejará solo durante sus pruebas; Él lo consolará y lo guiará.

  2. Usted puede recibir fortaleza más allá de su capacidad natural por medio de Jesucristo y de Su Expiación.

  3. Recuerde que las tribulaciones no significan que el Padre Celestial se haya olvidado de usted. El Padre y el Salvador lo aman con un amor perfecto.

Notas

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