Anna comparte su testimonio
La autora vive en Colorado, EE. UU.
Anna se sentó en silencio en su clase de la Primaria y miraba la pintura de Jesucristo que sostenía la hermana Albo.
“¿Sabe alguno lo que es un testimonio?”, preguntó la hermana Albo.
Anna levantó la mano. “¿Es cuando decimos que la Iglesia es verdadera?”.
“Sí, en parte”. La hermana Albo sonrió. “Cuando compartimos nuestro testimonio, hablamos de lo que sabemos o creemos que es verdad sobre Jesucristo y la Iglesia. Anna, ¿qué es algo que sabes que es verdad?”.
Anna pensó en ello. “Sé que Jesús me ama”.
“Sí, Él te ama. Tienes un testimonio de que Jesús te ama”.
Después de la Iglesia, su mamá le preguntó: “¿Qué aprendiste hoy en la Primaria, Anna?”.
“Aprendí sobre lo que es un testimonio. ¿Cuándo puedo compartir mi testimonio?”.
“¡Cuando quieras!”, dijo su papá. “Podemos tener nuestra propia reunión de testimonios en la noche de hogar”.
A Anna le gustó la idea. “¡Incluso podemos vestirnos con ropa de domingo!”.
Cuando llegó la hora de la noche de hogar, Anna se puso su vestido favorito.
“Bienvenidos a nuestra reunión de testimonios para la familia”, dijo el papá.
El hermano de Anna, Ethan, fue el primero. “Sé que el Evangelio es verdadero. Sé que José Smith fue un profeta. Sé que Russell M. Nelson es nuestro profeta hoy día. Sé que Jesucristo vive”.
Entonces, llegó el turno de Anna. Se puso de pie. “Amo mucho a Jesucristo. Sé que Él me ama. Se preocupa por mí y me hace muy feliz. En el nombre de Jesucristo. Amén”. Sintió calor en su corazón.
La mamá le dio un abrazo. “Gracias, Anna. Pude sentir lo mucho que amas a Jesús”.
Anna sonrió. “Compartir mi testimonio me hace feliz”.