Manuales y llamamientos
8: Una vida de servicio


8

Una vida de servicio

Comiencen con una oración.

Informar:

Empecemos por presentarnos al grupo y compartamos las experiencias que tuvimos al cumplir con los compromisos de la semana pasada. Cuando se presente, tenga a bien compartir lo siguiente:

  • Su nombre

  • Su misión

  • Cuánto hace que terminó la misión

  • Una reflexión o una pregunta que tuvo al cumplir con los compromisos de la semana pasada

Tres claves para una vida plena

1. Una clave para tener éxito

Leer:

El presidente Dieter F. Uchtdorf enseñó que quienes “están procurando alcanzar sus nobles metas de obtener una carrera y hallar a una compañera eterna” deben recordar que “el trabajar diligentemente en la viña del Señor mejorará enormemente su currículo y aumentará sus probabilidades de éxito en esos dos dignos cometidos” (“Dos principios para cualquier economía”, Liahona, noviembre de 2009, pág. 57).

Meditar:

Analizar:

¿Qué ejemplos ha visto de servicio fiel al Señor que han bendecido otros aspectos de su vida?

2. Una clave para ser felices

Leer:

Considere el ejemplo siguiente de un misionero retornado que aprendió el valor del servicio:

Un día, un joven misionero retornado acudió a su antiguo presidente de misión, el élder Don R. Clarke, de los Setenta, en busca de consejo. Aquel joven había sido un misionero excelente, trabajador, fiel y dedicado; pero ahora, varios meses después de la misión, era infeliz. Después de explicar todos sus problemas y preocupaciones, el presidente Clarke le dijo: “Élder, vaya cada semana al hospital a visitar a los enfermos y a servir a otras personas”.

Analizar:

¿Cómo podría ayudar a este misionero retornado el consejo del élder Clarke? ¿Cómo se relaciona el servicio con su progreso espiritual?

3. Una clave para retener la remisión de los pecados

Leer:

En las Escrituras se explica aún más la importancia de servir al prójimo.

Cuando el rey Benjamín enseñó a su pueblo, él quería que entendieran el poder de la expiación de Jesucristo y que prestar servicio a los demás les ayudaría a recibir el poder pleno de la Expiación en su vida:

“Y ahora bien, por causa de estas cosas que os he hablado —es decir, a fin de retener la remisión de vuestros pecados de día en día, para que andéis sin culpa ante Dios— quisiera que de vuestros bienes dieseis al pobre, cada cual según lo que tuviere, tal como alimentar al hambriento, vestir al desnudo, visitar al enfermo, y ministrar para su alivio, tanto espiritual como temporalmente, según sus necesidades” (Mosíah 4:26; véase también Alma 34:29).

Analizar:

¿Qué bendición del servicio prometió el rey Benjamín? ¿Por qué se recibe esta bendición a través del servicio?

Una invitación para seguir prestando servicio

Leer:

El presidente Thomas S. Monson enseñó:

“El Salvador enseñó a Sus discípulos: ‘Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, este la salvará’.

“Creo que el Salvador nos está diciendo que a menos que nos perdamos en dar servicio a los demás, nuestra propia vida tiene poco propósito. Aquellos que viven únicamente para sí mismos al final se marchitan y, en sentido figurado, pierden la vida, mientras que aquellos que se pierden a sí mismos en prestar servicio a los demás progresan y florecen… y en efecto salvan su vida” (“¿Qué he hecho hoy por alguien?”, Liahona, noviembre de 2009, pág. 85).

Después de volver a casa, muchos misioneros retornados creen que tienen que volver al “mundo real”, pero eso es erróneo. Nunca va a formar parte de este mundo; tiene que elevarse por encima del mundo y alumbrar delante de él (véase Mateo 5:16). Repase los planes que hizo al final de la misión para seguir prestando servicio a los demás.

Analizar:

¿Qué aprendió en la misión acerca de la importancia de perderse en el servicio a los demás?

Leer:

Considere el ejemplo siguiente de un misionero retornado llamado Francis:

Francis vive en África. Después de volver a casa al término de la misión quería avanzar su instrucción académica, pero no tenía dinero. También quería casarse, pero no podía correr con los gastos.

Desarrolló un plan y tomó prestado algún dinero para empezar un negocio y así ganar lo que necesitaba. Sin embargo, el negocio fracasó. Francis tenía tan poco dinero que acabó viviendo en la calle, y no solo estaba desempleado, sino que tenía deudas. No sabía qué hacer. Fue al templo en busca de guía y allí oyó tres palabras: “¡Confía en mí!”.

Luego, Francis tuvo la impresión de presentarse a sí mismo a un líder de la Iglesia. Le habló de sus problemas y sus sueños, y el líder le ayudó a encontrar un empleo de media tiempo. Francis trabajó arduamente y lo hizo tan bien, que el empleador le ofreció un puesto a tiempo completo. Siguió siendo diligente en el trabajo y no tardó en ascender. Su empleador siguió estando impresionado por su diligencia y accedió a ayudarle a terminar de costearse sus estudios universitarios y el título de abogado mientras trabajaba.

Cuando Francis empezó a trabajar a medio tiempo, también tuvo la impresión de que debía casarse en el templo. Ayudó a su esposa a encontrar trabajo y juntos saldaron las deudas y planificaron el comienzo de su familia. Además, Francis sintió que necesitaba ayudar a otras personas como él. Oró diligentemente para decidir qué hacer y el Espíritu le comunicó la impresión de que usase su tiempo libre y sus talentos para escribir dos libros que llegarían a formar parte del currículo de la escuela local, así como el libro de texto para contribuir a la alfabetización de las personas en todo el país. Más adelante llegó a ser obispo y siguió sirviendo fielmente en la Iglesia.

Meditar:

Actividad: (5 minutos)

Formen grupos de tres y analicen la pregunta siguiente: ¿Qué principio les llamó la atención mientras leían la experiencia de Francis?

Leer:

El Señor desea que siga viviendo los principios que le acercaron a Él en la misión. Haga todo lo posible por evitar llegar a tener una relación casual con Él. Usted se ha embarcado en una misión de toda la vida para llegar a ser la persona que Cristo quiere que sea y ayudar a otras personas a hacer lo mismo. A medida que procure Su guía con diligencia, el Señor lo bendecirá con un mayor entendimiento del propósito que tiene su vida. Él lo bendecirá con oportunidades de servir y edificar a otras personas.

Actividad: (10 minutos)

Elabore un plan individual para prestar servicio a otras personas.

  1. Durante la clase, anote en su diario de estudio algunas maneras específicas en las que puede prestar servicio a otras personas cada semana bajo el encabezado “Plan semanal de servicio”. Considere lo siguiente mientras redacta el plan: ¿Cuánto tiempo puede dedicar cada semana a prestar servicio a otras personas? ¿Qué habilidades y experiencias desarrolló en la misión que le prepararon para ayudar y servir a otras personas?

  2. Durante la clase, comparta con su compañero de acción sus ideas en cuanto al plan semanal de servicio.

  3. En casa, ore para saber si hay otras maneras en las que su Padre Celestial quiere que preste servicio en este momento de su vida. Anote en el Plan semanal de servicio cualquier idea adicional que reciba en sus oraciones.

  4. En casa, comprométase a cumplir con el Plan semanal de servicio.

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Presidente M. Russell Ballard

“Por favor, utilicen las habilidades que adquirieron en la misión para bendecir la vida de quienes los rodean a diario. No cambien el enfoque de servir al prójimo por centrarse exclusivamente en los estudios, el trabajo o las actividades sociales. En vez de eso, equilibren su vida con experiencias espirituales que les recuerden continuar ministrando a los demás diariamente y los preparen para ello”.

M. Russell Ballard, “La generación más grandiosa de jóvenes adultos”, Liahona, mayo de 2015, pág. 69.

Comprométase:

  • Complete el plan para servir a alguien cada semana y cumpla con él.

  • Complete la hoja de trabajo Mi plan que hay al final del manual y repásela con regularidad. Si aún no lo ha hecho, tal vez quiera compartirla con un familiar.

  • Comparta lo que haya aprendido hoy con otro misionero retornado, otro joven adulto soltero o un familiar.

Seleccione un compañero de acción para esta semana y dediquen un par de minutos a compartir el uno con el otro los compromisos en los que han sentido que deben trabajar. Decidan cómo van a realizar el seguimiento el uno con el otro durante la semana.

Ofrezcan la última oración.