“Janeelyn se aleja del teléfono”, El Amigo, marzo de 2024, págs. 36–37.
Janeelyn se aleja del teléfono
Tenía muchas ganas de ver el siguiente video. Y el siguiente, y el siguiente.
Esta historia sucedió en Malasia.
Janeelyn deslizó el pulgar por la pantalla del teléfono. Los videos pasaban rápidamente. Hizo una pausa para ver uno y, luego, volvió a deslizar el dedo. Se detuvo en otro video. Tenía muchas malas palabras, pero era divertido, así que siguió viéndolo. Luego, continuó deslizando el dedo.
“¡Janeelyn! ¿Quieres venir a dibujar?”. Su hermana menor, Jojo, agitó un trozo de papel.
Janeelyn levantó la mirada. “Ahora no”.
“De acuerdo”. Jojo frunció el ceño y dejó el papel.
Deslizar, deslizar, deslizar. Videos de animales adorables. Videos de personas famosas. Videos de niños bailando. Y unos cuantos videos que Janeelyn sabía que no era bueno ver. Bueno, tal vez más que unos cuantos. Janeelyn comenzó a sentir que debía dejar de verlos.
Pero la gente también publica muchas cosas buenas, pensó ella. Incluso había aprendido nuevas maneras de dibujar en algunos videos.
“Janeelyn”, dijo la mamá.
“¿Mmm?”. Janeelyn ni siquiera levantó la vista esta vez.
“Esta noche comeremos arroz frito con mariscos”, dijo la mamá. “¿Me ayudas a prepararlo?”.
A Janeelyn le encantaba el arroz frito con mariscos, pero no quería levantarse en ese momento.
“¿Puedo simplemente poner la mesa?”, preguntó. “Puedo ayudar con los platos después también”.
“Está bien”, dijo la mamá. “Pero debes hacerlo cuando te lo pida. Y, en ese momento, deberás darme el teléfono. ¿De acuerdo?”.
“De acuerdo”, dijo Janeelyn.
Janeelyn siguió viendo videos. De nuevo sintió que no debía verlos, pero tenía muchas ganas de ver el siguiente video. Y el siguiente, y el siguiente. Deslizar, deslizar. ¡Era difícil parar!
Finalmente, Janeelyn dejó el teléfono. Bueno, tal vez podría terminar de ver un último video…
No, se dijo Janeelyn con firmeza. El Espíritu Santo la había inspirado y quería escuchar. Su mano seguía cerca del teléfono. ¡Era muy tentador! Janeelyn cerró los ojos con fuerza.
Querido Padre Celestial, oró en silencio. Me estoy esforzando mucho por escuchar al Espíritu Santo, pero necesito ayuda. Quiero dejar de ver estos videos, pero no estoy segura de cómo hacerlo. En el nombre de Jesucristo. Amén.
En ese momento, la mamá le dijo que pusiera la mesa. Janeelyn se levantó de un salto y sonrió. Esa era una forma de ayudarla a dejar el teléfono.
Janeelyn puso los platos sobre la mesa. “Mamá, vi algunas cosas malas en el teléfono”, dijo de golpe.
La mamá levantó la vista de la cocina. “¿Qué tipo de cosas?”.
“Simplemente palabras malas y videos malos”, dijo Janeelyn encogiéndose de hombros. “Pero no todo es malo”.
“¿Qué hiciste cuando viste esas cosas malas?”, preguntó su mamá.
Janeelyn se quedó callada un momento y puso un vaso en cada lugar.
“Seguí mirando”, dijo ella. “No sé por qué, pero el Espíritu Santo me dijo que me detuviera, así que oré para pedir ayuda”.
La mamá puso una fuente humeante de arroz frito con mariscos sobre la mesa. “A veces es muy difícil dejar de hacer cosas, aunque sepamos que son malas”, dijo ella. “Y, cuando eso sucede, lo mejor que podemos hacer es orar”.
Janeelyn sonrió. “Entonces hice lo correcto”.
“Así es”. La mamá dio cucharas a Janeelyn para que las pusiera en la mesa. “No todo es malo en internet. Podemos conectarnos con amigos y compartir ideas, pero también puede ser difícil mantenerse alejado de todas las cosas malas. De ahora en adelante, si vas a ver videos, veámoslos juntas. Así tu papá y yo podremos ayudarte si ves algo malo”.
Janeelyn asintió. La próxima vez, vería videos con su mamá y su papá, pero, hasta entonces, había muchas cosas divertidas que podía hacer sin el teléfono.
“¿Puedes avisar a todos que es hora de cenar?”, preguntó su mamá.
“¡Sí! Y, después de cenar, ¡voy a dibujar con Jojo!”.