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Lección 7: Proclamar el Evangelio sempiterno


Lección 7

Proclamar el Evangelio sempiterno

Introducción

Doctrina y Convenios contiene revelaciones del Señor a ciertos miembros de la Iglesia, a través del profeta José Smith, que mandan a los miembros declarar el arrepentimiento y efectuar el recogimiento de Sus escogidos. La Iglesia creció rápidamente a medida que el profeta José Smith llamó misioneros, quienes se convirtieron en instrumentos en las manos del Señor. Los miembros de la Iglesia en la actualidad reciben bendiciones de la obra misional cuando reconocen su responsabilidad de ayudar a compartir el Evangelio y cumplen con ella.

Lectura preparatoria

Sugerencias para la enseñanza

Doctrina y Convenios 29:4–7; 33:2–7

El Señor llama siervos para que ayuden a efectuar el recogimiento de Sus hijos

Muestre la siguiente declaración del presidente Gordon B. Hinckley (1910–2008) y pida a un alumno que la lea en voz alta:

President Gordon B. Hinckley

“La obra misional es la savia de la Iglesia, es el medio principal de su crecimiento, y es gracias a este servicio que la Iglesia ha alcanzado su tamaño actual” (“El servicio misional”, Primera Reunión Mundial de Capacitación de Líderes, 11 de enero de 2003, pág. 19).

  • En su opinión, ¿de qué maneras puede considerarse la obra misional como la “savia de la Iglesia”?

Explique que al comienzo de la Restauración, las personas a menudo le pedían al Profeta que pidiera revelaciones en favor de ellos para ayudarles a saber cómo podían contribuir a la obra del Señor. A veces esas revelaciones se recibían para una sola persona y en ocasiones para varias personas. Explique que Doctrina y Convenios 33 es un ejemplo de una revelación recibida en favor de dos personas: Ezra Thayer (o Thayre) y Northrop Sweet.

Pida a algunos alumnos que se turnen para leer en voz alta Doctrina y Convenios 33:2–7, y al resto de la clase que siga la lectura en silencio y que busque palabras, frases o símbolos que el Señor utilizó que tengan aplicación a nuestra función en la obra misional y que hagan hincapié en la importancia de declarar el Evangelio en los últimos días.

  • ¿Qué símbolos utilizó el Señor? (Si lo desea, anote las respuestas de los alumnos en la pizarra conforme ellos vayan respondiendo).

  • ¿En qué forma ilustran esos símbolos nuestra función en la obra misional y de qué manera hacen hincapié en la importancia de declarar el Evangelio?

Pida a los alumnos que estudien cuidadosamente el versículo 6 y que encuentren lo que se logra cuando declaramos el Evangelio a los demás. Luego pídales que enuncien con sus propias palabras lo que encontraron. (Los alumnos quizás utilicen palabras diferentes, pero deben reconocer el siguiente principio: Cuando declaramos el evangelio de Jesucristo a los demás, ayudamos a reunir a los escogidos del Señor. Es posible que desee relatar que después de esta revelación, Ezra Thayer “llenó su granero” con personas para que escucharan a José Smith y a otras personas predicar el Evangelio [Documents, Volume 1: July 1828–June 1831, tomo I de la serie de Documentos de The Joseph Smith Papers, 2013, pág. 206]).

Comparta con los alumnos la siguiente definición del recogimiento de Israel que dio el élder Bruce R. McConkie (1915–1985), del Cuórum de los Doce Apóstoles:

Elder Bruce R. McConkie

“El recogimiento de Israel consta de creer y aceptar todo lo que el Señor hace tiempo ofreció a Su antiguo pueblo escogido, así como de vivir en armonía con ello… Consta de creer el Evangelio, unirse a la Iglesia y entrar en el reino” (A New Witness for the Articles of Faith, 1985, pág. 515).

Pida a un alumno que lea en voz alta el siguiente relato acerca de algunos de los primeros misioneros que fueron llamados después de la organización de la Iglesia. Pida a la clase que preste atención para ver de qué manera esos primeros misioneros lograron reunir algunos de los escogidos del Señor.

“[En otoño de 1830], el Señor le reveló a José Smith que Oliver Cowdery, Peter Whitmer, hijo, Parley P. Pratt y Ziba Peterson debían ‘[ir] a los lamanitas y [predicarles] mi evangelio’ (D. y C. 28:8; 30:5–6; 32:1–3). Esos misioneros viajaron unos 2.400 kilómetros predicando brevemente entre varias tribus de amerindios… Sin embargo, el mayor éxito de los misioneros fue al detenerse en la región de Kirtland, Ohio, donde bautizaron a unos ciento treinta conversos, principalmente de la congregación de Bautistas Reformados de Sidney Rigdon, abriendo así lo que, al año siguiente, sería un lugar de reunión para cientos de miembros de la Iglesia. Los misioneros también encontraron algunos conversos entre los colonos del Condado de Jackson, Misuri, donde se establecería después la ciudad de Sion” (véase Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: José Smith, 2007, pág. 158; véase también Richard Dilworth Rust, “Una misión a los lamanitas: D. y C. 28, 30, 32”, serie Revelaciones en contexto, 22 de febrero de 2013, history.lds.org).

Explique que dichas conversiones en el norte de Ohio hicieron que la cantidad de miembros en ese momento aumentara a más del doble.

Pida a los alumnos que lean Doctrina y Convenios 29:4–7 en silencio y que busquen una descripción de “los escogidos del Señor”.

  • ¿Cómo describió el Salvador a Sus escogidos?

Explique a los alumnos que la obra de los primeros misioneros que sirvieron fuera de Norteamérica incluye un ejemplo impresionante de la forma en la que el Señor utiliza a Sus siervos para reunir a Sus escogidos. Pida a un alumno que lea en voz alta el siguiente resumen, y pida a la clase que siga la lectura en silencio y que preste atención al consejo que dio el profeta José Smith al élder Heber C. Kimball (1801–1868).

“Heber C. Kimball, uno de los miembros del Cuórum de los Doce, relató: ‘Alrededor del 1º de junio de 1837, el profeta José fue a verme, mientras me encontraba sentado en… el Templo de Kirtland, y me susurró al oído: “Hermano Heber, el Espíritu del Señor me ha susurrado: ‘Que mi siervo Heber vaya a Inglaterra y proclame el Evangelio y abra la puerta de la salvación para esa nación’”’. El élder Kimball se quedó abrumado al pensar en aquella empresa: ‘Yo me sentía como uno de los siervos más débiles de Dios. Le pregunté a José qué debía decir cuando llegara allá; me contestó que acudiera al Señor y Él me guiaría y me hablaría por medio del mismo Espíritu que [lo dirigía] a él’.

“El Profeta extendió también llamamientos a Orson Hyde, Willard Richards y Joseph Fielding, en Kirtland; y a Isaac Russell, John Snyder y John Goodson, en Toronto, Canadá. Estos hermanos debían unirse con el élder Kimball en la misión a Inglaterra. Se reunieron en Nueva York, y el 1º de julio de 1837 se embarcaron en la nave Garrick hacia Gran Bretaña. Aquella primera misión fuera de Norteamérica trajo unos dos mil conversos a la Iglesia durante el primer año que los misioneros pasaron en Inglaterra. El élder Kimball escribió con gozo al Profeta: ‘¡Gloria a Dios, José, el Señor está con nosotros entre las naciones!’.

“Desde Nauvoo, el Profeta dirigió una segunda misión apostólica a Gran Bretaña que comprendía a la mayor parte de los miembros de los Doce, bajo la dirección de Brigham Young. Éstos partieron en el otoño, a fines de 1839 y llegaron a Inglaterra en 1840. Una vez allí, comenzaron una labor que, para 1841, traería más de seis mil conversos a la Iglesia” (Enseñanzas: José Smith, págs. 347, 349).

  • ¿Qué consejo recibió Heber C. Kimball del profeta José Smith?

  • Describan una ocasión en la que hayan experimentado la ayuda del Señor en sus esfuerzos por compartir el Evangelio.

Doctrina y Convenios 4:1–7; 18:10–16; 31:1–12; 34:5–6; 39:20–23; 88:81

Los que han sido amonestados deben amonestar a su prójimo

Explique que Doctrina y Convenios les recuerda repetidamente a los miembros de la Iglesia la responsabilidad y las bendiciones de participar en la obra misional. Nuestra responsabilidad de compartir el Evangelio con los demás es un patrón y tema que se repite en las revelaciones registradas en Doctrina y Convenios. El aprender a reconocer los patrones y los temas permite que los lectores se deleiten más en las palabras de Cristo (véase David A. Bednar, “Una reserva de agua viva”, charla fogonera del SEI para jóvenes adultos, 4 de febrero de 2007, lds.org/broadcasts).

Pida a los alumnos que lean en silencio Doctrina y Convenios 88:81 y que luego resuman con sus propias palabras de qué manera se aplica a los miembros de la Iglesia en la actualidad. (Una respuesta que los alumnos podrían dar es que todos los que han aceptado el evangelio de Jesucristo tienen el deber de compartirlo con los demás).

Muestre el siguiente cuadro o cópielo en la pizarra. Divida la clase en tres grupos y asigne a cada grupo uno de los pasajes de las Escrituras. Pida a los alumnos que lean los pasajes que se les han asignado y que busquen las responsabilidades de compartir el Evangelio y las bendiciones prometidas a quienes lo hagan.

Responsabilidades

Bendiciones

Doctrina y Convenios 4:1–7

Doctrina y Convenios 18:10–16

Doctrina y Convenios 31:1–12

Después de concederles tiempo suficiente, pida a los alumnos que compartan con el resto de la clase lo que hayan encontrado.

Muestre la siguiente declaración del élder David A. Bednar, del Cuórum de los Doce Apóstoles, y pida a un alumno que la lea en voz alta. Pida a la clase que preste atención a la descripción del élder Bednar de nuestra responsabilidad individual de compartir el Evangelio.

Elder David A. Bednar

“Los devotos discípulos de Jesucristo siempre han sido, y siempre serán, misioneros valientes. Un misionero es un seguidor de Cristo que testifica de Él como el Redentor y proclama las verdades de Su evangelio.

“La Iglesia de Jesucristo siempre ha sido, y siempre será, una iglesia misional. Cada miembro de la Iglesia del Salvador ha aceptado la obligación solemne de contribuir al cumplimiento del mandato divino que el Señor dio a Sus apóstoles, según consta en el Nuevo Testamento:

“‘Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;

“‘enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén’ (Mateo 28:19–20).

“Los Santos de los Últimos Días toman seriamente la responsabilidad de enseñar a todas las personas, en todas las naciones, acerca del Señor Jesucristo y de Su evangelio restaurado…

“De hecho, consideramos una responsabilidad solemne el llevar este mensaje a toda nación, reino, lengua y pueblo” (véase “Vengan y vean”, Liahona, noviembre de 2014, pág. 107).

  • ¿Por qué los miembros de la Iglesia del Salvador ven la obra misional como una obligación solemne?

Muestre la siguiente declaración del élder L. Tom Perry, del Cuórum de los Doce Apóstoles, y pida a un alumno que la lea en voz alta. Pida a la clase que siga la lectura en silencio y que medite en la razón por la que quizá debieran considerar ser más diligentes en compartir el Evangelio.

Elder L. Tom Perry

“El Evangelio está centrado en la expiación de nuestro Señor y Salvador. La Expiación brinda el poder para lavar los pecados, para sanar y para conceder la vida eterna. Todas las bendiciones inestimables de la Expiación sólo pueden otorgarse a aquellos que vivan los principios y reciban las ordenanzas del Evangelio, a saber, la fe en Jesucristo, el arrepentimiento, el bautismo, la recepción del Espíritu Santo y el perseverar hasta el fin. Nuestro gran mensaje misional al mundo es que toda la humanidad está invitada a ser rescatada y a entrar en el redil del Buen Pastor, a saber, Jesucristo.

“Nuestro mensaje misional se fortalece con el conocimiento de la Restauración. Sabemos que Dios habla a Sus profetas hoy, así como lo hizo en la antigüedad. Sabemos también que Su evangelio es administrado con el poder y la autoridad del sacerdocio restaurado. Ningún otro mensaje tiene mayor trascendencia eterna para todos los que viven en la tierra en la actualidad” (véase “Traer almas a Mí”, Liahona, mayo de 2009, págs. 110–111).

  • ¿Por qué piensan que cada uno de nosotros debe llegar a ser más diligente en compartir el Evangelio? (Entre las respuestas se debería incluir lo siguiente: Cuando compartimos el Evangelio con los demás, les ofrecemos acceso a las bendiciones de la expiación de Jesucristo).

Pida a los alumnos que estudien Doctrina y Convenios 34:5–6; 39:20–23 y que busquen otra razón importante por la que el Señor nos ha mandado compartir el mensaje del Evangelio con los demás. (Los alumnos podrían usar otras palabras, pero deben descubrir la siguiente verdad: Cuando compartimos el Evangelio con los demás, los ayudamos a prepararse para la segunda venida de Jesucristo).

  • ¿De qué manera la comprensión del significado eterno del Evangelio les motiva a compartirlo con quienes no son de nuestra fe?

  • Describan una experiencia que hayan tenido con respecto a compartir el mensaje del Evangelio con los demás.

Dé a los alumnos unos minutos para reflexionar y escribir lo que pueden hacer para participar en compartir el Evangelio. Por ejemplo, podrían escribir el nombre de alguien que conozcan que no sea actualmente miembro de la Iglesia y comprometerse a compartir el Evangelio con esa persona. Pida a algunos alumnos que compartan lo que piensan hacer. Anime a los alumnos a actuar de acuerdo con cualquier impresión que hayan recibido y a orar a diario por una oportunidad de compartir el Evangelio con los demás.

Material de lectura para el alumno