Hallar paz después de la parálisis
Después de quedar paralizada debido a un accidente automovilístico, yo no dejaba de pensar: “¿Por qué a mí?”. Sin embargo, hacer algunas cosas me ha ayudado a sentir paz.
En 2022, mis amigos y yo íbamos en un pequeño vehículo todoterreno por el desierto cuando tuvimos un accidente que hizo que el auto volcara. Me desperté en el suelo, cubierta de sangre y no podía sentir nada. Poco después, llegó un helicóptero para llevarme a un hospital. Descubrí que me había roto el cuello en dos partes y que estaba paralizada de los hombros para abajo.
Al principio, eso definitivamente puso a prueba mi testimonio. No dejaba de pensar: “¿Por qué a mí?”. No entendía por qué todos mis amigos habían salido caminando del accidente y yo no. Yo era una gimnasta y animadora deportiva de dieciséis años, y eso no era lo que había imaginado para mi vida.
Escoger la gratitud
Un día después del accidente la estaba pasando muy mal y no quería levantarme de la cama e ir a fisioterapia, pero fui, y allí vi a un hombre que estaba paralizado y se había quemado. Él estaba sonriendo y hablando con todos los terapeutas, y pensé: “Si él puede hacerlo, yo también puedo”.
Después de esa experiencia, pude centrarme más en la gratitud. Me di cuenta de lo afortunada que era y pude aceptar un poco más mi situación. Me di cuenta de que tengo que elegir despertar y centrarme en las cosas buenas, como mi maravillosa familia y el Evangelio de Jesucristo.
Mirar más allá de las etiquetas
He descubierto que ayudar a otras personas me ayuda a mí. Recuerdo haber visto en terapia a un par de adolescentes que estaban paralizados. Me acerqué a ellos y les hablé, porque me habría encantado que alguien hubiera hecho eso por mí.
Muchas personas están pasando por cosas difíciles. En fisioterapia, se ven pruebas a tu alrededor que son muy evidentes. En la escuela secundaria, todos están pasando por dificultades también, pero nadie lo sabe realmente. Están más ocultas. Existen muchas etiquetas, como “jugador de fútbol” y “animadora”. A veces da miedo salir de las etiquetas y hacer nuevos amigos. Me gusta animar y dar volteretas, y siempre pensé que esas cosas definían quién era yo.
Pero me di cuenta de que esas etiquetas no lo son todo en la vida. La apariencia de las personas, lo diferentes que son de ti, esas cosas realmente no importan. Puedes tender una mano a todos y centrarte en ayudarlos. Y ahora algunos de mis mejores amigos son personas con las que nunca antes hubiera imaginado tener una amistad.
Confiar en el Salvador
Después de un tiempo en un centro de rehabilitación, he podido ganar movimiento en los brazos y algo de sensibilidad en las piernas. Sigo progresando cada día.
No sé cómo será mi futuro y, sin el Señor, estaría muy asustada. Hace poco recibí mi bendición patriarcal y me ayuda a sentirme segura de que, pase lo que pase, estaré bien. Leer las Escrituras y orar todos los días también me ha ayudado a superar muchas cosas. Sin Jesucristo, sé que mis dificultades me afectarían mucho más. Él me ayuda a sentir paz aun cuando las cosas sean difíciles.
La autora vive en Utah, EE. UU.