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Los milagros que me ayudaron a encontrar los registros de mi familia en los Alpes suizos
Nuestra familia no sabía casi nada acerca de los antepasados de mi padre en Suiza. No obstante, pudimos cerrar las brechas por medio de la mano guiadora del Padre Celestial.
Cuando era adolescente, recuerdo haber visto mi árbol genealógico y preguntarme cómo podríamos llenar el árbol familiar del lado de mi padre. Mi padre, Joseph Terribilini, es estadounidense de primera generación. Su padre, Giuseppe, emigró de un pequeño pueblo de los Alpes suizos del que no sabíamos mucho. Siempre había querido avanzar en mi historia familiar, por lo que a menudo oraba pidiendo ayuda para saber cómo superar los obstáculos que enfrentábamos.
No obstante, el Padre Celestial estaba al tanto de ellos. Comenzando con mi llamamiento misional, sentí que Él me guiaba a medida que una serie de seis milagros desde Italia hasta Alabama nos ayudaron a cerrar las brechas en el árbol familiar de mi padre.
Milagro nro. 1
Siempre había tenido el sentimiento de que serviría mi misión en Suiza, donde vivieron mis antepasados. Así que, cuando recibí mi llamamiento para ir a Italia en 1970, me sorprendió, pero me entusiasmó. En la misión de capacitación de idiomas (ahora llamada centro de capacitación misional), descubrí que el sur de Suiza, de donde provenían mis antepasados, en realidad formaba parte de mi misión. Supe que el Padre Celestial me había llamado a ese lugar específico por una razón.
Milagro nro. 2
Al transcurrir la misión, mi compañero y yo fuimos asignados a ser líderes de zona en un área geográfica que incluía el sur de Suiza, y disponíamos de un auto.
Fuimos al pueblo de mi familia, Vergeletto, y buscamos a uno de mis primos. Él nos mostró los alrededores y nos presentó al párroco, quien, a petición nuestra, nos mostró los libros de registros vitales de la zona. Luego regresamos a casa, pero se había plantado en mí una semilla que crecería a lo largo de mi misión.
Milagro nro. 3
Cuando solo me faltaba un mes para terminar mi misión, sentí que debía poner manos a la obra y encontrar los registros de mi familia antes de regresar a casa. Oré para saber si había algo más que pudiera hacer, y sentí una clara impresión del Espíritu que me decía que necesitaba obtener una copia de esos registros vitales que había visto hacía meses. Le dije a mi presidente de misión que sentía que debía regresar al pueblo de mi familia en Suiza y le expliqué por qué. El pueblo estaba a 140 km de distancia, pero mi presidente de misión me dio permiso para ir de todos modos.
Milagro nro. 4
Era el anochecer cuando el estrecho y sinuoso camino nos llevó por la montaña al pueblo de Vergeletto. Nos detuvimos en el punto central del pueblo, la iglesia católica. Luego, mi compañero y yo fuimos atraídos al cementerio que estaba al otro lado de la calle, frente a la iglesia, todo iluminado con velas.
Al entrar en el cementerio, sentí clara y fuertemente que el Espíritu me guio como nunca antes. Ese sentimiento y el aire fresco de los Alpes crearon una sensación que nunca olvidaré. En el cementerio, parecía que casi todas las lápidas tenían mi apellido. Incluso vimos el sepulcro de mi bisabuelo; decía que la gente acudía a él para reparar sus huesos rotos.
Regresamos a la iglesia para ver si podíamos encontrar al párroco. Allí nos encontramos a un anciano que nos dijo que ese día era Il Giorno dei Morti, o una festividad conocida como el Día de los Muertos (lo que explicaba todas las velas del cementerio). El hombre nos dijo que el párroco estaba en servicios religiosos en los pueblos vecinos y que regresaría en dos horas.
Mi compañero y yo esperamos. Cuando el párroco regresó, le recordé nuestro encuentro unos meses antes y luego le pregunté si podía volver a ver los registros vitales de la parroquia.
Él accedió.
Milagro nro. 5
El párroco sacó una caja de libros de cientos de años de antigüedad. Le dije que nuestra Iglesia estaba microfilmando registros parroquiales en Parma, Italia, a 274 km de distancia. Le pregunté si nos permitiría tomar los registros por unas semanas para copiarlos.
De nuevo estuvo de acuerdo. Me quedé atónito.
Al partir del pueblo, me maravillé de lo que acababa de suceder e incluso miré el espejo retrovisor para ver si el párroco estaba corriendo tras nosotros porque había cambiado de opinión. Le devolvimos los registros dos semanas después, como lo habíamos prometido.
Milagro nro. 6
Debido a la caligrafía, el uso del latín y el deterioro, era difícil leer los registros. Pero luego, hace solo unos años, noté que en FamilySearch se habían vinculado a mis antepasados cientos de registros de Vergeletto. ¡Las líneas familiares que antes solo se extendían de tres a cuatro generaciones ahora se extendían de siete a nueve generaciones!
Resulta que un genealogista profesional de Alabama, EE. UU., que no es miembro de la Iglesia, comparte conmigo una rama del árbol familiar mundial. Él había accedido y leído los registros de los libros que yo había copiado en Italia y los había adjuntado en FamilySearch. Este hombre es asombroso; desde entonces hemos colaborado varias veces. Explicó que cargar esos nombres y fuentes es su manera de retribuir a la Iglesia por todo su trabajo para hacer que los registros estén disponibles en FamilySearch.
Ahora el abanico genealógico del lado de mi padre está lleno de nombres. Además, he tenido la bendición de hacer la obra del templo por ellos.
A menudo he contemplado mi experiencia, preguntándome por qué un sacerdote católico permitiría que un joven estadounidense —que también era misionero de otra religión— sacara su colección de registros vitales del país para copiarlos. ¿Mis antepasados estaban orando por mí? ¿Oraban para que se ablandara el corazón del párroco?
No lo sé, podrían haber sido ambas cosas. Pero sí sé que el Padre Celestial puede ayudar a que ocurran milagros cuando buscamos Su ayuda. Como ha prometido el élder Dale G. Renlund, la obra de historia familiar contiene muchas bendiciones para quienes están a ambos lados del velo: “Dios nos fortalecerá, ayudará y sostendrá; y santificará para nosotros nuestra angustia más profunda. Cuando reunimos nuestras historias familiares y vamos al templo por nuestros antepasados, Dios cumple muchas de estas bendiciones prometidas de manera simultánea a ambos lados del velo” 1 . El Señor dirige esta obra, y cuando confías en Él, Él puede obrar milagros para ti y tu familia a medida que te esfuerces por recoger a Israel.