2021
Una cuestión de tiempo
Julio de 2021


No te pierdas este devocional

Una cuestión de tiempo

Del discurso “Quedaos tranquilos, y sabed que yo soy Dios”, pronunciado en un devocional a los alumnos de Ensign College, en Salt Lake City, Utah, EE. UU., el 3 de noviembre de 2020. Lee el texto completo en ensign.edu.

La manera en que emplean su tiempo, y en qué lo emplean, importa mucho.

Imagen
una joven mirando su celular

Desde los días de Adán y Eva hasta los días de José y Emma Smith, el mundo cambiaba un tanto despacio de una generación a otra. Sin farolas, faros ni contaminación lumínica, las personas disfrutaban de una abundancia de luz celestial natural. Sin embargo, en las ciudades de hoy en día, es casi imposible ver el cielo nocturno como lo veían Abraham, Moisés, Rut, Elisabet, Jesús y los primeros Santos de los Últimos Días.

En tiempos pasados, las personas también disfrutaban de un silencio natural. Pero hoy en día, el ruido de los automóviles, los aviones y la música han sofocado por completo el mundo natural. Incluso en bosques remotos, a menudo se rompe el silencio con el vuelo de un avión en el cielo.

Y las personas de tiempos pasados experimentaron la soledad de un modo que nosotros no podemos imaginar. Hoy en día, incluso cuando estamos solos, podemos estar sintonizados con nuestros dispositivos móviles, computadoras portátiles y televisores. El mundo en el que vivimos, en constante cambio, está repleto de cosas que nos mantienen entretenidos y ocupados.

¿Tienen tiempo?

Como Apóstol, ahora les hago una pregunta: ¿Disponen de tiempo de quietud personal? Me he preguntado si los que vivieron en el pasado tuvieron más oportunidades de las que tenemos hoy en día para ver, sentir y experimentar la presencia del Espíritu. Si la vida de ustedes carece de tiempo de quietud, ¿empezarían hoy a buscarlo?

Es importante permanecer quietos, escuchar y seguir al Espíritu. Todos necesitamos tiempo para meditar y reflexionar. Incluso el Salvador del mundo, durante Su ministerio terrenal, encontró tiempo para hacerlo: “Y después de haber despedido a la multitud, subió al monte a orar aparte; y cuando llegó la noche, estaba allí solo” (Mateo 14:23).

Todos necesitamos tiempo para examinarnos a nosotros mismos o para llevar a cabo una entrevista personal regular con nosotros mismos. A menudo estamos tan ocupados, y el mundo es tan ruidoso que es difícil oír las palabras celestiales “Quedaos tranquilos, y sabed que yo soy Dios” (Salmo 46:10; véase también Doctrina y Convenios 101:16). Necesitamos ese consuelo.

Los dispositivos electrónicos móviles son una bendición, pero a la vez nos distraen de “la voz apacible y delicada”. Esos aparatos deben ser nuestros siervos, no nuestros amos. Por ejemplo, si esta noche comparten en las redes sociales pensamientos inspiradores de este devocional, su teléfono inteligente es un siervo. Pero si navegan al azar en internet, y en especial si están buscando contenido inapropiado, su teléfono inteligente es el amo de ustedes.

Recuerden lo que aprendió Elías: “… Jehová no estaba en el terremoto […]. Jehová no estaba en el fuego”, sino que el Señor habló con la “voz apacible y delicada” (1 Reyes 19:11–12).

¿A qué dedican su tiempo?

Sinceramente, ¿cuánto tiempo pasan al día con su teléfono inteligente o tableta, sin incluir cuando lo usan para el trabajo, la escuela o el llamamiento de la Iglesia?

Su uso es apropiado y son una bendición. No obstante, cuando los teléfonos inteligentes empiezan a interferir con las amistades y la familia y, sobre todo, con Dios, debemos hacer un cambio. Para algunos de ustedes, el ajuste será leve; para otros, puede ser considerable.

También me preocupa que el exceso de mensajes de texto, Facebook, Twitter e Instagram esté sustituyendo las conversaciones. Me refiero a hablar con sinceridad, directamente entre nosotros; a hablar en oración con el Padre Celestial; a hablar de las cosas que más importan en la vida.

Con demasiada frecuencia, los jóvenes se encuentran en la misma habitación con familiares o amigos, pero están ocupados comunicándose con alguien que ni siquiera está allí. Están perdiendo la oportunidad de conversar con los que están cerca. Cuando vean que ocurre eso, ¡quizá deban enviarles un mensaje de texto para llamarles la atención!

Algunas de las cosas más importantes que he aprendido en mi vida resultaron al escuchar a aquellos que tenían mucha experiencia, aquellos que habían vivido más tiempo y aprendido muchas cosas importantes que yo necesitaba saber. Les ruego que aprovechen las oportunidades de conversar con sus padres, tíos y abuelos y de hablar con ellos mientras están con vida.

¿Respetan el tiempo sagrado?

También me preocupa que algunos de ustedes revisen sus cuentas de correo electrónico, Facebook, Twitter o Instagram o envíen mensajes de texto durante la reunión más importante de la Iglesia restaurada de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días: nuestra sagrada reunión sacramental. En esta importante reunión debemos centrarnos en el Señor a través de la oración, el canto de los himnos y al participar de los emblemas de Su cuerpo y Su sangre.

La reunión sacramental no es el momento para consultar las redes sociales, las noticias o el resultado de un evento deportivo. Uno no puede conectarse con el Espíritu durante la presentación de la Santa Cena mientras está mirando su teléfono inteligente o su tableta, o enviando un mensaje a través de esos dispositivos. Se necesita una conexión espiritual que requiere la Luz de Cristo, instalándose desde la mente al corazón con ardiente amor y devoción.

Sé que muchos de ustedes tienen las Escrituras y otros recursos de la Iglesia en sus teléfonos y tabletas, y algunos padres y líderes de la Iglesia están preocupados por este progreso, pero yo no lo estoy. La Iglesia siempre ha adoptado los avances tecnológicos para ayudar a impulsar la obra del Señor, especialmente en la obra misional.

Por ejemplo, actualmente el 98 por ciento de las misiones de todo el mundo tiene misioneros que utilizan teléfonos inteligentes como parte de su obra. Esto ha sido una gran bendición, sobre todo en medio de la pandemia del COVID-19. Ha mejorado en gran medida la capacidad de ellos para conectarse con otras personas mientras trabajan para encontrar, enseñar y bautizar. Los misioneros han sido bendecidos de maneras milagrosas.

La historia se repite de las formas más interesantes. En el pasado, Israel conservaba las palabras de los profetas en pergaminos. En algún momento, los primeros cristianos adoptaron el códice, la primera versión del libro moderno.

Aquí estamos, 2000 años después, y las personas leemos las Escrituras en teléfonos inteligentes o tabletas, leemos las Escrituras tal como lo hizo Jesús cuando se le dio un pergamino de Isaías para que lo leyera en Nazaret. Ustedes también pueden “desplazarse” (véase Lucas 4:17) para encontrar Escrituras, pero por favor, no se “desplacen” a través de las distracciones durante la presentación de la Santa Cena. Sin duda, durante esos pocos minutos pueden concentrarse en la expiación del Salvador a medida que buscan que el Espíritu del Señor los bendiga durante la próxima semana.

Consideren la posibilidad de poner su teléfono inteligente o su tableta en modo avión durante todo el bloque de reuniones dominicales. Seguirán teniendo acceso a las Escrituras, a los discursos de la conferencia general, a los himnos y a los manuales en la aplicación Biblioteca del Evangelio, pero no se distraerán con los mensajes de texto entrantes ni con otras notificaciones.

¿Pueden encontrar tiempo de refugio?

Además de encontrar tiempo para contemplar y meditar, también necesitamos encontrar un lugar, como se menciona en Doctrina y Convenios, que sea “defensa y […] refugio contra la tempestad” (Doctrina y Convenios 115:6).

Necesitamos un tiempo y un lugar especiales donde podamos apagar nuestros dispositivos electrónicos para poder conectarnos con el Espíritu de Dios.

Uno de los mejores lugares para conectarnos con el Espíritu es el templo: la Casa del Señor. Por supuesto, lo mismo se puede decir de los demás edificios dedicados de la Iglesia, entre ellos las aulas de Seminario e Instituto. Podemos hallar refugio en nuestros hogares o apartamentos cuando escogemos simplemente apagar los dispositivos, quedarnos tranquilos y aprender sobre las cosas de Dios.

Para ayudarnos a descubrir el mundo en el que Adán y Eva, Abraham y Sara, y José y María encontraron a Dios, y para ayudarnos a encontrar un lugar en el que podamos sentir y oír la voz del Señor hoy en día, los invito a ir al templo. Esperamos con ansias el momento en que los templos puedan estar abiertos de nuevo para todas las ordenanzas por representante. Cuando estén abiertos, los invito a ir tan a menudo como sea posible y a apagar sus teléfonos inteligentes y guardarlos antes de entrar a los jardines del templo.

En todas las ordenanzas en la Casa del Señor, oirán bellas palabras y promesas que el Señor da a Sus hijos. Es el único lugar donde pueden oír esas bellas e inspiradoras palabras.

Si no reúnen los requisitos para obtener una recomendación para el templo en este momento, los invito a prepararse para ser dignos de una recomendación para el templo y asistir tan pronto como puedan. Ruego que tengan el deseo de obtener una recomendación y asistir al templo con regularidad.

Les aseguro que al ir al templo o al visitar los jardines, andarán en terreno sagrado y santo. Ustedes oirán la voz suave y apacible del Espíritu en el templo o en sus sagrados terrenos de maneras que nunca lo harán en un centro comercial, en restaurantes ni en lugares públicos. De hecho, el templo es un lugar maravilloso para que reciban respuesta a sus oraciones.

¿Pueden tomarse un tiempo hoy?

El mundo en el que vivimos hoy en día se está alejando muy rápidamente de las enseñanzas de Cristo en sus leyes y sus costumbres. Satanás está trabajando sin cesar para confundir a los hijos y a las hijas de Dios y para desviar a los elegidos de cumplir su deber y de recibir la plenitud de las bendiciones de Dios.

Satanás quiere que ustedes piensen que ya no tienen tiempo para los buenos hábitos que aprendieron en casa, en Seminario e Instituto, y en su misión; tales como el estudio diario de las Escrituras, orar a diario, participar dignamente de la Santa Cena cada semana, y prestar servicio genuino y sincero. También quiere que permanezcan al margen de las batallas importantes y cruciales de hoy en día, sin estar anhelosamente consagrados a ellas.

Pero recuerden que estamos en guerra, en una continuación de la guerra que empezó en el mundo de los espíritus. No se queden al margen; dediquen tiempo a esos hábitos importantes todos los días. “Vestíos de toda la armadura de Dios”, como nos invitó a hacer Pablo: “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este mundo, contra las fuerzas espirituales de maldad en las regiones celestes” (véase Efesios 6:11–12).

Como Apóstol del Señor Jesucristo, los invito a que se tomen un tiempo para unirse a la batalla. Pónganse la armadura de Dios, y háganlo hoy (véase Alma 34:32). No esperen hasta casarse, empezar su profesión o hacerse mayores. ¡El Señor los necesita ya!

Imprimir