Las mujeres de los primeros días de la Restauración
Confiar en el Señor
Debido a que conocía al Señor por medio de las Escrituras, la profunda fe de Mary Ann Young le permitió sentir “mucha calma en medio de la tormenta”1.
Mary Ann Angell era afortunada por haber crecido en un hogar en donde se daba prioridad a la lectura de las Escrituras. Le agradaban de manera especial las enseñanzas del Salvador2. Aprendió a temprana edad que podía escuchar la voz del Señor mediante las Escrituras y hallar consuelo en Sus enseñanzas.
En 1831, escuchó la predicación del Evangelio restaurado de Jesucristo en Rhode Island, EE. UU. y, luego de leer el Libro de Mormón, Mary Ann se convirtió al Evangelio.
Se mudó a Kirtland, Ohio, alrededor de 1833, donde conoció a Brigham Young, con quien se casó a principios de 1834. Durante los siguientes 48 años, al pasar por muchos traslados y pruebas, Mary Ann Angell Young continuó escuchando al Señor por medio de las Escrituras y a poner su fe inquebrantable en Él.
Por ejemplo, su esposo salió a servir en una misión en Gran Bretaña en 1839, solo diez días después de que ella diera a luz a su hija Alice. Durante los veinte meses que siguieron, Mary Ann y sus seis hijos pasaron dificultades; sufrieron enfermedades y sobrevivieron principalmente con pan de maíz, leche y algunos vegetales del huerto3. Mary Ann se las arregló para encontrar un poco de trabajo para sostener a su familia y cuidar de sí misma y de sus hijos enfermos. No obstante, el Señor les ayudó durante esas pruebas. “Es algo grandioso”, le escribió a su esposo, “confiar en el Señor”4.
Confiando en su conocimiento de las Escrituras, Mary Ann parecía entender, con una firme convicción, que el Señor estaba siempre con ella, que la amaba y comprendía, especialmente en sus muchas pruebas. “Que el Señor nos dirija en todas las cosas y nos dé palabras de consuelo en los momentos más oscuros y difíciles”, era su ruego5.