Seguid al Profeta
Mis queridos hermanos, es un honor estar aquí con vosotros. Ruego humildemente que el Espíritu me guíe en lo que os digo para que repasemos brevemente algunos sucesos de la vida de nuestro Profeta y tratemos con mas firmeza de seguir su ejemplo y ser buenos discípulos de Jesucristo.
El presidente Kimball citó algo que dijo el Sr. F. M. Bareham: “Cuando hay que arreglar algo que esta mal, cuando hay que enseñar una verdad o cuando hay que descubrir un continente [y podríamos agregar, o cuando Dios quiere que leamos el Libro de Mormón], Dios envía a un niño al mundo para que lo haga”. (En Conference Report, abril de 1960, pág. 84.)
Y fue así que el 4 de agosto de 1899, en Whitney, Idaho, Sarah Benson comenzó con dolores de parto. Su esposo, George, le dio una bendición. “El Dr. Allan Cutler la atendió en el dormitorio de la casa, encontrándose allí ambas abuelas, Louisa Bensun y Margaret Punkley. El parto fue largo y difícil, y cuando el niño nació, un varoncito grande, el doctor no pudo hacer que respirara. Con rapidez lo dejó sobre la cama diciendo que no había esperanzas para el niño, pero que creía que podía salvar a la madre. Mientras el Dr. Cutler atendía febrilmente a Sarah, las abuelas corrieron a la cocina, orando en silencio mientras trabajaban. Poco después volvieron con dos ollas de agua, una fría y otra tibia. Metían al niño en el agua fría y luego en la tibia hasta que por fin lo oyeron llorar. El niño, que pesaba mas de cinco kilos, vivía. Luego, ambas abuelas dieron fe de que el Señor lo había salvado. George y Sarah lo llamaron Ezra Taft Benson.” (Sheri L. Dew, Ezra Taft Benson: A Biography, Salt Lake City: Deseret Book Co., 1987, págs. 13-14.)
Cuando Ezra tenía doce años, su padre fue llamado a una misión, y como era el mayor de los hijos, quedó a cargo de su madre, que estaba encinta, y de sus seis hermanos y hermanas. Durante una epidemia de viruela, todos enfermaron y la madre se puso muy grave, pero aun así, no quisieron seguir el consejo del doctor de que le avisaran al padre que regresara a casa. El Señor les bendijo y ellos superaron esta y muchas otras dificultades mientras el hermano Benson servia una misión.
“A comienzos del otoño de 1920, Ezra Taft Benson paso un fin de semana en Logan a fin de prepararse para ingresar en la universidad. El y un primo estaban parados en la vereda de la calle Main de esa ciudad cuando una linda joven pasó por allí manejando un automóvil y saludó a un amigo agitando la mano. Pocos minutos después volvió a pasar y volvió a saludar. ‘¿Quién es?’, preguntó el joven Ezra. ‘Flora Amussen’, contestó su primo. Había algo en aquella joven que atrajo al presidente Benson, por lo cual dijo con entusiasmo: ‘Cuando venga aquí este invierno voy a cortejarla’. ‘No creo que puedas’, replicó su primo y agregó: ‘Ella es demasiado popular para un chico de campo como tu’. ‘Eso lo hace aun más interesante’, dijo el actual presidente Benson. Él tuvo la clara impresión de que se casaría con ella.” (Dew, págs. 46-41.)
En el verano de 1921, cuando tenía 21 años, recibió una carta del presidente Heber J. Grant en la que lo llamaban a una misión a Gran Bretaña. El 13 de julio de 1921 fue al Templo de Logan con sus padres y, dos días después, se despidió de sus padres y de su novia y emprendió el viaje a Inglaterra. (Véase Dew, pág. 50.)
En la misión, el élder Benson estudio y trabajó mucho, pero no creía que estaba haciendo muy bien la obra, y escribió en su diario que se sentía insatisfecho de sus tímidos intentos de hablar. Pero al ir madurando espiritualmente, se le invitó a hablar en la Rama South Shields. Se le asignó hablar sobre la Apostasía, pero él en cambio dio un poderoso discurso sobre la veracidad del Libro de Mormón. Mas tarde dijo: “Hable con una soltura como nunca lo había hecho. Después no pude recordar lo que había dicho, pero varias personas que no eran miembros se me acercaron al terminar y me dijeron: ‘Esta noche hemos recibido un testimonio de que José Smith fue un profeta de Dios y estamos listos para el bautismo’. Fue una de las experiencias culminantes de mi vida. Fue la primera experiencia de esa naturaleza por medio de la cual supe que el Señor estaba a mi lado” (Dew, pág. 55).
El presidente Benson se casó con su noviecita el 10 de septiembre de 1926 en el Templo de Salt Lake, tras haber vuelto los dos de la misión. Él dijo que la hermana Benson tenía mas fe en el que la que él tenía en sí mismo. Después de 64 años de matrimonio, son un ejemplo de amor y devoción.
Jóvenes, vosotros podéis saber que el Señor esta con vosotros y que os ama a cada uno en particular. Podéis seguir el ejemplo de este gran profeta de ir a la misión y casaros en el templo. Podéis vivir una vida de servicio como él y ser discípulos de Jesús.
Cuando el presidente Kimball murió, vivíamos en Arizona. Él había estado en nuestro hogar, nos habíamos arrodillado con él en oración familiar y también había cenado con nosotros. Sabíamos que era un Profeta de Dios.
Yo deseaba tener un testimonio del Espíritu de que el presidente Benson era el Profeta escogido por Dios. Quería saber mas de lo que ya sabía: que era una buena persona y el siguiente en la línea de sucesión después del presidente Kimball. El Señor fue bueno conmigo y después de ayunar y orar, recibí, por medio del Espíritu, el testimonio de que el presidente Benson era cl Profeta elegido por Dios para esta época, con un llamamiento y un mensaje especial para nuestros días.
Hoy miles de personas han tenido un despertar espiritual porque han estudiado y seguido las enseñanzas del Libro de Mormón como el Profeta nos ha instado a hacer. Hay miles de personas que creen haber recibido un mensaje especial y personal del Profeta al hablar él a los jóvenes de la Iglesia, a las señoritas, a los niños, a los ancianos, a los padres. Hay miles que hoy son mejores personas porque se han despojado del orgullo como lo aconsejó este gran Profeta. Sí,
Te damos gracias, oh Dios, por el profeta
que nos guía en estos últimos días.
(Hymns, 1985, núm. 19.)
Testifico que Ezra Taft Benson nació para ser Profeta, vivió para ser profeta y ha sido llamado por Dios para ser Profeta en nuestros días. El ha establecido un modelo de servicio y perseverancia que todos debemos seguir. Para terminar, quisiera leer las palabras de un himno que expresa lo que sentimos por él.
Pedimos hoy por ti, profeta fiel,
Que Dios te dé salud, gozo y paz;
Felicidad tendrás en tu vejez,
Y Dios hará brillar siempre tu faz.
Pedimos hoy por ti, con gran amor,
Que Dios te dé mas luz, y más valor;
Y con seguridad nos llevaras,
Por sendas de verdad nos guiaras.
Pedimos hoy por ti, con gran fervor,
Y cual a niños da su gran amor,
Derrame sobre ti su rico don,
Y gozaras eterna bendición.
(Himnos de Sión, 1985, núm. 161)
Que el Señor bendiga y sostenga a Su Profeta y que nosotros le sigamos, es mi oración, en el nombre de Jesucristo. Amén.