15
PRESTÉMONOS SERVICIO LOS UNOS A LOS OTROS
INTRODUCCIÓN
El servicio es una parte importante de nuestro progreso eterno. Crecemos al servir a los demás y al permitir que otros nos sirvan. Inste a sus alumnos a planificar una vida dedicada a servir significativamente y ayúdelos a entender que no deben sentirse culpables ni avergonzados respecto a recibir ayuda. Los que reciben servicio sirven a su prójimo de diversas maneras.
PRINCIPIOS PARA COMPRENDER
-
Los siervos del Señor y las Escrituras nos enseñan a prestarnos servicio los unos a los otros.
-
En algún momento, todos necesitamos ayuda.
-
Podemos prestarnos servicio de diferentes modos.
-
El prestarnos servicio mutuo debe ser un objetivo que dure toda la vida.
SUGERENCIAS PARA LA ENSEÑANZA
Los siervos del Señor y las Escrituras nos enseñan a prestarnos servicio los unos a los otros.
Cuente a sus alumnos el siguiente relato: Andrés era un deportista muy conocido en su escuela y estaba un poco orgulloso de sus logros. Cierto día, su obispo le pidió que dedicara dos horas a la semana a ayudar en un orfanato cercano, algo que a él le molestó.
Pida a los alumnos que empleen las ayudas de estudio de sus Escrituras para buscar pasajes que podrían compartir con Andrés respecto a la solicitud de servicio de su obispo. Invite a varios alumnos a compartir los pasajes que encuentren y que digan por qué creen que se aplican a Andrés.
Pida a los alumnos que lean las palabras de las Autoridades Generales que aparecen bajo el encabezado “Los siervos del Señor y las Escrituras nos enseñan a prestarnos servicio los unos a los otros”, en las páginas 105–106 de sus manuales, y que busquen principios e ideas que puedan compartir por considerarlos congruentes con la petición del obispo.
Pregunte:
-
¿Cómo podría madurar Andrés con esta experiencia?
-
¿Qué valor tendría su servicio para las personas del orfanato?
-
¿Por qué creen que el tema del servicio aparece en forma frecuente en las Escrituras y en boca de los siervos del Señor?
-
¿Cómo puede el servicio acercarles más al Salvador?
En algún momento, todos necesitamos ayuda.
Comparta el siguiente relato: Cinthia siempre estaba dispuesta a ayudar a los demás. Casi todos los miembros de su barrio habían recibido ayuda suya en alguna ocasión. Ella parecía saber cuándo la gente necesitaba algo antes, incluso, de que se lo dijeran a nadie. Un día se cayó de una escalera mientras ayudaba a una familia a limpiar la casa. Se rompió la pierna y la tuvo enyesada durante varios meses. Las muchas personas a las que había ayudado se ofrecieron para prestarle servicio, pero para sorpresa de todos ella se negó a que lo hicieran.
Pida a los alumnos que analicen esta situación y el consejo que le darían a Cinthia y a los miembros de su barrio.
Pregunte: ¿Qué tipos de personas podrían necesitar el servicio o la fortaleza que podemos ofrecer? Anote las respuestas de los alumnos en la pizarra. La lista podría incluir:
-
Los enfermos
-
Los que están solos
-
Los que están tristes
-
Los que han enviudado
-
Los que pasan hambre
-
Los pobres
-
Los misioneros recién llamados
-
Los padres con niños pequeños
-
Los padres solteros
-
Los niños huérfanos de padre o madre
-
Los que padecen los efectos del pecado
Explique que a veces buscamos oportunidades de servir a los demás mientras que los más necesitados están en nuestro propio hogar.
Pregunte: ¿Por qué a veces pasamos por alto las necesidades de nuestra propia familia?
Lean el fragmento de “La Familia: Una proclamación para el mundo” en la página 106 del manual del alumno y pregunte:
-
¿Qué nos enseña la proclamación de la familia sobre el servicio?
-
¿Qué motivos damos a veces para no servir a nuestra familia?
Invite a los alumnos a compartir ejemplos de ocasiones en las que sirvieron a sus familiares y cómo se sintieron al respecto.
Comparta el siguiente consejo del presidente Gordon B. Hinckley:
“Tenemos la tendencia a hablar de cifras mayores tales como el número de miembros de la Iglesia, pero nunca debemos olvidar que todos somos personas que tenemos nuestras propias necesidades y problemas, nuestras propias esperanzas y sueños, nuestra propia fe y convicciones. Algunos son fuertes mientras que otros son débiles; pero todos nos esforzamos. Todos enfrentamos problemas; éstos son graves y difíciles. Nos necesitamos el uno al otro para edificarnos y fortalecernos mutuamente. Nunca debemos olvidar el hecho de que debemos “[socorrer] a los débiles, [levantar] las manos caídas y [fortalecer] las rodillas debilitadas” (D. y C. 81:5)” (véase “La obra sigue adelante”, Liahona, julio de 1999, pág. 5).
Pregunte:
-
¿Cómo se sienten cuando reciben la ayuda que les resulta necesaria?
-
¿Por qué es importante ser lo bastante humilde no sólo para servir, sino para recibir ese servicio cuando se necesita?
Podemos prestar servicio de diferentes modos.
Los milagros de Jesús representan actos de servicio. Escriba las siguientes referencias de las Escrituras en la pizarra, sin las frases entre paréntesis. Reparta las referencias entre los miembros de la clase y pídales que en silencio lean su pasaje y que en la pizarra, al lado de la referencia, escriban una breve descripción del servicio brindado. (Dependiendo del número de alumnos, tal vez desee agregar más referencias o utilizar menos de las que hay.)
-
Mateo 8:1–3 (Sanó a un leproso)
-
Mateo 9:27–31 (Devolvió la vista a un ciego)
-
Mateo 14:16–21 (Alimentó a una multitud)
-
Marcos 1:23–26 (Expulsó a un espíritu maligno)
-
Marcos 2:5 (Perdonó pecados)
-
Lucas 7:11–17 (Restauró la vida al hijo de una viuda)
-
Juan 2:1–10 (Convirtió el agua en vino para los invitados de una boda)
-
Juan 4:46–54 (Sanó al hijo de un oficial del rey)
Pregunte:
-
¿Cuáles son algunos actos de servicio que podemos realizar nosotros por otras personas?
-
¿Cuáles son algunos actos de servicio que podemos brindarle a Dios? (Tras las respuestas, pida a un alumno que lea Mosíah 2:17 [Dominio de las Escrituras] en caso de que no se hubiera mencionado.
-
¿Qué importancia tiene la actitud a la hora de brindar servicio? ¿Por qué?
La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días recibe el reconocimiento internacional por sus labores humanitarias. Lea la siguiente declaración del élder Gordon B. Hinckley, que entonces era miembro del Quórum de los Doce Apóstoles:
“En [la Iglesia] se encuentran cientos de miles de hombres, de todas las honradas sendas de la vida, investidos con la autoridad para actuar en el nombre de Dios, y obligados, bajo la misma naturaleza del don sagrado que cada uno ha recibido, a fortalecerse y a ayudarse mutuamente…
“Éste es uno de los grandes objetivos de la organización de quórumes en el sacerdocio de la Iglesia: despertar el conocimiento de las necesidades de otros y una oportunidad y un vehículo para fortalecerse mutuamente” (“Hombres, ¿qué hará la Iglesia por vosotros?”, Liahona, febrero de 1973, pág. 46).
Comparta las palabras siguientes de la hermana Mary Ellen Smoot, que era Presidenta general de la Sociedad de Socorro, dirigidas a las mujeres de la Iglesia:
“Me siento constantemente inspirada por su fe, su virtud y su deseo de hacer lo que el Señor desea que hagan. Gracias por su servicio… Dondequiera que voy, veo los frutos de la Sociedad de Socorro que se ponen de manifiesto en la vida de las hermanas de la Iglesia. Cada una de nosotras es un instrumento en las manos de Dios…
“… Si unidas nos servimos las unas a las otras y a todos los hijos de nuestro Padre, podremos ser instrumentos en las manos de Dios, no sólo para aliviar el sufrimiento físico, sino lo que es más importante, para socorrer a los que necesiten ayuda espiritualmente” (“Somos instrumentos en las manos de Dios”, Liahona, enero de 2001, pág. 104).
Pregunte: ¿Cómo pueden ustedes y su familia hacer más para ayudar a los necesitados?
Lean y analicen Mosíah 4:16–27. Las siguientes preguntas pueden serle útiles:
-
¿Qué actitud debemos tener respecto a “[impartirnos] el uno al otro” de vuestros bienes (versículo 21)?
-
¿Debemos dar dinero a todo el que lo pida? ¿Hay momentos en los que sería útil otro tipo de servicio?
-
¿Cuál debe ser nuestra actitud si “no [tenemos], y sin embargo, [tenemos] suficiente” (versículo 24)?
-
¿Qué significa “[mirar] que se hagan todas estas cosas con prudencia y orden” (versículo 27)?
Comparta el siguiente consejo del obispo H. Burke Peterson, por aquel entonces consejero del Obispado Presidente:
“[Las Escrituras] nos enseñan que, a pesar de lo grandes o importantes que sean nuestros logros terrenales, no obstante lo mucho que logremos, ya sea como obispos, secretarios, presidentes, maestros o padres, a menos que aprendamos a mostrar caridad, no somos nada. (Véase 1 Corintios 13:1–3.) Todas nuestras buenas obras carecerán de valor si nos falta el amor cristiano.
“La caridad se mide de varias maneras. Quizás el grado máximo de este amor lo manifieste aquel que se abstiene de juzgar la conducta o los actos de otro, recordando que sólo hay Uno que pueda ver en el corazón de los hombres y saber la verdadera intención, o sea, el verdadero motivo que desencadenó la acción. Solamente hay Uno con derecho a juzgar el éxito en la vida de una persona. El juzgar y tener prejuicios impide a muchas personas expresar una verdadera actitud caritativa o la disposición para ayudar a los necesitados, aun a aquéllos dentro de nuestro propio círculo familiar” (“El cuidado de los nuestros”, Conference Report, abril de 1981, pág. 81).
Ayude a los alumnos a entender que debemos hallar maneras de ayudar que realmente fortalezcan a las personas necesitadas. Si lo desea, puede repasar con los alumnos los principios de “Ser autosuficiente a la manera del Señor” (véase la página 42).
El prestarnos servicio mutuo debe ser un objetivo que dure toda la vida.
Invite a los alumnos a pensar en una persona a la que conozcan y cuya vida haya estado dedicada a brindar servicio. Escriba en la pizarra Cómo sirvieron. Sin pedirles que den el nombre de la persona en la que estén pensando, pídales que compartan el tipo de servicio brindado. Anote las respuestas en la pizarra.
Pregunte:
-
¿En qué se asemeja el servicio de esa persona con el principio impartido en Mateo 6:3–4?
-
Según Doctrina y Convenios 64:33, ¿qué enseña el Señor sobre los pequeños actos de servicio?
-
¿Qué están haciendo algunas personas de edad avanzada para ayudar a su prójimo?
-
¿Qué les enseña su ejemplo sobre la importancia de servir por el resto de la vida?
Diga a los alumnos que cuando a algunas personas se las releva de un llamamiento que ha implicado un gran servicio, como servir en una misión, erróneamente creen que por haber hecho tanto tienen derecho a dejar de servir. Pregunte: ¿Por qué esta actitud puede ser espiritualmente peligrosa?
Comparta el siguiente consejo del élder M. Russell Ballard, del Quórum de los Doce Apóstoles:
“Todos ustedes, los que ya han prestado servicio [en una misión de tiempo completo], recuerden que se les relevó de la misión, mas no de la Iglesia. Han pasado dos años siendo representantes del Señor Jesucristo. Esperamos que siempre se vean y actúen como uno de Sus discípulos. Vistan como tales. Actúen como tales. No sigan las tendencias y las modas mundanas… Las reglas para la felicidad y el éxito después de la misión son básicamente las mismas que las que tenían durante la misión: orar con fervor, trabajar arduamente y ser obedientes” (“La generación más grandiosa de misioneros”, Liahona, noviembre de 2002, pág. 49).
Pregunte:
-
¿Cómo se aplica el consejo del élder Ballard a todos los Santos de los Últimos Días?
-
¿Por qué debemos seguir sirviendo al Señor y a Sus hijos durante toda la vida?
SUGERENCIAS DE ASIGNACIONES PARA LOS ALUMNOS
-
Pida a los alumnos que piensen en cómo ayudar a un familiar, a su congregación local de la Iglesia, o a su comunidad, durante la semana próxima. Pídales que, de ser posible, piensen en una persona de cada categoría. Sugiérales que anoten sus experiencias en la sección “Notas e impresiones” de sus manuales.