“Ir a la Iglesia con Ghuka”, El Amigo, enero de 2025, págs. 30–31.
Pioneros en toda tierra
Ir a la Iglesia con Ghuka
Kelvin nunca había visto una iglesia como esta.
Una historia real de Kenia.
Kelvin apiló cuidadosamente en el estante las brillantes botellas de leche de vidrio. Hacía poco que se había mudado a vivir con sus abuelos en un pueblo a las afueras de la ciudad. Eran dueños de una lechería y a Kelvin le gustaba ayudar.
“Esta noche vamos a una actividad en nuestra iglesia”, dijo Ghuka (abuelo). “¿Quieres ir con nosotros? Será divertido”.
A Kelvin le gustaba divertirse. “¡Sí!”, exclamó. “Iré contigo”.
Después de cerrar la tienda, Kelvin y sus abuelos se fueron a pie a la actividad. Pasaron por otras tiendas que vendían telas, frutas y plantas en macetas. Después de un rato, llegaron a la iglesia.
Kelvin quedó pasmado mientras miraba el hermoso edificio. Nunca antes había visto una iglesia como esa. La mayoría de las iglesias tenían una cruz en la parte superior, pero esta no.
Adentro, los abuelos de Kelvin le presentaron a muchas personas agradables. Comieron comida deliciosa y participaron en juegos.
Pero Kelvin tenía curiosidad, así que deambuló por los pasillos de la iglesia. Vio pinturas de Jesucristo, luego entró en un salón de clases y notó algunas fotografías en la pared.
¿Quiénes son esas personas?, se preguntó Kelvin.
Después de salir del salón, vio a dos jóvenes en el pasillo que llevaban camisa blanca y corbata. “Hola”, dijo uno de ellos. “Somos misioneros. ¿Cómo se llama?”.
Kelvin se presentó y luego preguntó: “¿Quién es el hombre de esa fotografía?”, señalando una de las fotos que había en la habitación.
“Ese es el profeta”, dijo el otro misionero. “¿Sabe qué es un profeta?”.
Kelvin sonrió y negó con la cabeza.
“Un profeta es un mensajero de Dios”, dijo el misionero. “Él nos enseña lo que Dios desea que sepamos”.
Cuando Kelvin caminó a casa con sus abuelos esa noche, tenía en la mano un ejemplar del Libro de Mormón que los misioneros le habían dado. Estaba entusiasmado por aprender más acerca de los profetas y de esta nueva Iglesia.
“¿Nos lo leerías?”, preguntó Ghuka cuando llegaron a casa. Los abuelos de Kelvin no sabían leer.
“¡Sí!”, dijo Kelvin. Abrió el Libro de Mormón y leyó en voz alta. No entendía todas las palabras, pero sintió algo especial.
El domingo, Kelvin caminó con sus abuelos de regreso a la iglesia. Fue a una clase para todos los niños; se llamaba Primaria. ¡Hizo muchos amigos! Aprendió más acerca de los profetas y de Jesús.
Los misioneros visitaron a Kelvin para enseñarle más. Un día le hicieron una pregunta: “¿Seguirá el ejemplo del Salvador y será bautizado?”
Kelvin sonrió de oreja a oreja. “¡Sí!”.
El día de su bautismo, Kelvin entró en el agua. Estaba fría, pero cuando Kelvin miró a su alrededor, vio a sus abuelos, a los misioneros y a todos sus nuevos amigos de la Iglesia. ¡Se sintió tan amado!
Al elegir seguir a Jesucristo, Kelvin fue un pionero en su familia. ¡No hallaba las horas de continuar siguiéndolo y ayudar a los demás a seguirlo también!