Para la Fortaleza de la Juventud
Una relación poderosa
Agosto de 2024


Una relación poderosa

Un convenio es más que un contrato; es una relación.

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Sillas verdes

Todavía tengo una foto de las sillas verdes en las que se sentaban el élder Pistone y el élder Morasco mientras enseñaban a mi familia en nuestra casa en Argentina. Enseñaban con tanto poder espiritual que mi hermana de diez años y yo (de nueve años) corríamos para tocar las sillas cuando se iban, con la esperanza de que ese poder se nos contagiara.

Pronto supe que el poder no provenía de las sillas, sino de tener una relación por convenio con Dios y Jesucristo.

Mi experiencia bautismal

Hice mi primer convenio el 13 de noviembre de 1977. No recuerdo mucho de mi bautismo, pero sí recuerdo que el élder Pistone me ayudó a entrar en el agua y el élder Morasco me confirmó mientras mi cabello todavía estaba mojado. También recuerdo el gozo que sentí cuando los nuevos amigos del barrio me dieron besos y abrazos a la manera argentina, y el fuerte deseo que sentía de ser una hija fiel del Padre Celestial.

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Una familia en su bautismo

La joven hermana Spannaus (en medio) con sus padres (izquierda), su hermana Silvina (extremo derecho) y el élder Morasco.

Más tarde me di cuenta de que el gozo que sentía provenía del don del Espíritu Santo. Aprendí que, al guardar fielmente mis convenios con Dios, el Espíritu estaría conmigo. El Espíritu Santo es solo una de las poderosas bendiciones que provienen de una relación por convenio con Dios y Jesucristo.

Ahora bien, aun cuando mis motivos, pensamientos y acciones no sean los mejores, tengo la esperanza de seguir intentándolo. ¿Por qué? Porque el participar de la Santa Cena hace posible que yo renueve mis convenios y haga nuevos convenios cada semana. Estoy muy agradecida por esa experiencia.

Una afectuosa relación por convenio

A menudo escuchamos que los convenios son promesas recíprocas entre nosotros y Dios. Aunque es verdad, eso no es todo lo que son. En realidad, “guardar los convenios no es algo impersonal, sino una relación afectuosa”.

Entonces, ¿cómo creas una relación por convenio con el Padre Celestial y el Salvador? Ellos ya te aman de una manera perfecta y desean bendecirte (véase 3 Nefi 14:11). Sin embargo, cualquier relación recíproca requiere tiempo y amor de ambas partes.

¿Quieres pasar más tiempo con Ellos? Cuando haces cosas que Ellos harían, ¡estás caminando con Ellos! Eso podría ser tan sencillo como escuchar a un amigo durante un momento difícil, dedicar tiempo a jugar con un hermano o incluir a alguien que se sienta excluido. Hace poco, pasé tiempo caminando con Dios al grabar mensajes de voz y enviar mensajes de texto a una amiga de Argentina que se sentía sola. También he decidido mantener siempre activa mi recomendación para el templo a fin de poder pasar tiempo con el Señor en Su Santa Casa. Puedes orar para pedir ideas que te ayuden a pasar tiempo con el Padre Celestial y tu Salvador.

¿Quieres mostrarles tu interés? Considera los mandamientos de los que has hecho convenio que guardarías como una manera de expresar tu amor y no como una lista de normas. Por ejemplo, para vivir la Palabra de Sabiduría, aprendí a cocinar comidas saludables. Ahora estoy enseñando a mis hijas a hacer lo mismo. A medida que guardes los mandamientos de Dios de buena gana, aumentará tu amor por Él y por el Salvador.

Nuestras relaciones por convenio con el Padre Celestial y Jesucristo nos ayudarán a conocerlos mejor y a tener más acceso a Su poder en nuestra vida, infinitamente más que cualquier cosa que un juego de sillas verdes pueda ofrecer. ¡Y ese poder nos cambia para siempre!

Nota

  1. Ann M. Madsen, en Truman G. Madsen, The Temple: Where Heaven Meets Earth, 2008, pág. 69.

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