El Amigo
La fiesta perfecta de Papa
Enero de 2024


“La fiesta perfecta de Papa”, El Amigo, enero de 2024, págs. 18–19.

La fiesta perfecta de Papa

¿Y si la lluvia no se detenía?

Esta historia sucedió en Samoa.

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Nubes oscuras y sombrías se cernían en el cielo. Alex las miró fijamente.

¡BUM!

Más estruendo de truenos. Grandes y pesadas gotas de lluvia caían por todas partes.

Alex sacudió la cabeza. Eso no era bueno. No era bueno para nada. A veces, en Samoa, podía llover durante días sin parar. ¡Pero quería que el cumpleaños de su abuelo fuera perfecto!

Alex fue a su habitación y se arrodilló junto a su cama.

“Querido Padre Celestial”, dijo. “Por favor, haz que la lluvia cese a tiempo para la fiesta de cumpleaños de Papa mañana. Ya enviamos las invitaciones. En el nombre de Jesucristo. Amén”.

Cuando Alex se puso de pie, vio a su mamá y a su papá de pie en la puerta. Estaban sonriendo.

“Espero que no te importe que hayamos escuchado tu oración”, dijo la mamá.

Alex sonrió. “Está bien. Solo quiero que mañana sea especial para Papa. No será lo mismo si tenemos que quedarnos adentro. ¡No tendríamos espacio para bailar!”.

El padre de Alex le apretó el hombro. “No importa cómo sea el clima, Papa sabrá cuánto lo amas”.

A la mañana siguiente, la mamá y el papá le pidieron a Alex que hiciera la oración familiar. Todavía llovía fuerte y todavía no parecía que fuera a parar.

“Por favor, bendice la lluvia para que se vaya a tiempo para la fiesta”, dijo. “Y por favor bendícenos a todos para que lo pasemos bien. ¡Especialmente a Papa!”.

Alex observó el cielo toda la mañana. Durante mucho tiempo, nada cambió, pero entonces ocurrió algo inesperado.

“¡Mira!”, exclamó Alex. “¡Un pedazo de cielo azul!”. Su familia salió corriendo al jardín. Las nubes empezaban a despejar el cielo.

¡Y en unas pocas horas, todas las nubes habían desaparecido! Incluso los charcos en el suelo se habían secado. Alex se apresuró a decorar el jardín. Papa y los otros invitados llegarían pronto.

Cuando Papa llegó allí, se sorprendió. Miró las luces, los coloridos banderines y a todos los invitados. “Todo está precioso”, dijo. “¡Muchísimas gracias!”.

La fiesta fue tan divertida como Alex había esperado. Bailaron con las canciones favoritas de Papa. La comida era deliciosa, especialmente el dulce pan de coco. Alex incluso llegó a cantar con Papa.

La mejor parte, sin embargo, fue cuando llegó el momento de la Siva Taualuga. Esta danza siempre la interpretaba la persona más importante del día. Y, por supuesto, ¡ese era Papa!

Papa se puso a bailar, pero luego miró a Alex. “¡Ven conmigo, Alex!”, lo llamó Papa. Alex se puso de pie de un salto y bailó junto Papa. Pronto todos los demás también estaban bailando.

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Papa se inclinó para abrazar a Alex. “Me hiciste sentir muy especial hoy”, dijo Papa. “Esta fue la fiesta de cumpleaños perfecta”.

Después de que la fiesta terminó, Alex miró hacia el cielo. Las densas nubes negras habían vuelto. La lluvia comenzó a golpearlos otra vez. Pero esta vez, a Alex no le importaba. Sabía que el Padre Celestial había ayudado a que el clima permaneciese bien el tiempo suficiente para la fiesta de Papa.

“Gracias por el buen tiempo”, oró Alex. “Y gracias por un Papa tan maravilloso”.

PDF del relato

Ilustraciones por Augusto Zambonato