2021
Todavía oigo la canción de papá
Agosto de 2021


Todavía oigo la canción de papá

Leah extrañaba mucho a su papá.

“Y enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos” (Apocalipsis 21:4).

una niña escuchando música

Leah arrojó al suelo la mochila tan pronto como entró en su habitación. Se metió en la cama y apretó la almohada contra el estómago. No podía creer lo que Ashley había dicho de su papá.

El papá de Leah se había suicidado hacía unos meses, y lo extrañaba mucho. Extrañaba sus famosas albóndigas, extrañaba lo feliz que hacía a su mamá y extrañaba verlo tocar la guitarra.

A veces, cuando estaba triste, Leah escuchaba sus canciones. También le escribía cartas que conservaba en una caja de recuerdos en su armario. Era la misma caja en la que guardaba los lentes de su papá, su vieja gorra de béisbol y otras cosas que a él le gustaban. Era su manera de recordarlo.

No obstante, ahora Leah no tenía ganas de escuchar música ni de escribir cartas. Estaba triste, pero también un poco enojada. Apretó la almohada con más fuerza y comenzó a llorar.

Su mamá tocó suavemente a la puerta. “¿Estás bien?”, preguntó la mamá.

Leah se sorbió la nariz y se sentó. La mamá se sentó en la cama junto a ella.

“Ashley dijo algo cruel”, dijo Leah. “Sobre papá”. Siguió con el llanto incontenible. “Dijo que no puede ir al cielo a causa del modo en que murió”.

“Oh, cariño”, dijo la mamá, estrechándola entre sus brazos. “Eso no es verdad”, y le enjugó las lágrimas. “Cuando tu papá murió, su cerebro no funcionaba bien. El Padre Celestial entiende lo que tu papá sentía y por qué estaba sufriendo”.

“Él era un hombre bueno”, dijo Leah. “El Padre Celestial lo ama y lo está ayudando, ¿verdad?”.

“Papá era un hombre extraordinario, Leah. Él te amaba mucho”. La mamá se secó una lágrima. “Y el Padre Celestial lo ama. Sé que es así”.

“¿Pero cómo lo sabes?”, preguntó Leah.

“Porque a veces oro en cuanto a ello”, dijo la mamá. “Y, aunque lo extraño tanto que me duele, también siento momentos de paz”.

Leah asintió.

“Lo siento que Ashley te dijera eso”, dijo la mamá. “Sé que es una de tus mejores amigas, y eso es algo muy hiriente”.

“Sí”. Leah se quedó callada por un momento y luego preguntó: “¿Podemos orar juntas?”.

“Claro que sí”.

La mamá y Leah se arrodillaron y Leah comenzó a orar. “Padre Celestial, extraño mucho a mi papá. ¿Está bien él? Por favor, ayúdame a sentirme mejor. En el nombre de Jesucristo. Amén”.

Leah extendió los brazos y le dio otro abrazo a su mamá. Se sentía un poquitito mejor. Todavía estaba muy triste, pero ya no estaba preocupada por su papá. Sabía que el Padre Celestial lo amaba, y sabía que también la amaba a ella.

“Gracias, mamá”. Leah respiró hondo. “¿Puedes ayudarme a hablar con Ashley?”.

“Es una gran idea”, dijo la mamá. “No creo que ella quisiera herir tus sentimientos, pero sería bueno que supiera por qué lo que dijo fue doloroso. Llamaré a su mamá a ver si pueden venir mañana a casa para conversar”.

“Está bien”, dijo Leah. “Creo que ahora pasaré un rato a solas”.

La mamá asintió. “Avísame si necesitas algo”.

Leah puso la música de su papá. Cerró los ojos y escuchó el rasgueo de su guitarra. Luego sacó una hoja de papel y comenzó a escribirle una carta.