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LA ADMINISTRACIÓN PRUDENTE DE LOS RECURSOS ECONÓMICOS


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LA ADMINISTRACIÓN PRUDENTE DE LOS RECURSOS ECONÓMICOS

INTRODUCCIÓN

Muchas personas se preocupan de sus finanzas; les inquieta disponer de recursos económicos suficientes para proveer para sí mismas y para sus familias; otras tal vez no comprenden la importancia de ser honradas en sus tratos financieros porque ven que hay quienes parecen prosperar siendo deshonestos. Ayude a sus alumnos a entender la importancia de pagar los diezmos y las ofrendas, cómo evitar las deudas y ahorrar para el futuro, la necesidad de ser honrados en las cuestiones financieras y cómo trabajar juntos como familia para presupuestar sus recursos. Cuando observamos fielmente los mandamientos del Señor, prosperamos en la tierra (véase 1 Nefi 2:20). Esta promesa no se refiere únicamente a los bienes materiales, sino también a las bendiciones personales y familiares.

PRINCIPIOS PARA COMPRENDER

  • El pago de los diezmos y de las ofrendas nos brinda bendiciones.

  • El evitar las deudas innecesarias y el ahorrar para el futuro nos ayuda a mantenernos libres del cautiverio económico.

  • El ser honrados en nuestros asuntos financieros demuestra nuestra integridad personal.

  • El dialogar en familia nos ayuda a decidir cómo utilizar nuestros recursos económicos.

SUGERENCIAS PARA LA ENSEÑANZA

El pago de los diezmos y de las ofrendas nos brinda bendiciones.

El pago del diezmo debería ser la prioridad principal de nuestra administración financiera. Comparta el siguiente relato del presidente Joseph F. Smith:

“Mi madre era viuda y tenía que mantener una familia numerosa. Una primavera, al abrir nuestro depósito subterráneo de papas (patatas), mandó a sus hijos a preparar una carga con las mejores papas, las cuales llevó a la oficina de diezmos. Las papas escaseaban en esa temporada. Yo era un niño pequeño en aquella época y conduje el tiro de caballos. Al llegar a la entrada de la oficina de diezmos, y cuando estaba listo para descargar las papas,salió uno de los secretarios, el cual dijo a mi madre: ‘Hermana Smith, es una vergüenza que usted tenga que pagar el diezmo’… Reprendió a mi madre por pagar el diezmo, y la llamó de todo menos de sabia y prudente; y dijo que había quienes, siendo fuertes y aptos para trabajar, recibían el sustento de la oficina de diezmos. Mi madre se volvió a él con cierto disgusto y le dijo: ‘William, debería avergonzarse. ¿Quiere usted negarme una bendición? Si no pagara mi diezmo, sería de esperar que el Señor me retuviera Sus bendiciones. Pago el diezmo no sólo porque es una ley de Dios, sino porque a cambio espero una bendición. Al observar éste y otros mandamientos, espero prosperar y poder proveer para mi familia’ ” (en Conference Report, abril de 1900, pág. 48).

Pregunte: ¿Qué lecciones aprendemos de la madre del presidente Smith sobre la importancia de pagar el diezmo?

Pida a los alumnos que lean la declaración del presidente Gordon B. Hinckley en la página 24 del manual del alumno, que comienza así: “No digo…”.

Pregunte: ¿En qué formas puede bendecirnos el Señor, aparte del incremento de riqueza, cuando pagamos fielmente nuestros diezmos y ofrendas?

Explique que cuando pagamos el diezmo demostramos nuestra fe, amor y compromiso al Señor. Los fondos del diezmo son controlados cuidadosamente por la Primera Presidencia y se emplean para la edificación del reino de Dios en la tierra (véase D. y C. 120).

Muestre a los alumnos la moneda de menor valor actualmente en circulación.

Pregunte: ¿Qué valor puede tener una moneda tan pequeña para el Señor?

Durante Su ministerio terrenal, el Señor se fijó en una viuda que pagaba una ofrenda. Pida a los alumnos que lean Lucas 21:1–4. Explique que una blanca era la moneda de menor valor de la época de Jesús.

Pregunte:

  • ¿Qué significa que los ricos dieran “de lo que les sobra” pero la viuda diera “todo el sustento que tenía”?

  • ¿Por qué la actitud al dar es más importante para Dios que la cantidad?

Comparta el siguiente caso práctico:

Esteban comenzó unos estudios. Tenía un empleo de media jornada y no tenía deudas de las que preocuparse. Sin embargo, al cobrar el sueldo se dio cuenta de que no tendría dinero suficiente para pagar el alquiler y además pagar el diezmo.

Pregunte: ¿Qué consejo le darían a Esteban?

Ayude a los alumnos a entender que pagamos el diezmo porque tenemos fe, no porque tengamos dinero (véase la cita del élder Joseph B. Wirthlin en el manual del alumno, pág. 24).

Pida a un alumno que lea la cita del presidente James E. Faust en la página 24 de sus manuales.

Lea con los alumnos Malaquías 3:8–12 (Dominio de las Escrituras, Malaquías 3:8–10) y pregunte:

  • ¿Qué creen que significa “abriré las ventanas de los cielos”? (Las respuestas podrían incluir bendiciones tanto temporales como espirituales.)

  • ¿Consideran el diezmo como una dádiva a Dios o como el pago de una deuda? ¿Por qué?

Comparta el siguiente consejo del élder Jeffrey R. Holland, del Quórum de los Doce Apóstoles:

Paguen su diezmo y ofrendas por honestidad e integridad, porque pertenecen a Dios…

“El pago del diezmo no es una pequeña dádiva que otorgamos a Dios caritativamente, sino que es el pago de una deuda” (véase “Como huerto de riego”, Liahona, enero de 2002, pág. 39).

Pregunte:

  • ¿Cómo podemos ser bendecidos espiritualmente al pagar el diezmo?

  • ¿Quién o qué creen que es el “devorador” que se menciona en Malaquías 3:11?

Explique que el devorador puede ser un obstáculo en nuestra vida que tiende a consumir nuestros recursos, como un accidente que genere muchos gastos, problemas de salud o nuestra actitud respecto a los gastos. En ocasiones, el devorador es reprendido por las consecuencias de nuestros actos. El Señor puede enseñarnos cómo evitar o superar esos retos.

Pregunte: ¿Cómo nos prepara el pago del diezmo para la Segunda Venida de Jesucristo? (Pida a los alumnos que lean D. y C. 64:23 [Dominio de las Escrituras] para hallar la respuesta.)

Comparta las dos citas siguientes y pida a los alumnos que señalen las bendiciones que recibieron aquellos que pagaron el diezmo y por qué muchas de esas bendiciones son más preciadas que el dinero.

El élder Heber J. Grant, por entonces miembro del Quórum de los Doce Apóstoles, testificó:

“Doy testimonio, y sé que este testimonio es verdadero, de que los hombres y las mujeres que hayan sido totalmente honrados con Dios, que hayan pagado su diezmo… testifican a todo el mundo de las bendiciones que han recibido de Dios como cumplimiento de esta ley y que Él les ha dado sabiduría por la cual han podido utilizar los restantes nueve décimos, y éstos han sido de mayor valor para ellos y han logrado más con ellos que lo que hubieran logrado si no hubiesen sido honrados con el Señor” (en Conference Report, abril de 1912, pág. 30).

El presidente N. Eldon Tanner, que fue consejero de la Primera Presidencia, enseñó:

Paguen su diezmo y ofrendas por honestidad e integridad, porque pertenecen a Dios… “El pago del diezmo no es una pequeña dádiva que otorgamos a Dios caritativamente, sino que es el pago de una deuda” (véase “Como huerto de riego”, Liahona, enero de 2002, pág. 39).

Invite a uno o dos alumnos a compartir su experiencia con el pago del diezmo y cómo este mandamiento ha fortalecido su fe en el Salvador.

El evitar las deudas innecesarias y el ahorrar para el futuro nos ayuda a mantenernos libres del cautiverio económico.

Escriba en la pizarra: ¿Cómo pueden las deudas limitar nuestra libertad?

Divida la clase en cuatro grupos y asigne a cada grupo una de las primeras cuatro citas de Autoridades Generales de la sección “El evitar las deudas innecesarias…” de las páginas 24–25 del manual del alumno. Pida a cada grupo que busque el punto principal de su cita.

Después de que los grupos hayan analizado las citas, pida a un representante de cada grupo que salga al frente de la clase para realizar una mesa redonda. Formule las siguientes preguntas a los alumnos de la mesa redonda y pídales que se remitan, cuando sea posible, a las citas de sus manuales:

  • ¿Cuáles son algunos de los buenos hábitos financieros que deberíamos desarrollar?

  • ¿Qué significa “ser moderados con nuestros gastos”?

  • ¿Por qué es fácil contraer deudas y difícil salir de ellas?

  • ¿Qué se entiende por deudas aceptables?

  • ¿Cómo pueden las deudas limitar nuestra libertad?

Pida a los alumnos que lean Doctrina y Convenios 104:78–80 y luego anote en la pizarra los principios y el consejo del Señor respecto a las deudas. Pregunte:

  • ¿Por qué creen que éste es un consejo importante sobre cómo sobreponerse a las deudas?

  • ¿Cómo pueden ayudarles estos versículos a evitar contraer deudas?

Comparta la siguiente cita del presidente Heber J. Grant:

“Si hay algo que da paz y tranquilidad al corazón humano, y a la familia, es el vivir dentro de lo que nuestros ingresos nos permitan, y si hay algo que resulta difícil, desalentador y descorazonador es tener deudas y obligaciones que no se pueden satisfacer” (Gospel Standards, compilación de G. Homer Durham, 1969, pág. 111).

Pida a los alumnos que consulten, en el manual del alumno (página 25), el calendario de eliminación de deudas y que lean la explicación previa del élder Marvin J. Ashton. Pídales que en el calendario anoten que cuando la deuda 1 se pagó en julio, el pago mensual de la deuda saldada se sumó a los pagos de la deuda 2 a fin de saldarla antes de tiempo. Pida a los alumnos que expliquen el modelo que se repite en el resto de la gráfica.

El ser honrados en nuestros asuntos financieros demuestra nuestra integridad personal.

En la pizarra escriba la palabra honrado y pida que los alumnos expliquen su significado.

Pregunte: ¿Cómo afecta la honradez a nuestra relación con otras personas, como nuestros padres, nuestros cónyuges, nuestros compañeros de trabajo y nuestros amigos?

Explique que ser honrado con los demás refleja nuestra manera de seguir al Señor. El Señor nos ha llamado Su pueblo del convenio porque estamos dispuestos a hacer convenios con Él y observarlos. Nos ha mandado que seamos honrados con Él y con nuestro prójimo. Comparta la siguiente experiencia del élder James E. Faust, entonces miembro del Quórum de los Doce Apóstoles:

“Mientras servía como Supervisor de Área en Sudamérica, en Montevideo, Uruguay, tuve una de las experiencias más inolvidables. Quería cambiar algún dinero, puesto que en esa época vivía en Brasil; así que el hermano Carlos Pratt me llevó a un banco en el centro de Montevideo y allí me presentó a un empleado que me dijo que me cambiaría mil dólares. Yo no disponía de tanto dinero en efectivo, sólo de un cheque girado desde un banco de Salt Lake City. Nunca había hecho transacción alguna con ellos, nunca nos habíamos visto, ni cabía esperar que nos volviéramos a ver. Ellos no tenían modo alguno de verificar si yo tenía mil dólares depositados en el banco donde tenía mi cuenta. Sin embargo, aceptaron mi cheque sin reparo alguno, basándose simplemente en el hecho de que yo era mormón y de que en ocasiones anteriores habían tratado con otros mormones. Francamente, me sentí agradecido y satisfecho por su confianza” (véase “A éstos haré mis gobernantes”, Liahona, febrero de 1981, pág. 36).

Pregunte:

  • ¿Afecta la honradez a alguien más, además de a nosotros, por el hecho de ser miembros de la Iglesia?

  • ¿De qué manera la falta de honradez es una forma de egoísmo?

Invite a los alumnos a compartir experiencias que ejemplifiquen la honradez en asuntos financieros.

Comparta la siguiente declaración del presidente N. Eldon Tanner:

““El ideal de la integridad jamás pasará de moda, y se aplica a todo lo que hacemos. Como líderes y miembros de la Iglesia debemos dar el ejemplo perfecto de integridad” (véase “La administración financiera”, Liahona, enero de 1980, pág. 152).

Pregunte: ¿Por qué creen que la honradez personal es uno de los requisitos para obtener una recomendación para el templo?

El diálogo como familia nos ayuda a decidir cómo utilizar nuestros recursos económicos.

Trace tres columnas en la pizarra y titúlelas Padre, Madre y Otros familiares. Mientras estudian la siguiente declaración de la Primera Presidencia y del Quórum de los Doce Apóstoles, pida a los alumnos que identifiquen las expectativas y que las anoten en la categoría correspondiente:

“Por designio divino, el padre debe presidir sobre la familia con amor y rectitud y tiene la responsabilidad de protegerla y de proveerle las cosas necesarias de la vida. La responsabilidad primordial de la madre es criar a los hijos. En estas responsabilidades sagradas, el padre y la madre, como iguales, están obligados a ayudarse mutuamente. Las incapacidades físicas, la muerte u otras circunstancias pueden requerir una adaptación individual. Otros familiares deben ayudar cuando sea necesario” (“La Familia: Una proclamación para el mundo”, Liahona, octubre de 1998, pág. 24).

Explique que en el aspecto de proveer las cosas necesarias de la vida sería útil contar con un plan de ingresos y gastos. Dicho plan recibe el nombre de presupuesto.

Pregunte: ¿Por qué es importante que ambos cónyuges participen en la elaboración del presupuesto familiar?

Lea el siguiente consejo del élder Marvin J. Ashton, antiguo miembro del Quórum de los Doce Apóstoles, y pida a los alumnos que busquen más ideas para agregar a las listas de la pizarra.

“La administración del dinero en el hogar entre el esposo y la esposa debe hacerse de común acuerdo, con ambas partes contando con voz y voto…

“La administración de las finanzas familiares debe hacerse de mutuo acuerdo entre marido y mujer y con una actitud de franqueza y confianza. El control del dinero por parte de uno de los cónyuges es una fuente de poder y autoridad que, además de ser inapropiado, genera desigualdad en el matrimonio. Por otro lado, si uno de los cónyuges se retira por completo de la administración económica de la familia, incurre en la abdicación de una responsabilidad imperante” (One for the Money: Guide to Family Finance, folleto, 1992, págs. 2–3).

SUGERENCIAS DE ASIGNACIONES PARA LOS ALUMNOS

  • Pida que los alumnos consulten el presupuesto de la página 31 de sus manuales. Explique que, independientemente de la cuantía de sus ingresos, pueden beneficiarse aprendiendo a presupuestar sus recursos. Un presupuesto nos permite planificar y evaluar el dinero que recibimos y el que gastamos. Invite a los alumnos a preparar un presupuesto estimativo con la hoja de sus manuales. Ejemplifique este proceso creando en la pizarra un presupuesto con datos ilustrativos en cada columna. Inste a los alumnos a preservar la confidencialidad de sus presupuestos.

    Como “Ingreso”, pida a los alumnos que anoten los ingresos que esperan recibir durante un mes en la columna “Planeado”. Aquí podría incluirse el dinero procedente de diversas fuentes, tales como empleos, cuentas de ahorro o becas.

    Como “Gastos”, pida a los alumnos que, en la columna “Planeados”, anoten los desembolsos que esperan realizar. Invítelos a incluir las donaciones a la Iglesia y los ahorros para necesidades futuras, o para casos de emergencia.

    Ínstelos a llevar un registro de sus ingresos reales de un mes y a escribirlos en la columna “Real”. Además, pídales que lleven un registro de sus gastos reales durante el mismo mes para saber cuánto gastan. Ésta será una asignación difícil que requerirá que ellos lleven un registro diario y quizás contar con más espacio que el dispuesto en la hoja de presupuesto del manual del alumno. Tal vez deseen llevar detalladas las cantidades en una hoja aparte y luego utilizar la hoja del presupuesto de sus manuales para resumir sus ingresos y gastos a fin de mes.

    Al final del mes, los alumnos deben comparar sus gastos con sus ingresos. Una vez hallado el total real de ingresos y gastos, podrán determinar cuánto necesitan realmente cada mes y qué gastos es necesario reducir. Por elaborar un presupuesto prudente se entiende equilibrar los ingresos y los gastos y gastar menos de lo que se gana. (Tal vez desee preparar en la pizarra un presupuesto tipo con ejemplos de ingresos y gastos habituales en su localidad.)