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CAPÍTULO 4: LA ADMINISTRACIÓN PRUDENTE DE LOS RECURSOS ECONÓMICOS


CAPÍTULO 4

LA ADMINISTRACIÓN PRUDENTE DE LOS RECURSOS ECONÓMICOS

INTRODUCCIÓN

El Señor nos ha dado muchos recursos y nos bendice cuando los utilizamos con prudencia. Debemos ejercer buen juicio al administrar y reponer la abundancia con que el Señor nos ha bendecido (véase D. y C. 104:13–18). El pago de un diezmo íntegro y el ser siempre honrados en nuestros tratos financieros nos brindará bendiciones.

PRINCIPIOS PARA COMPRENDER

  • El pago de los diezmos y de las ofrendas nos brinda bendiciones.

  • El evitar las deudas innecesarias y el ahorrar para el futuro nos ayuda a mantenernos libres del cautiverio económico.

  • El ser honrados en nuestros asuntos financieros demuestra nuestra integridad personal.

  • El dialogar como familia nos ayuda a decidir cómo utilizar nuestros recursos económicos.

CITAS Y PASAJES CORROBORATIVOS

El pago de los diezmos y de las ofrendas nos brinda bendiciones.

“Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde.

“Reprenderé también por vosotros al devorador, y no os destruirá el fruto de la tierra, ni vuestra vid en el campo será estéril, dice Jehová de los ejércitos.

“Y todas las naciones os dirán bienaventurados; porque seréis tierra deseable, dice Jehová de los ejércitos” (Malaquías 3:10–12 [Dominio de las Escrituras, Malaquías 3:8–10]).

“He aquí, el tiempo presente es llamado hoy hasta la venida del Hijo del Hombre; y en verdad, es un día de sacrificio y de requerir el diezmo de mi pueblo, porque el que es diezmado no será quemado en su venida” (D. y C. 64:23 [Dominio de las Escrituras]).

Presidente Gordon B. Hinckley, en ese entonces Segundo Consejero de la Primera Presidencia: “La realidad es que el diezmo es la ley de finanzas del Señor, la cual se recibió de Él por medio de revelación. Es una ley divina que encierra una promesa grandiosa y hermosa, y se aplica a todo miembro de la Iglesia que tenga un ingreso. Se aplica tanto a la viuda en su pobreza como al hombre rico en su riqueza” (“The Widow’s Mite,” Brigham Young University 1985–1986 Devotional and Fireside Speeches, 1986, pág. 9).

Élder Robert D. Hales, del Quórum de los Doce Apóstoles:

“A aquellos que viven fiel y honradamente la ley del diezmo, el Señor promete una abundancia de bendiciones. Algunas de esas bendiciones son temporales, así como el diezmo es temporal, pero al igual que las ordenanzas físicas externas del bautismo y de la Santa Cena, el mandamiento de pagar el diezmo requiere un sacrificio temporal que, a la larga, se traduce en bendiciones espirituales…

“Las bendiciones temporales y espirituales del diezmo se adaptan específicamente a nosotros y a nuestras familias, de acuerdo con la voluntad del Señor, pero para recibirlas debemos obedecer la ley sobre la cual se basan” [véase D. y C. 130:20–21]” (“El diezmo: Una prueba de fe con bendiciones eternas”, Liahona, noviembre de 2002, pág. 27).

Élder Ronald E. Poelman, de los Setenta: “¿Se puede considerar el diezmo como un sacrificio? Sí, especialmente si entendemos el significado de las dos palabras en latín de las que se deriva la palabra sacrificio. Estas dos palabras (sacer y facere) usadas juntas significan ‘hacer sagrado’. Lo que devolvemos al Señor como diezmo es, en realidad, hecho sagrado, y los obedientes son [edificados]” (“El diezmo: un privilegio”, Liahona, julio de 1998, pág. 85).

Presidente Gordon B. Hinckley, en ese entonces Primer Consejero de la Primera Presidencia: “No digo que si pagan un diezmo íntegro verán realizarse su sueño de tener una casa muy hermosa, un auto último modelo y una casa en un balneario. No. El Señor abrirá las ventanas de los cielos conforme a lo que necesitemos y no a lo que codiciemos. Si pagamos el diezmo pensando en la recompensa material, lo hacemos fundados en una razón equivocada. El propósito fundamental del diezmo es proporcionar a la Iglesia los medios necesarios para llevar a cabo la obra del Señor, mientras que las bendiciones que reciba el dador son un beneficio extra y pueden no siempre estar representadas en forma económica ni material” (véase “La sagrada ley del diezmo”, Liahona, mayo de 1991, pág. 4).

Élder Joseph B. Wirthlin, del Quórum de los Doce Apóstoles: “Debemos ser honrados con el Señor al pagar el diezmo. Los miembros fieles han aprendido que Él abrirá ‘las ventanas de los cielos y [derramará] bendiciones hasta que sobreabunde’ (Malaquías 3:10). El pago del diezmo tiene mucha más relación con la fe que con el dinero. Devolvamos una décima parte de nuestros ingresos al Señor (véase D. y C. 119:4), y no seamos jamás culpables de robarle por no pagar el diezmo. Además, debemos recordar a los que pasan necesidades y contribuir con generosas ofrendas de ayuno para que los ayuden” (“La integridad”, Liahona, julio de 1990, pág. 40).

Presidente James E. Faust, de la Primera Presidencia: “La ley del diezmo es sencilla: Pagamos anualmente una décima parte de nuestro interés personal [véase D. y C. 119:4]. La Primera Presidencia ha interpretado que la palabra interés significa ganancia. La cantidad que representa el diez por ciento de nuestra ganancia personal depende de cada uno de nosotros y de nuestro Creador: no existen reglas legalistas. Tal como lo dijo una vez un converso en Corea: ‘Con el diezmo, no importa si uno es rico o pobre. Se paga el diez por ciento, y uno no tiene que avergonzarse si no ha ganado mucho. Si gana mucho, se paga el diez por ciento. Si gana poco, aún así se paga el diez por ciento. Nuestro Padre Celestial nos amará por hacerlo y podemos mantener la cabeza en alto con orgullo’ ” (“Abrir las ventanas de los cielos”, Liahona, enero de 1999, pág. 67).

El evitar las deudas innecesarias y ahorrar para el futuro nos ayuda a mantenernos libres del cautiverio económico.

“Paga la deuda que has contraído con el impresor. Líbrate de la servidumbre” (D. y C. 19:35).

“Además, de cierto os digo en cuanto a vuestras deudas, he aquí, es mi voluntad que las paguéis todas” (D. y C. 104:78).

Presidente J. Reuben Clark, de la Primera Presidencia: “Una vez endeudados, el interés es su compañero cada minuto del día y de la noche; no pueden huir ni escapar de él; no pueden desecharlo; no cede a súplicas, ni a las demandas ni a las órdenes; y cada vez que se crucen en su camino, atraviesen su curso o no cumplan sus exigencias, los destruirá” (“Conference Report”, abril de 1938, pág. 103; véase también de L. Tom Perry, “Si estáis preparados, no temeréis”, Liahona, enero de 1996, pág. 41).

Presidente Gordon B. Hinckley, decimoquinto Presidente de la Iglesia:

“Estamos llevando a toda la Iglesia el mensaje de la autosuficiencia, la cual no se puede lograr cuando las deudas gravosas pesan sobre el hogar. Las personas no son independientes ni están libres de la servidumbre cuando tienen compromisos financieros con otras personas…

“El presidente Faust no les contaría esto, pero quizás yo sí, y más tarde él podrá arreglárselas conmigo. El préstamo para la compra de su casa tenía el cuatro por ciento de interés. Muchas personas le habrían dicho que sería insensato liquidar ese préstamo cuando la tasa de interés era tan baja. Pero en la primera oportunidad que tuvo de obtener los recursos necesarios, él y su esposa decidieron liquidar el préstamo, y desde ese día ha estado libre de deudas. Es por eso que siempre lleva una sonrisa y silba al trabajar.

“…los insto a evaluar su situación económica. Los exhorto a gastar en forma moderada, a disciplinarse en las compras que hagan para evitar las deudas hasta donde sea posible. Liquiden sus deudas lo antes posible y líbrense de la servidumbre…

“…Si han liquidado sus deudas y cuentan con una reserva, por pequeña que sea, entonces, aunque las tormentas azoten a su alrededor, tendrán refugio para su esposa e hijos y paz en el corazón. Eso es todo lo que tengo que decir al respecto, pero quiero decirlo con todo el énfasis con el que me es posible expresarlo” (“A los jóvenes y a los hombres”, Liahona, enero de 1999, pág. 66).

Élder James E. Faust, en ese entonces miembro del Quórum de los Doce Apóstoles: “El comprar a plazos ha atrapado a muchas personas bien intencionadas en situaciones que no habían previsto ni deseaban. Se debe recurrir a las tarjetas de crédito y a los planes para pagar a plazos con mucha moderación y prudencia. Sigue siendo una norma prudente, tanto en las épocas buenas como en las malas, el pagar en efectivo al momento de la compra, porque al comprar a plazos se paga un interés muy alto” (“Doing the Best Things in the Worst Times”, Ensign, agosto de 1984, pág. 43).

Élder L. Tom Perry, del Quórum de los Doce Apóstoles: “Eviten las deudas excesivas. Las deudas necesarias deben asumirse sólo luego de mucha oración y consideración, y después de buscar el mejor asesoramiento. Necesitamos ejercer la disciplina de mantenernos dentro de nuestra capacidad de pago. Se nos ha dado el sabio consejo de evitar las deudas como evitaríamos una plaga. El presidente J. Reuben Clark aconsejó firme y repetidamente a los miembros de la Iglesia de esta manera: ‘Vivan dentro de sus medios; salgan de deudas y no vuelvan a contraerlas. Ahorren para los días malos, que siempre han llegado y que volverán a venir. Practiquen y mejoren sus hábitos de ahorro, industria, economía y frugalidad’ [en Conference Report, octubre de 1937, pág. 107]” (Living with Enthusiasm, 1996, pág. 24; véase también “Si estáis preparados, no temeréis”, Liahona, enero de 1996, pág. 41).

Élder Marvin J. Ashton, del Quórum de los Doce Apóstoles:

“Un calendario para la eliminación de deudas puede ser de ayuda para reducir o eliminar la deuda innecesaria. Tracen varias columnas en una hoja de papel. En la primera columna de la izquierda escriban los nombres de los meses, comenzando con el mes siguiente al actual. En lo alto de la siguiente columna, escriban el nombre del acreedor al que quieran pagar primero. Puede que se trate de la deuda con el interés más elevado o la que caduque antes que las demás. Enumeren los pagos mensuales a ese acreedor hasta que el préstamo sea devuelto (tal y como indica la ilustración)… En lo alto de la próxima columna, registren el nombre del siguiente acreedor al que quieran pagar y enumeren los pagos que realizarán cada mes. Tras haber devuelto todo el dinero al primer acreedor, añadan la cantidad de ese pago mensual al segundo acreedor, y continúen con el proceso hasta saldar todos los préstamos” (véase “Una guía para la economía familiar”, Liahona, abril de 2000, pág. 45).

CALENDARIO DE ELIMINACIÓN DE DEUDAS

Deuda 1

Deuda 2

Deuda 3

Deuda 4

Pago total

Abril

10

20

30

40

100

Mayo

10

20

30

40

100

Junio

10

20

30

40

100

Julio

10

20

30

40

100

Agosto

30

30

40

100

Septiembre

30

30

40

100

Octubre

30

30

40

100

Noviembre

60

40

100

Diciembre

60

40

100

Enero

60

40

100

Febrero

100

100

Marzo

100

100

Abril

El ser honrados en nuestros asuntos financieros demuestra nuestra integridad personal.

“No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres” (Romanos 12:17).

“…y se distinguían por su celo para con Dios, y también para con los hombres; pues eran completamente honrados y rectos en todas las cosas; y eran firmes en la fe de Cristo, aun hasta el fin” (Alma 27:27).

Élder Thomas S. Monson, en ese entonces miembro del Quórum de los Doce Apóstoles: “En un ejemplar de la revista Nation’s Business, apareció un informe exhaustivo titulado ‘What It Takes to Be Successful’ (“¿Qué se necesita para tener éxito?”). Los redactores de la revista prepararon dicho informe después de llevar a cabo un estudio profundo para determinar las características que, una vez adquiridas y puestas en práctica, asegurarían el éxito de un líder. Líderes del campo de los negocios, profesores, y asesores evaluaron las cualidades que necesita un líder más que nada; y la conclusión final reveló que la integridad y sus variantes, tales como la honradez o la moral, habían sido escogidas por casi todos los participantes de esa encuesta como la característica primordial. El líder que tiene integridad, que dirige por medio del ejemplo, nunca sufrirá el desdén de la juventud desilusionada que le diga: ‘La gente siempre nos dice qué hacer, pero ellos no lo hacen’ ” (Be Your Best Self, 1979, pág. 116).

Élder Joseph B. Wirthlin:

“Mi padre… era plenamente honrado. Él fue un gran ejemplo para toda la familia.

“Una vez, cuando yo tenía siete años de edad, mi padre me envió a la ferretería a comprar algo. Me entregó cinco dólares, con los cuales en aquella época se podía comprar muchísimo. Cuando regresé a casa y le di cuentas de lo que había comprado, él contó el cambio y se dio cuenta de que el cajero se había equivocado y me había dado un dólar de más. La ferretería quedaba a un kilómetro y medio de casa, pero él insistió en que debía regresar caminando nuevamente y devolver el dinero.

“Fue una gran lección… Ésa es un lección típica acerca de la honradez que él enseñó a sus hijos durante la niñez y la adolescencia” (Finding Peace in Our Lives, 1995, págs. 141–142).

El dialogar como familia nos ayuda a decidir cómo utilizar nuestros recursos económicos.

“Y además, de cierto os digo que todo hombre que tiene la obligación de mantener a su propia familia, hágalo, y de ninguna manera perderá su corona; y obre en la iglesia” (D. y C. 75:28).

Élder James E. Faust: “Tanto el hacer juntos un buen presupuesto del dinero como el llevar a cabo los consejos de familia contribuirán al establecimiento de una unidad familiar especial. Debemos esforzarnos juntos por tener almacenada suficiente comida, ropa y otros artículos de primera necesidad como para un año. En los tiempos difíciles son muy necesarias y apreciadas las demostraciones de bondad. Cuando el dinero es escaso es más fácil enseñar a los hijos a gastarlo prudentemente e inculcar en ellos la necesidad de ahorrar para el futuro. A la familia se le puede recordar la importancia de mantener una perspectiva eterna en lugar de concentrarse en la riqueza y las posesiones mundanas. Las organizaciones familiares pueden ofrecer a la familia la ayuda que necesita. También es importante aprender a aceptar con gentileza la ayuda de los familiares” (véase “Las bendiciones de los problemas y aprietos económicos”, Liahona, enero de 1983, pág. 170).

Élder Gene R. Cook, de los Setenta: “En los consejos familiares hemos repasado regularmente las partes del presupuesto familiar en las que los hijos tienen cierto control, tales como los servicios públicos [electricidad, agua, gas, etc.], los alimentos, las clases de música, los gastos de estudio, etc. Eso les ha ayudado a darse cuenta de que no podían tener todo lo que querían en la vida sino que tenían que vivir dentro de un presupuesto. Al ver a su familia hacerlo, mes tras mes, ellos naturalmente desearon también hacer lo mismo. Entonces, cuando se encontraron viviendo solos o casados, les fue más fácil hacerlo” (Raising Up a Family to the Lord, 1993, pág. 252).

Presidente Spencer W. Kimball, duodécimo Presidente de la Iglesia: “A fin de que dos personas puedan obtener éxito en su matrimonio, necesitan tener un presupuesto cuidadosamente preparado por ambos y ceñirse estrictamente a él; muchos matrimonios se disuelven en el mercado, cuando se hacen compras que no se habían proyectado. Recuerden que el matrimonio es una sociedad y no es muy posible que se logre el éxito si no funciona como tal. Se debe actuar en conjunto en la formación de planes y en la disciplina de la familia” (véase “Así alumbre vuestra luz…”, Liahona, febrero de 1976, pág. 4).

Presidente Spencer W. Kimball: “Toda familia debería tener un presupuesto. Fíjense que en la Iglesia, o incluso en cualquier empresa, a nadie se le ocurriría hacer nada sin haber establecido un presupuesto de antemano. Se debe tener una idea de cuánto va a entrar, y de seguro, se debe saber cuánto se va a gastar. Me atrevo a decir que uno de los éxitos de la Iglesia es que la Primera Presidencia y el Quórum de los Doce Apóstoles cuidan las finanzas con mucha atención de modo tal que no gastemos lo que no tenemos” (en Conference Report, abril de 1975, pág. 167; citado en el manual Matrimonio eterno: Manual para el alumno).

Élder L. Tom Perry: “En forma tan regular como el pago del diezmo, separen como ahorro una cantidad destinada a necesidades futuras de la familia” (“Si estáis preparados no temeréis”, Liahona, enero de 1996, págs. 40–41).

Élder Henry B. Eyring, del Quórum de los Doce Apóstoles:

“El costo de comprar una casa, comparado con el salario promedio, parece estar subiendo, y es cada vez más difícil conservar un empleo seguro. Pero hay otras formas en que el joven y la señorita podrían pensar… en prepararse para proveer para esa familia futura. Los ingresos forman tan solo una parte de la ecuación. ¿Han observado a matrimonios que piensan que no les alcanza el dinero y optan por una solución que permita incrementar sus entradas, pero pronto se dan cuenta de que, sean cuales fueren los ingresos, aún así no les alcanza el dinero? Hay una fórmula antigua que dice algo así: Cinco dólares de ingresos y seis de gastos: desdicha. Cuatro dólares de ingresos y tres de gastos: felicidad.

“El que un joven provea para su familia y regrese a su lado a una hora razonable después del trabajo, y el que una joven esté presente para criar a sus hijos, puede depender tanto de la forma en que aprendan a gastar como de la forma en que aprendan a ganar el dinero…

“Piensen detenidamente en lo que realmente necesitan con respecto a automóviles, ropa, recreación, casa, vacaciones y cualquier cosa que algún día quieran proveer para sus hijos… la diferencia en costo entre lo que el mundo dice que es necesario y lo que los niños realmente necesitan podría darle al padre o a la madre el tiempo que necesita pasar con los hijos a fin de llevarlos de vuelta al hogar con su Padre Celestial.

“Aun los hábitos adquisitivos más frugales y la planificación más cuidadosa en lo que respecta al empleo quizás no sea suficiente para garantizar el éxito, pero eso podría bastar para darles la paz que resulta del saber que hicieron lo mejor posible para proveer para la familia y criar a los hijos” (véase “La familia”, Liahona, octubre de 1998, págs. 20–22).

Élder Marvin J. Ashton:

“Toda familia debe entender, de antemano, cuánto dinero habrá disponible cada mes así como la cantidad que se pueda gastar en cada categoría del presupuesto familiar. Las chequeras facilitan a la familia la administración del dinero y el llevar registros. Anoten cuidadosamente cada vez que extiendan un cheque y reconcilien las anotaciones de la chequera con el extracto de cuenta mensual del banco.

“Con la excepción de la compra de una casa, el pago de una educación académica o el realizar otras inversiones de importancia, eviten las deudas y sus consecuentes cargas financieras. Paguen todo artículo de larga duración y las vacaciones en efectivo. Eviten el pago de crédito a plazos y sean cuidadosos con la utilización de las tarjetas de crédito, cuyos usos principales son la comodidad y la identificación, y que no deben ser empleadas sin cuidado ni en forma derrochadora. La utilización de varias tarjetas de crédito contribuye de manera significativa al riesgo de adquisición de deudas excesivas. Compren artículos usados hasta que hayan ahorrado lo suficiente para comprarlos nuevos y de buena calidad. La compra de artículos de mala calidad casi siempre termina por ser muy cara.

“Ahorren… un porcentaje determinado de sus ingresos” (“Una guía para la economía familiar”, Liahona, abril de 2000, pág. 45).

APLICACIÓN Y EJEMPLOS

El élder Marvin J. Ashton dijo:

“Una vez tuve la oportunidad de conversar con una pareja extraordinaria de jóvenes, los cuales se iban a casar esa misma semana. Sus ojos brillaban de ilusión por el acontecimiento importante que se avecinaba, así como por el amor perdurable del uno por el otro. Ambos gozaban de las ventajas de una educación universitaria, de buenos hogares y de experiencias culturales. Era un deleite ser partícipe de sus personalidades, de sus planes y de su potencial. El cortejo parecía haber comenzado, de manera apropiada, sobre una base eterna.

“Durante nuestra entrevista, las respuestas que dieron a sólo una pregunta hicieron surgir en mí cierta preocupación. Espero que mi afán y mis sugerencias les hayan impulsado a reexaminar su futuro enlace.

“A la pregunta ‘¿Quién va a administrar el dinero en el matrimonio?’, ella contestó: “Él, creo”. Y él dijo: “Todavía no hemos hablado de ello”. Esos comentarios me sorprendieron y hasta me extrañaron.

“¿Cuán importantes son las finanzas y la administración del dinero en los asuntos familiares y matrimoniales? Permítanme ser yo quien responda: ‘Tremendamente importantes’ ” (“Una guía para la economía familiar”, Liahona, abril de 2000, págs. 42–44).

¿Por qué crees que el élder Ashton se preocupó tanto cuando esa pareja le dijo que no habían hablado sobre la administración del dinero?

Al principio de este capítulo, el presidente Spencer W. Kimball explicó que la Iglesia mantiene permanentemente un presupuesto. ¿Por qué la administración personal y las finanzas familiares son tan importantes como la administración de los asuntos financieros de la Iglesia?

¿Por qué es importante la administración del dinero para el matrimonio y los asuntos familiares?

El élder Joe J. Christensen, en ese entonces de la Presidencia de los Setenta, dijo:

“Durante muchos años, mi padre tenía la costumbre de cambiar a un auto nuevo cada año. Luego, poco después de la Segunda Guerra Mundial, cuando el precio del grano aumentó, nos sorprendió un día ver a papá llegar en un auto más caro.

“Una mañana mi madre preguntó: ‘¿Cuánto más costó ese auto nuevo que el otro?’.

“Cuando mi padre se lo dijo, mi madre agregó: ‘Bueno, el otro auto siempre me ha llevado a donde necesitaba ir. Creo que debemos dar la diferencia a alguien que la necesite más que nosotros’.

“Y así fue; al año siguiente papá regresó a los autos más baratos y ellos [mis padres] continuaron su vida generosa.

“Si no somos cuidadosos, es fácil que nuestros deseos se conviertan en necesidad” (“La codicia, el egoísmo y los excesos”, Liahona, julio de 1999, pág. 10).

¿Qué lecciones acerca de la administración financiera aprendió de sus padres el élder Christensen por medio de esa experiencia?

¿Qué diferencia existe entre desear y necesitar?

¿Qué nos ayuda a aprender la diferencia?

Sergio y Nadia esperaron largo tiempo para contraer matrimonio. Terminaron sus estudios y ambos tenían trabajos bastante buenos. Estaban acostumbrados a vivir con un presupuesto ajustado, pero ahora que tenían más dinero comenzaron a comprar cosas que pensaban que necesitaban y que siempre habían deseado; pero se dieron cuenta de que sus compras eran muchas veces más caras de lo que habían pensado. A menudo, cuando uno de ellos le compraba algo al otro, éste se sentía a su vez obligado a comprar algo para su cónyuge. De esa forma gradualmente se comenzaron a acumular las deudas. La semana pasada, Nadia se enteró de que estaba embarazada. Ella siempre había pensado criar a su hijo sin tener que salir a trabajar.

¿Qué consejo le darías a esta pareja?

¿Qué deben hacer para afrontar los problemas que se les avecinan?

RESUMEN ANALÍTICO

  • ¿Por qué el pago de diezmos y ofrendas nos bendice tanto espiritual como temporalmente?

  • ¿Por qué el evitar las deudas innecesarias brinda una gran tranquilidad?

  • ¿Por qué es importante ser honrados en los negocios?

  • ¿Por qué el administrar el dinero junto con la familia aumenta la unidad?

NOTAS E IMPRESIONES:

PRESUPUESTO PARA DE 20

INGRESO

Planeado

Real

Sueldos/Salarios (después de pagar los impuestos)

Otras entradas

Total de ingresos

GASTOS

Planeados

Reales

Donativos a la Iglesia

Ahorros

Alimentos

Hipoteca o alquiler

Servicios públicos

Transporte

Pagos de deudas

Seguros

Atención médica

Ropa

Otros

Total de gastos

Ingreso menos gastos

Un presupuesto nos ayuda a planear y a evaluar nuestros gastos.

Haz un presupuesto para un período específico (como por ejemplo: semanal, quincenal o mensual) de acuerdo con la frecuencia con que recibas tu sueldo.

Ajusta tu ingreso a los gastos y gasta menos de lo que ganas.