Para la Fortaleza de la Juventud
La modestia: Mi larga travesía
Octubre de 2024


Jesucristo es tu fortaleza

La modestia: Mi larga travesía

“Mamá, dame UNA buena razón por la que debo vestirme modestamente. Las he escuchado todas”. (O eso creía yo).

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ropa en perchas

Me gustaría poder decir que crecí amando el principio de la modestia, pero sinceramente, no fue así. Si bien mis padres me enseñaron que la modestia era importante, yo pensaba que los atuendos inmodestos de los programas que veía eran mucho más lindos que cualquier cosa modesta.

Había escuchado muchas razones para vestir modestamente que no tenían sentido para mí, desde “La modestia es más atractiva” hasta “Es tu responsabilidad vestirte modestamente para evitar que los jóvenes tengan pensamientos impuros”. La forma inmodesta en que me vestía me conseguía la atención que quería. No estaba dispuesta siquiera a considerar las bendiciones de vestir modestamente, y me enojaba mucho cuando las personas me animaban a hacerlo.

“Dame una buena razón”

Un verano, cuando estaba por salir con unos amigos, mi mamá vio el atuendo inmodesto que llevaba puesto y dijo: “Elizabeth, ya pronto vas a ser adulta. Realmente tienes que pensar en el tipo de persona que quieres ser, y eso va de la mano con la apariencia que proyectas”. Cuando ella dijo eso, yo estaba lista para pelear.

“Mamá, dame una buena razón por la que debo vestirme modestamente. Las he escuchado todas. Y todavía estoy esperando escuchar algo que no tenga que ver con los jóvenes y sus pensamientos. Dame algo, cualquier cosa, que tenga sentido”.

Ella miró por la ventana por un momento. Después de un momento en silencio, me miró con amor y en voz baja dijo: “Porque es un principio de obediencia y tú amas al Padre Celestial”.

Me sentí completamente desarmada, incapaz de contestar. Sus palabras plantaron la semilla que necesitaba para comenzar a superar esta dificultad.

La verdad sobre la modestia

Empecé a darme cuenta de que la modestia no tenía que ver solo con mi forma de vestir. Al igual que las advertencias en las Escrituras contra el uso de ropa lujosa (véanse Alma 5:53; Mormón 8:36–39), mi elección de ropa era solo un síntoma de que era orgullosa en mis pensamientos y mi conducta. Y ese orgullo era algo a lo que me había aferrado durante muchos años. No estaba dispuesta a dejar de lado lo que yo quería, que en realidad era validación y atención, por lo que el Padre Celestial quería para mí.

En la guía Para la Fortaleza de la Juventud leemos: “El Padre Celestial desea que nos veamos unos a otros por lo que realmente somos: no solo como cuerpos físicos, sino como Sus amados hijos e hijas con un destino divino” (2022, pág. 24). Comencé a ver mi cuerpo como algo sagrado, algo que necesitaba usar para glorificar a Dios, no a mí misma.

Llenos de Su amor

Cuando comencé a arrepentirme, el Padre Celestial llenó con Su amor las partes de mi corazón que querían recibir atención. Esto me hizo sentir tal fortaleza y esperanza que el deseo de vestir inmodestamente comenzó a abandonar mi alma.

La forma en que hablaba comenzó a cambiar, mi amor por los demás creció y mi deseo de servir aumentó. No solo adopté el principio de la obediencia a Dios en mi vida; empecé a amarlo. Podía sentir su poder protector. Ese cambio me ayudó a prepararme para ir al templo y hacer hermosos y sagrados convenios en Su casa.

Ahora siento amor por la modestia porque amo el principio de la obediencia, algo que nunca pensé que podría suceder. Sin embargo, el Padre Celestial nunca se dio por vencido conmigo y nunca se dará por vencido contigo en cualquier cosa con la que estés teniendo dificultades, incluso si es un viaje largo y lleno de baches.

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