Una conversación con Will sobre cómo ayudar a los refugiados

Will es de Pensilvania, EE. UU. Le preguntamos acerca de un proyecto que creó para ayudar a otras personas.

Háblanos de ti

Tengo once años. Me gusta jugar al fútbol y al lacrosse, hornear galletas, nadar, esquiar y patinar. También toco el piano y el violín. Mi color favorito es el azul marino y mi comida favorita son los huevos (revueltos, fritos, cocidos… ¡me encantan en todas sus formas!). Cuando crezca, quiero ser médico, como mi papá.

¿Cómo se te ocurrió la idea de ayudar?

Oí que muchas familias de otro país estaban huyendo en busca de seguridad y algunas de esas familias se iban a mudar a una zona cercana. Enseguida pensé: “¿Cómo puedo ayudarlos?”.

Oré para saber cómo ayudarlos. Después, mi mamá recibió un mensaje de correo electrónico de la Sociedad de Socorro de la estaca, en el que pedían donaciones de artículos para las familias de refugiados. ¡Sabía que mi oración había sido contestada!

¿Cómo ayudaste?

Me encanta hornear (mi especialidad son las galletas), así que decidí vender galletas para ganar dinero para esas familias. Hice folletos y recorrí el vecindario en patines para repartirlos. Mi perro, Coco, me acompañó.

Muchos de mis vecinos estaban encantados de comprar mis galletas. Con el dinero que gané, compré ollas y sartenes para donar.

¿Cómo te sentiste?

Me sentí bien al saber que esas familias podrían cocinar usando las ollas y sartenes. Me imagino lo reconfortante que debe ser una comida casera cuando estás en un país nuevo.

En la Primaria, aprendí que “cuando os halláis al servicio de vuestros semejantes, solo estáis al servicio de vuestro Dios” (Mosíah 2:17). Sentí el amor del Padre Celestial por mí y por las personas que se estaban mudando a mi zona.

¿Qué consejo le darías a alguien que quiera ayudar?

Busca maneras de prestar servicio en tu barrio o estaca. También podrías ayudar en un refugio local de tu zona. ¡Hay maneras de ayudar en todas partes!

Ilustraciones por Dave Williams