El Amigo
Hora de relatos de las Escrituras
Mayo de 2024


“Hora de relatos de las Escrituras”, El Amigo, mayo de 2024, págs. 30–31.

Hora de relatos de las Escrituras

“¿Alguien tiene un libro que quiera que lea hoy?”, preguntó el señor Otoo.

Esta historia sucedió en Ghana.

“Es hora de leer”, dijo el señor Otoo.

Nyameye se sentó derechito. ¡La hora de la lectura era divertida!

Todos los días en la escuela, el maestro leía un libro en voz alta a la clase. A veces leía acerca de animales, otras veces de gente de otros países, y a veces preguntaba a la clase si tenían un libro que quisieran que leyera.

“¿Alguien tiene un libro que quiera que lea hoy?”, preguntó el señor Otoo.

Nyameye levantó la mano. “¡Yo!”. Metió la mano en su bolso y sacó su libro favorito. ¡Era el libro de relatos del Libro de Mormón! Lo había traído para leer después de la escuela mientras esperaba que su madre lo recogiera. Ver las imágenes lo ayudaba a entender los relatos de las Escrituras.

El señor Otoo sonrió cuando vio que el libro era grande. “No tendremos tiempo para leerlo todo. ¿Hay alguna parte que te gustaría que leyera?”.

“Sí”, dijo Nyameye. Hojeó las páginas hasta que encontró su relato favorito. “¿Puede leer este, por favor? Se llama ‘El sueño de Lehi’”.

“¿De qué trata ese relato?”, preguntó el señor Otoo.

“Se trata de un profeta que tuvo una visión. Vio un hermoso árbol con frutos deliciosos”. Nyameye señaló una imagen del árbol. “Quería que su familia comiera el fruto con él. ¿Lo leerá?”. Nyameye le entregó el libro al maestro.

“Por supuesto”, dijo el señor Otoo. Entonces empezó a leer en voz alta. Leyó acerca del sendero angosto que conduce al árbol, de la barra de hierro y de guardar los mandamientos.

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Un maestro leyendo un libro a los niños

Selorm, un amigo de Nyameye, levantó la mano. “¿Qué tipo de árbol era?”, le preguntó a Nyameye.

“No lo sé”, dijo Nyameye. “Pero el fruto era tan bueno que ¡debe ser aún mejor que un árbol de mango!”. Entonces Nyameye se detuvo a pensar. “En la iglesia aprendí que el fruto representa el amor de Dios, ¡así que tiene sentido que sea tan sabroso y especial!”.

Cuando terminó la clase, Nyameye se sentó afuera a esperar a su madre. Sacó el libro de relatos del Libro de Mormón para leer un poco más.

“Ese fue un relato genial”, dijo Selorm mientras se sentaba junto a Nyameye. “¿Puedo leer otro contigo?”.

“¡Sí!”. Nyameye buscó otro relato. Leyeron acerca de Abinadí y el rey Noé.

Más compañeros de clase se acercaron a escuchar. Cuando tenían preguntas, Nyameye las respondía. ¡Incluso les hizo preguntas acerca de los relatos que leyeron!

Pronto Nyameye vio a su madre caminar hacia ellos. “Gracias por leer conmigo”, dijo a los otros niños. Cerró el libro y sonrió. Estaba feliz de que a sus amigos les gustaran sus relatos favoritos tanto como a él.

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PDF del relato

Ilustración por Zhen Liu

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