Para la Fortaleza de la Juventud
Haz el bien y defiende la verdad y la rectitud
Junio de 2024


“Haz el bien y defiende la verdad y la rectitud”, Para la Fortaleza de la Juventud, junio de 2024.

Haz el bien y defiende la verdad y la rectitud

Tienes innumerables oportunidades de ayudar a edificar el Reino de Dios, sin importar dónde estés.

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Jesucristo enseñando

Gedeón, el fiel líder nefita, reconocía la doctrina falsa cuando la oía. La había escuchado del rey Noé y de sus sacerdotes inicuos que “se envanecían con el orgullo de sus corazones” y “eran mantenidos en su pereza” obligando al pueblo a darles todo lo que necesitaban para vivir (Mosíah 11:5–6). Ellos también le habían enseñado al pueblo a pecar.

Después de que el rey Noé mandara a matar a Abinadí y tratara de destruir a Alma y a sus conversos, Gedeón juró detener al rey y poner fin a tal iniquidad. Solo le perdonó la vida a Noé a causa de una invasión lamanita. Más tarde, Gedeón reconoció que los lamanitas habían sometido al pueblo al cautiverio porque ellos se habían negado a abandonar sus iniquidades. Después de que el pueblo se arrepintió, él los ayudó a escapar.

Cuando ya era anciano, Gedeón nuevamente confrontó el orgullo y la iniquidad al presentarse ante Nehor, quien estaba tratando de “descarriar al pueblo de la iglesia” (Alma 1:7). Valiéndose de la palabra de Dios como su única arma, Gedeón valientemente confrontó a Nehor y su iniquidad. Nehor respondió con enojo atacando a Gedeón con su espada y, lamentablemente, mató al “hombre justo” que había “hecho mucho bien entre este pueblo” (Alma 1:9, 13).

Hoy en día, al igual que Gedeón, tienes innumerables oportunidades de ser un “instrumento en las manos de Dios” (Alma 1:8) al servir a los demás, defender la rectitud y proteger la libertad de adorar. Al seguir el fiel ejemplo de Gedeón, puedes hacer “mucho bien” por quienes te rodean.

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Unas jóvenes haciendo servicio

Unidos en el servicio

Como seguidor del Señor Jesucristo, puedes demostrar tu amor por Dios y por tu prójimo al procurar bendecir a los demás y ayudar a los necesitados. Estoy agradecido por el servicio desinteresado y la ministración que tú y otros miembros de la Iglesia ofrecen en barrios, ramas, estacas y templos de todo el mundo.

También tienes innumerables oportunidades de prestar servicio en tu comunidad y contribuir a organizaciones educativas y benéficas que procuran edificar y ayudar a las personas. Recibimos muchas bendiciones al unirnos en el servicio a los demás. “Cuando juntamos las manos para servir a las personas en necesidad”, dijo el presidente Henry B. Eyring, Segundo Consejero de la Primera Presidencia, “el Señor une nuestros corazones”.

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Hombres jóvenes en una tienda de bicicletas

“Alzad, pues, vuestra luz”

Una manera importante de hacer el bien es guardar tus convenios y llevar una vida semejante a la de Cristo, sin importar dónde te encuentres. El Salvador dijo: “Alzad, pues, vuestra luz para que brille ante el mundo. He aquí, yo soy la luz que debéis sostener en alto: aquello que me habéis visto hacer” (3 Nefi 18:24; véase también Mateo 5:14).

Ya sea en la escuela, en el trabajo o mientras juegas, ya sea en vacaciones, en una cita o en línea, no te avergüences de “tomar sobre [ti] el nombre de Cristo” (Alma 46:21). Alza tu voz en defensa de la rectitud al compartir tu fe y tus creencias.

Mediante tus palabras y tus obras, puedes testificar a los hijos del Padre Celestial que sigues a Su Hijo. A medida que defiendas la verdad y la rectitud al alzar la luz del Salvador, las personas que te rodean se fijarán en ti y los cielos te apoyarán.

Defender la libertad religiosa

En muchos sentidos, nuestra época no es tan diferente de la época en que Nehor intentó alejar a la gente de la Iglesia. La libertad religiosa está siendo atacada en todo el mundo, y las voces de quienes se oponen a la función vital de la religión en la sociedad son cada vez más fuertes.

Los ataques a la libertad religiosa tendrán éxito si no defendemos nuestros derechos religiosos. “Como Iglesia”, enseñé recientemente, “nos unimos a otras religiones para proteger a las personas de todos los credos y creencias, así como su derecho a expresar sus convicciones”.

Nunca debes disculparte por tu fe. Una fe religiosa vibrante fortalece y protege a las familias, comunidades y naciones; fomenta la obediencia a la ley, el respeto por la vida y la propiedad, y enseña la moralidad, la caridad, la generosidad, la integridad y la honradez, virtudes esenciales necesarias para que una sociedad justa y libre prospere.

Al igual que Gedeón, tú puedes hacer “mucho bien” y edificar el Reino de Dios al servir diligentemente, alzar tu luz y defender la libertad religiosa. Que el Señor te bendiga en tus esfuerzos por hacer “mucho bien” entre tu familia, tu comunidad y tu nación.

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