El día del Señor
“Hay una protección segura para nosotros y nuestros hijos contra las plagas de la actualidad. Sorprendentemente, la clave para esa protección se puede encontrar en la observancia del día de reposo.”
Hermanos y hermanas, he estado meditando por algún tiempo sobre lo que hablaría hoy y parece que he sido guiado en mis pensamientos con respecto al hecho de que muchos en nuestra generación se privan de grandes bendiciones por no honrar el día del Señor.
Os confieso que de niño el domingo no era mi día favorito. El abuelo ponía alto a toda clase de actividad. No teníamos transportación, no podíamos manejar el auto y ni siquiera nos dejaba encender el motor. No podíamos montar los caballos, ni los terneros ni las ovejas. Era el día de reposo y, por mandamiento, los animales también necesitaban descanso. Caminábamos a la Iglesia y a cualquier parte que quisiéramos ir y puedo decir con honradez que observábamos tanto el espíritu como la letra del día de reposo.
De acuerdo con las normas de hoy día, la interpretación del abuelo sobre las actividades del día de reposo parece sumamente estricta; sin embargo, nuestras vidas han perdido algo maravilloso. Hasta el día de hoy he estado pensando y tratando de entender que hemos perdido. Parte es el haber estado yo firmemente en el lado del Señor. Otra cosa que hemos perdido es el sentimiento de que la influencia de Satanás estaba lejos de nosotros. Tal sentimiento era mayormente el fortalecimiento recibido por el poder espiritual que se estaba formando. Teníamos el fuerte sentimiento de que “la abundancia de la tierra” (D. y C. 59:16) era nuestra como lo promete el Señor en la sección 59 de Doctrina y Convenios.
Por siglos, desde la época de Adán hasta ahora, se ha puesto hincapié por siglos en la divina ley del día de reposo mas que en cualquier otro mandamiento. El hecho de que se haya puesto tanto énfasis es una indicación de su importancia. En Génesis vemos que Dios mismo nos dio el ejemplo al crear la tierra:
“Fueron, pues, acabados los cielos y la tierra, y todo el ejercito de ellos.
“Y acabo Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposo el día séptimo de toda la obra que hizo.
“Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en el reposo de toda la obra que había hecho en la creación” (Génesis 2:1-3).
En la época bíblica este mandamiento de descansar y adorar era tan estricto, que su violación traía consigo la pena de muerte (véase Exodo 31:15). Aun a la tierra se le dio un día de reposo:
“Pero el séptimo año la tierra tendrá descanso, reposo para Jehová; no sembraras tu tierra, ni podaras tu viña” (Levítico 25:4).
El Antiguo Testamento se refiere al día de reposo como un día bendito y santificado (véase Exodo 20:11); como un símbolo del pacto perpetuo de fidelidad (Exodo 31:16); como santa convocación (Levítico 23:3) y como un día de celebración espiritual (Levítico 23:32).
Jesús reafirmó la importancia de la devoción del día de reposo, pero introdujo un nuevo espíritu a esta parte de la adoración (Mateo 24:20). Mas bien que observar la obediencia a muchos reglamentos específicos con respecto a lo que se debía o no hacer durante el día de reposo, afirmo que era licito hacer bien en el día de reposo (véase Mateo 12:12). Nos enseñó que “el Hijo del Hombre es Señor del día de reposo” (Mateo 12:8) e introdujo el principio de que “el día de reposo fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del día de reposo” (Marcos 2:27). El mismo hizo cosas buenas ese día, como sanar al paralítico (Marcos 2:1-12) o al hombre que tenia la mano seca (Mateo 12:10-13). De manera que el mandato divino de la observancia del día de reposo en la actualidad es mas una manifestación de la devoción y el compromiso individual que un requisito de la ley civil.
La gran revelación moderna sobre la adoración en el día de reposo se encuentra en la sección 59 de Doctrina y Convenios:
“Y para que mas íntegramente puedas conservarte sin mancha del mundo, irás a la casa de oración y ofrecerás tus sacramentos en mi día santo;
“porque, en verdad, este es un día que se te ha señalado para descansar de tus obras y rendir tus devociones al Altísimo;
“sin embargo, tus votos se ofrecerán en justicia todos los días y a todo tiempo;
“pero recuerda que en este, el día del Señor, ofrecerás tus ofrendas y tus sacramentos al Altísimo, confesando tus pecados a tus hermanos, y ante el Señor.
“Y en este día no harás ninguna otra cosa sino preparar tus alimentos con sencillez de corazón, a fin de que tus ayunos sean perfectos, o en otras palabras, que tu gozo sea cabal” (D y C. 59:9-13).
Este gran mandamiento culmina con una promesa: “de cierto os digo, que si hacéis esto, la abundancia de la tierra será vuestra, las bestias del campo y las aves del cielo, y lo que trepa a los árboles y anda sobre la tierra” (D. y C. 59: 16). El tener el beneficio de toda la creación de Dios es una promesa de gran significado.
El guardar el día de reposo es mas que un descanso físico; trae consigo la renovación espiritual y la adoración. El presidente Spencer W. Kimball dio un consejo excelente con respecto a la observancia del día de reposo. El dijo:
“El día de reposo es un día santo en el cual hay que hacer cosas dignas y santas. Abstenerse del trabajo y del recreo es importante, pero no suficiente. El día de reposo exige pensamientos y hechos constructivos, y si uno solamente esta ocioso sin hacer nada, esta violando el día de reposo. A fin de observarlo, uno estará de rodillas orando, preparando lecciones, estudiando el evangelio, meditando, visitando a los enfermos y afligidos, durmiendo, leyendo cosas sanas y asistiendo a todas las reuniones en las que debe estar ese día. El dejar de hacer estas cosas pertinentes constituye una transgresión del lado de la omisión” (El milagro del perdón, Spencer W. Kimball, págs. 94-95).
A través de los años he podido observar que el granjero que observa el día de reposo parece obtener mas de su granja que el que trabaja los siete días de la semana. El mecánico podrá lograr terminar mas y mejores trabajos en seis días que en siete. El doctor, el abogado, el dentista y el científico podrán lograr mas si tratan de descansar el día de reposo que si tratan de utilizar cada día de la semana para su trabajo profesional. Deseo aconsejar a todos los estudiantes que, si les es posible, ordenen sus horarios para que no tengan que estudiar en el día del Señor. Si los estudiantes y otros que buscan el conocimiento hacen esto, sus cerebros serán mas ágiles y el Espíritu infinito les guiara a las verdades que desean aprender. Esto se debe a que Dios ha santificado su día y lo ha bendecido como pacto perpetuo de fidelidad (véase Exodo 31:16).
El 1° de febrero de 1980, cuando la Primera Presidencia anunció el programa integrado de reuniones dominicales, se dio el siguiente consejo: “Se dará una gran responsabilidad a los miembros y a las familias en la observancia del día de reposo. Tendrán mas tiempo para el estudio personal de las Escrituras y para el estudio familiar del evangelio. Se deberán planificar otras actividades que fortalezcan los lazos familiares tales como visitar a los enfermos y afligidos, prestar servicio, escribir sobre la historia personal y familiar, y hacer trabajo genealógico y misional.
“Se espera que este nuevo horario de reuniones y actividades de como resultado un mayor crecimiento espiritual en los miembros” (véase carta de la Primera Presidencia, fechada el 1° de febrero de 1980). Se espera que los líderes del sacerdocio y los miembros de la Iglesia apoyen el espíritu del acercamiento familiar durante el día domingo.
En forma milagrosa se sostuvo a los hijos de Israel durante cuarenta años. Diariamente recibieron maná desde el cielo, excepto el día de reposo. El mana se tenla que recoger y usar el mismo día que caía o de lo contrario se agusanaba y hedía (véase Exodo 16:20). Pero el día sexto, previo al día de reposo, caía el doble de mana que los otros días (véase Exodo 16:5). El Señor instruyó a los hijos de Israel que recogieran el doble para que les durara dos días, dado que el mana no caía en el día de reposo. Cuando hicieron esto, sucedió un tercer milagro: el mana que habían recogido el día anterior al día de reposo no hedió ni crió gusanos, porque se preservaba para usarse en el día de reposo (véase Exodo 16:24).
A través de los siglos se han preservado otras anécdotas de milagros relacionados con la observancia del día del Señor. Una de ellas es la historia del zapatero que trabajaba bajo una de las piedras mas grandes de Avebury, cerca de Stonehenge, Inglaterra:
“Un domingo”, escribió John Saunders en su diario el 13 de agosto de 1712, “un zapatero estaba remendando zapatos bajo una de esas grandes piedras. Al momento de levantarse, la piedra cayo y se rompió en pedazos exactamente donde el había estado sentado, lo que le hizo ver la gran providencia de Dios al preservarle la vida, aquejándolo por haber desobedecido el día de reposo, razón por la que jamas volvió a trabajar en el día de reposo” (Michael Pitts, Footprints Through Avebury, Lzorchester, Inglaterra: The Friary Press Limited, 1985, págs. 31-32).
Ocurrió un milagro mas reciente en la curtiduría de Bienestar de la Estaca Wells, hace algunos años, cuando se apelambraban pieles de animales. En días regulares de trabajo se sacaban las pieles de las tinajas y se ponía una nueva solución de cal, tras lo cual volvían a meter las pieles en las tinajas. Si no se hacia este proceso durante los días feriados, se pudrían, pero el cambio de la solución de cal jamas se hacia los domingos, y nunca encontraron pieles podridas los lunes. El supervisor de la curtiduría de ese entonces explica:
“Esto nos demostró un hecho extraño los días feriados los determina el hombre y durante esos días, como en cualquier día de la semana, las pieles necesitan atención especial cada doce horas. El domingo es el día que aparta el Señor para descansar, y El hace posible que nosotros descansemos de nuestras labores como El lo ha mandado. Las pieles de la curtiduría nunca se pudrieron en domingo. Este es un milagro del presente, ¡un milagro que sucede cada fin de semana!” (The Guide Patrol Handbook, 1964. pág. 36-37).
¿Por que nos ha pedido el Señor que guardemos el día de reposo? Yo creo que las razones se pueden dividir en tres. La primera tiene que ver con la necesidad física de descansar y renovarse. Lógicamente Dios, que nos creó, debe haber sabido mucho mas que nosotros de los límites de nuestra energía y fortaleza física.
La segunda razón es, en mi opinión, de mayor significado. Tiene que ver con la necesidad de regenerar y fortalecer nuestro bienestar espiritual. Dios sabe que si se nos deja completamente a nuestro placer, sin que se nos recuerden nuestras necesidades espirituales, muchos degenerarán en el deseo de satisfacer solo sus deseos y apetitos mundanales. La necesidad de regenerarse física, mental y espiritualmente se logra en gran parte a través de la observancia del día de reposo.
La tercera razón puede ser la mas importante de todas y tiene que ver con la obediencia a los mandamientos como una expresión de nuestro amor por Dios. Benditos aquellos que no necesitan otra razón sino su amor por el Salvador para guardar sus mandamientos. La respuesta que dio Adán al ángel que le preguntó por que hacia sacrificio al Señor es un modelo para todos nosotros: “No se, sino que el Señor me lo mandó” (Moisés 5:ó).
El profeta Samuel nos recuerda: “Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros” (1 Samuel 15:22).
En este día en que aumenta el acceso e interés por el materialismo, hay una protección segura para nosotros y nuestros hijos contra las plagas de la actualidad. Sorprendentemente, la clave para esa protección se puede encontrar en la observancia del día de reposo: “Y para que mas íntegramente puedas conservarte sin mancha del mundo, iras a la casa de oración y ofrecerás tus sacrificios en mi día santo” (D. y C. 59:9).
¿Quién puede dudar de que la observancia sincera del día de reposo nos puede mantener sin mancha del mundo? El mandamiento de guardar el día de reposo es un convenio continuo entre Dios y sus elegidos. El Señor le dijo a Moisés y a los hijos de Israel: “En verdad vosotros guardareis mis días de reposo; porque es señal entre mi y vosotros por vuestras generaciones … por pacto perpetuo. Señal es para siempre entre mi y los hijos de Israel” (Exodo 31:13, 16-17).
La Ley de Moisés sobre el día de reposo contenía muchos detalles de lo que se podía y no se podía hacer.
Tal vez haya sido necesario para enseñar la obediencia a aquellos que habían estado cautivos y se les había negado el derecho a la libre elección. Mas tarde, muchos llevaron al extremo esas instrucciones mosaicas, lo cual el Salvador condenó. En esos días los tecnicismos de la observancia del día de reposo sobre pasaban lo mas importante de la ley, como la fe, la caridad y los dones del Espíritu Santo.
En nuestra época Dios ha reconocido nuestra inteligencia al no ponernos tantas restricciones. Quizás esto se hizo con la esperanza de que captáramos mas el espíritu de la adoración del día de reposo y no la letra. Hoy día, sin embargo, el péndulo de la profanación del día de reposo se ha mecido hasta el máximo. Peligramos perder las grandes bendiciones prometidas. Después de todo, es una prueba por la cual el Señor busca “probarnos en todas las cosas” (D. y C. 98:14) para ver si nuestra devoción es total.
¿Dónde ponemos los limites de lo que es aceptable o inaceptable en el día de reposo? Dentro de las pautas, cada uno de nosotros debe contestar por si mismo. A la vez que esas pautas están en las Escrituras y en las palabras de los profetas actuales, también deben escribirse y gobernar nuestra conciencia. Sobre los fieles, Brigham Young dijo: “El espíritu de su religión se filtra a través de sus corazones” (Journal of Discourses, 15:83). Es un tanto improbable que estemos violando seriamente la adoración del día de reposo si nos acercamos humildemente al Señor y le ofrecemos todo nuestro “corazón, alma y mente” (véase Mateo 22:37).
Al tratar de ser honrados con el Señor, cada uno de nosotros tendrá que juzgar lo que sea digno o indigno de hacer en el día de reposo. En este día debemos hacer lo que necesitemos hacer en una actitud de adoración, y luego limitar nuestras otras actividades. Deseo testificar en forma muy clara con respecto a las bendiciones especiales de adorar en el día de reposo, en el nombre de Jesucristo. Amén.