Lección 17
Enseñanzas del Evangelio en Nauvoo
Introducción
Los primeros años que los santos pasaron en Nauvoo, Illinois, se caracterizaron por la paz y la prosperidad. Durante ese tiempo, José Smith recibió revelaciones y luego enseñó y aclaró algunas doctrinas que son exclusivas de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Entre ellas se hallan el propósito de los templos, nuestro potencial divino para llegar a ser como nuestro Padre Celestial y algunas de las doctrinas que se enseñan en los Artículos de Fe. Esta lección ayudará a los alumnos a comprender la grandeza del profeta José Smith, así como nuestro propio potencial divino.
Lectura preparatoria
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“Dios el Eterno Padre”, capítulo 2 de Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: José Smith, 2007, págs. 39–46.
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“La expansión de la doctrina en Nauvoo”, capítulo 20 de La historia de la Iglesia en el cumplimiento de los tiempos, Manual para el alumno, 2ª edición, manual del Sistema Educativo de la Iglesia, 2003, págs. 275–287.
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“Llegar a ser como Dios”, Temas del Evangelio, lds.org/topics.
Sugerencias para la enseñanza
Artículos de Fe
Declaraciones importantes de doctrinas del Evangelio
Explique que en Nauvoo, Illinois, José Smith escribió una carta a John Wentworth, editor de un periódico llamado Chicago Democrat [Demócrata de Chicago], quien había solicitado información acerca de los mormones. En la carta, el Profeta hizo un recuento de la historia de los Santos de los Últimos Días junto con una lista sucinta de creencias doctrinales, que más tarde se llegaron a conocer como los Artículos de Fe. (La carta completa se encuentra en Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: José Smith, 2007, págs. 466–474).
Muestre la siguiente declaración del élder L. Tom Perry, del Cuórum de los Doce Apóstoles, y pida a un alumno que la lea en voz alta:
“…[Los Artículos de Fe están] entre las más importantes y, sin duda, las más concisas declaraciones de doctrina en la Iglesia. Si los usan como guía para dirigir sus estudios del evangelio de Jesucristo, estarán preparados para declarar su testimonio de la verdad restaurada al mundo. Podrán declarar de una manera simple, directa y profunda las creencias fundamentales que ustedes valoran como miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días” (véase “Las doctrinas y los principios que se encuentran en los Artículos de Fe”, Liahona, noviembre de 2013, pág. 48).
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¿Cómo resumirían lo que enseñó el élder Perry? (A medida que los alumnos compartan sus declaraciones breves, ayúdeles a comprender esta verdad: Si aprendemos las doctrinas que se enseñan en los Artículos de Fe, estaremos mejor preparados para declarar nuestras creencias a los demás).
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¿En qué ocasiones han utilizado los Artículos de Fe para ayudar a los demás a comprender el Evangelio?
Pida a la clase que se dirija a los Artículos de Fe y que los lea en silencio. Después de darles suficiente tiempo, analicen las siguientes preguntas:
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¿Qué Artículo de Fe valoran en particular? ¿Por qué?
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¿En qué forma ayudan las doctrinas que se hallan en los Artículos de Fe a guiarlos y a fortalecer su testimonio de que José Smith fue un profeta de Dios?
Doctrina y Convenios 124:25–28, 37–42
Restauración de las ordenanzas del templo
Explique que después de que los santos se habían establecido en Nauvoo, Illinois, el profeta José Smith recibió el mandamiento de edificar un templo. Al igual que con el templo construido en Kirtland, Ohio, esta tarea requirió inmensos sacrificios de parte de los Santos de los Últimos Días.
Pida a varios alumnos que se turnen para leer en voz alta Doctrina y Convenios 124:25–28, 37–42, y a la clase que siga la lectura en silencio y que busque las enseñanzas del Señor en cuanto a la razón por la que los santos necesitaban un templo. Antes de analizar esos versículos, explique que hacen referencia al tabernáculo que Moisés y su pueblo construyeron. El pueblo de Moisés no efectuaba bautismos por los muertos. No se llevó a cabo ningún tipo de obra por los muertos sino hasta que el Salvador instituyó esa obra en el mundo de los espíritus después de Su muerte. Luego pregunte a los alumnos:
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De acuerdo con las enseñanzas del Señor que se hallan en esos versículos, ¿por qué necesitaban un templo los santos de Nauvoo? (A medida que los alumnos respondan, haga hincapié en esta doctrina: Ciertas ordenanzas salvadoras son aceptables al Señor solo si se llevan a cabo en los templos).
Explique a los alumnos que el Templo de Kirtland “[fue] construido principalmente para la restauración de las llaves de autoridad” (Joseph Fielding Smith, Doctrina de Salvación, compilado por Bruce R. McConkie, 3 tomos, 1978–1979, tomo II, pág. 228). En el Templo de Nauvoo, esas llaves del sacerdocio se utilizaron para efectuar las ordenanzas salvadoras para los vivos y bautismos vicarios para los fallecidos. En los dos últimos años de su vida, José Smith presentó la investidura del templo a un pequeño grupo de miembros fieles; también introdujo la ordenanza de sellar a un esposo y una esposa por la eternidad.
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¿Qué ordenanzas del templo se mencionan en Doctrina y Convenios 124:39?
Pida a un alumno que lea las siguientes palabras en voz alta, y al resto de la clase que preste atención a por qué las ordenanzas del templo son importantes en el plan del Padre Celestial:
“Obedeciendo el mandamiento del Señor [de edificar un templo en Nauvoo], el Profeta y los santos pusieron manos a la obra tan pronto como les fue posible para comenzar a edificar una Casa del Señor. Pero él se daba cuenta de que la construcción podía llevar años y sabía que los santos necesitaban recibir las bendiciones completas del templo; por consiguiente, el 4 de mayo de 1842, aun cuando el edificio no estaba terminado, José Smith confirió la investidura a un pequeño grupo de hermanos fieles.
“Los hombres se reunieron en una habitación amplia, en el piso alto de la Tienda de Ladrillos Rojos del Profeta…
“En la historia del Profeta se registra lo siguiente: ‘Pasé el día en la parte superior de la tienda… en consejo con el general James Adams de Springfield, el patriarca Hyrum Smith, los obispos Newel K. Whitney y George Miller, el presidente Brigham Young y los hermanos Heber C. Kimball y Willard Richards, dándoles instrucciones sobre los principios y el orden del sacerdocio, atendiendo a los lavamientos, unciones, investiduras y a la comunicación de las llaves pertinentes al Sacerdocio Aarónico, y así en adelante hasta el orden más alto del Sacerdocio de Melquisedec, presentando el orden concerniente al Anciano de Días y todos aquellos planes y principios por medio de los cuales uno puede alcanzar la plenitud de las bendiciones que se han preparado para la Iglesia del Primogénito, y ascender y morar en la presencia del Elohim en los mundos eternos’” (Enseñanzas: José Smith, págs. 439, 440).
Pregunte a los alumnos:
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¿Por qué fue necesaria la restauración de las ordenanzas del templo?
A medida que los alumnos respondan, y a fin de ayudarles a tener una mayor comprensión, comparta la siguiente declaración del élder Robert D. Hales, del Cuórum de los Doce Apóstoles:
“El propósito principal del templo es proporcionar las ordenanzas indispensables para nuestra exaltación en el reino celestial. Las ordenanzas del templo nos guían hacia nuestro Salvador y nos proporcionan las bendiciones otorgadas por medio de la expiación de Jesucristo” (“Las bendiciones del templo”, Liahona, febrero de 2014, pág. 54).
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¿En qué forma han sido bendecidos gracias a la restauración de las ordenanzas del templo?
Pida a los alumnos que reflexionen durante la próxima semana en cómo podrían hacer de la adoración en la Casa del Señor una mayor prioridad en su vida.
Salmos 82:6; Mateo 5:48; Juan 10:32–34; Romanos 8:16–17; 2 Pedro 1:3–4; 1 Juan 3:2–3; Doctrina y Convenios 93:11–20; 132:20
Nuestro potencial divino
Explique que la Biblia registra las palabras de profetas de la antigüedad que escribieron acerca de nuestro potencial divino. Escriba las siguientes referencias de las Escrituras en la pizarra y pida a los alumnos que lean varias de ellas y que busquen lo que enseñan acerca de nuestro potencial eterno: Salmos 82:6; Mateo 5:48; Juan 10:32–34; Romanos 8:16–17; 2 Pedro 1:3–4; 1 Juan 3:2–3. Podría animar a los alumnos a correlacionar o vincular esas referencias a medida que las vayan estudiando.
Luego de concederles tiempo suficiente, pregunte:
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¿Qué aprendemos de esos pasajes de las Escrituras en cuanto a nuestro potencial? (Aunque quizás utilicen palabras diferentes, los alumnos deberían comprender esta doctrina: Como hijos de nuestro Padre Celestial, tenemos el potencial de llegar a ser como Él).
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¿Qué frases de esos versículos describen nuestro potencial divino?
Explique que nuestro potencial divino también se enseña en las Escrituras modernas. Pida a un alumno que lea en voz alta Doctrina y Convenios 93:11–13, 19–20 y Doctrina y Convenios 132:20. Ayude a los alumnos a comprender esta doctrina: Como el Salvador, podemos crecer de gracia en gracia hasta que recibamos de la plenitud del Padre.
Explique que uno de los sermones más significativos del profeta José Smith se dio durante una conferencia general de la Iglesia, en abril de 1844. Durante ese sermón, el Profeta rindió homenaje al hermano King Follett, quien había muerto recientemente. Ese discurso se ha llegado a conocer como el discurso por motivo del funeral de King Follett. Proporcione una copia del volante “Extractos del discurso por motivo del funeral de King Follett” a todos los alumnos. Pídales que lean los extractos y que subrayen las palabras y las frases que explican por qué deberíamos procurar comprender la naturaleza de Dios.
A fin de ayudar a los alumnos a analizar esas enseñanzas, pregunte:
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¿Por qué es importante que aprendamos acerca del carácter y la naturaleza de Dios y de nuestra relación con Él como nuestro Padre Celestial?
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¿Cuál es el proceso de llegar a ser como nuestro Padre Celestial?
Para profundizar la comprensión de los alumnos de su potencial divino, muestre la siguiente declaración del presidente Gordon B. Hinckley (1910–2008) y pida a un alumno que la lea en voz alta:
“…el propósito cabal del Evangelio es conducirnos hacia adelante y hacia arriba, hacia logros más elevados, incluso hasta que lleguemos a ser dioses. El profeta José Smith expresó esa maravillosa posibilidad en el discurso por motivo del funeral de King Follett [véase History of the Church, tomo VI, págs. 302–317] y más tarde el presidente Lorenzo Snow la recalcó en este grandioso e incomparable concepto: Como Dios es, el hombre puede llegar a ser [véase The Teachings of Lorenzo Snow, comp. Clyde J. Williams, 1984, pág. 1].
“Nuestros enemigos nos han criticado por creer en ese principio. Les respondemos que este sublime concepto de ninguna manera disminuye a Dios, el Eterno Padre. Él es el Todopoderoso; Él es el Creador y el Gobernador del universo; Él es el más grande de todos y siempre lo será. Pero del mismo modo que cualquier padre terrenal desea que sus hijos triunfen en la vida, creo que nuestro Padre Celestial desea que Sus hijos sean semejantes a Él en lo que respecta a Su naturaleza, y que estén a Su lado en gloriosa fortaleza y sabiduría divinas” (véase “No dejemos caer la pelota”, Liahona, enero de 1995, pág. 55).
Para resumir, haga las siguientes preguntas a los alumnos:
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¿Qué diferencia puede marcar en nuestra vida el conocer estas importantes verdades acerca del Padre Celestial y nuestro potencial divino?
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Al reflexionar acerca de lo que analizamos hoy (Artículos de Fe, ordenanzas del templo y nuestro potencial divino), ¿de qué manera el entender esas verdades hace que valoren al profeta José Smith? El comprender esas verdades, ¿cómo puede ayudarles a comprender la naturaleza de Dios y su relación con Él como su Padre Celestial? (Conceda a los alumnos tiempo para que registren sus impresiones por escrito).
Pida a los alumnos que testifiquen o compartan algunas de las impresiones que escribieron, si no son demasiado personales. Para concluir, comparta su testimonio de las doctrinas que se han enseñado en esta lección y del profeta José Smith como un revelador poderoso.
Material de lectura para el alumno
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Salmos 82:6; Mateo 5:48; Juan 10:32–34; Romanos 8:16–17; 2 Pedro 1:3–4; 1 Juan 3:2–3; Doctrina y Convenios 93:11–22; 124:25–28, 37–42; 132:20–24.
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“Dios el Eterno Padre”, capítulo 2 de Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: José Smith, 2007, págs. 39–46.