“¿Qué sucederá con mi misión?”, Para la Fortaleza de la Juventud, febrero de 2022.
¿Qué sucederá con mi misión?
Cuando me preparaba para una misión, una enfermedad repentina y debilitante fue una prueba de fe.
Desde que era niño, he querido servir en una misión. Pero en mi segundo año de escuela secundaria empecé a experimentar entumecimiento en los pies, las rodillas y los brazos. En cuestión de semanas, no podía caminar, correr ni subir las escaleras.
Empecé a tomar ciertos medicamentos, pensando que resolverían el problema rápidamente y así podría volver a la escuela y prepararme para la misión. En cambio, seguí empeorando. Pronto no pude hacer nada por mí mismo: no podía cepillarme el cabello ni pararme para agarrar el control remoto del televisor.
Recibí muchas bendiciones de salud, pero la enfermedad no desaparecía. Me ingresaron en un hospital en Acra, donde me atendieron médicos experimentados, pero no pudieron descubrir qué me pasaba. Empecé a pensar que no volvería a caminar y mucho menos podría servir en una misión.
Mientras estaba en el hospital, el presidente de misión y su esposa vinieron a visitarnos a mí y a mi mamá. El presidente me preguntó si quería servir en una misión y le dije que había querido servir antes de enfermarme. Él me dijo: “No te preocupes, servirás en una misión”.
Al día siguiente de volver a casa del hospital, estaba sentado con mi mamá cuando escuché una voz que me decía que me parara y caminara. Tenía miedo de caerme, pero sabía que debía intentarlo. Me paré yo solo. Lentamente, pude dar mi primer paso, lo que me dio más confianza. Continué dando más pasos; aunque al principio temblaba, sabía que, gracias a mi fe en Jesucristo y las bendiciones de salud que había recibido, sería capaz de servir en una misión.
Volví a la escuela e, inmediatamente después de terminar mis estudios, mandé mis papeles para la misión. Recibí mi llamamiento algunos meses después para servir en la Misión Nigeria Lagos. El servir al Señor y enseñar a Sus hijos acerca del Evangelio restaurado me dio mucho gozo. Aunque no todos sanan como yo, sé que el Señor nos bendice a todos, de acuerdo con Su voluntad, cuando tenemos fe en Él.
El autor vive en Ghana.