2006
Preguntas y respuestas
Octubre de 2006


Preguntas y respuestas

“Ahora que me he unido a la Iglesia, algunos amigos y familiares ponen en duda mi decisión. ¿Qué les contesto?”

  • Unirse a la Iglesia fue la decisión correcta. Puedes ayudar a tu familia y a tus amigos a entender esa verdad, pero tal vez te lleve tiempo.

  • Comparte con ellos tu testimonio y el relato de tu conversión. A ellos les vendrá bien oírlo y a ti recordar las experiencias espirituales que hayas tenido.

  • Invítalos a las reuniones y a las actividades de la Iglesia, y preséntalos a otros miembros.

  • Sigue haciendo las cosas que inviten al Espíritu Santo en tu vida a fin de recibir consuelo y guía en este reto.

Liahona

Ser un miembro nuevo de la Iglesia ya es de por sí bastante complejo, sin las críticas ni las dudas de amigos y familiares, pero el ser bautizado y confirmado fue la decisión correcta, y el ser miembro de la Iglesia es una gran bendición. Los que ponen en duda tu decisión simplemente no entienden todo eso… aún. Sin embargo, con tu ayuda, paciencia y buen ejemplo, pueden entenderlo y, aun cuando no aprueben tu decisión, pueden llegar por lo menos a respetarla.

Será bueno que te prepares para responder a las preguntas de tus familiares y amigos, lo cual te dará la oportunidad de pensar en por qué te hiciste miembro de la Iglesia. Recordarás las respuestas a tus oraciones y las experiencias espirituales que hayas tenido. Al compartir tu testimonio y el relato de tu conversión con las personas que dudan de tu decisión, tanto tú como ellos sentirán el Espíritu.

Si ponen en duda tu decisión porque no están familiarizados con la Iglesia, puedes decirles lo que el Señor le dijo a la gente de entonces: “…Venid y ved” (Juan 1:39). Invita a tus amigos y familiares a las reuniones, a la Mutual, a una noche de hogar o a una actividad de la Iglesia. Hazles saber que pueden ir y ver en qué consiste la Iglesia y las cosas que allí se hacen. En esas actividades, conocerán a otros miembros de la Iglesia y sentirán la pacífica influencia del Espíritu Santo. Si lo hacen, comenzarán a entender por qué te hiciste miembro de la Iglesia. A medida que sientan el Espíritu y reciban respuesta a sus preguntas, es posible que más tarde hasta lleguen a unirse a la Iglesia, y tu testimonio y tu buen ejemplo les habrán sido de gran ayuda.

Aunque tal vez hayas perdido a algunos amigos por tu decisión de unirte a la Iglesia, recuerda que has ganado a muchas otras nuevas amistades ahora que eres miembro. Esfuérzate por conocer a tus hermanos y hermanas en el Evangelio. Ellos pueden ayudarte en este momento difícil; algunos probablemente hayan pasado por lo mismo que tú.

No eres el único responsable de solucionar las inquietudes de las personas que ponen en duda tu decisión. Los misioneros de tiempo completo, los amigos y familiares que te brindan su apoyo, así como los maestros orientadores y otros miembros del barrio o de la rama pueden ayudarte.

El artículo del élder Walter González, en la página 17 de este ejemplar, tiene buenos consejos sobre cómo afrontar este reto. A veces, dice él, lo único que se puede hacer es orar por las personas que tienen creencias diferentes a las tuyas. Respétalas y sé amable al respetar la diversidad de opiniones y creencias.

Lo más importante es que te mantengas cerca del Señor por medio de la oración y del estudio diario de las Escrituras y de la asistencia semanal a las reuniones de la Iglesia y a la Mutual. Esta prueba no te parecerá tan difícil al encontrar consuelo y fortaleza en esas prácticas. El Espíritu Santo te guiará para saber qué decir y hacer.

El Señor sabe que estás pasando por esta prueba y Él también sabe que sabrás arreglártelas. Él te guiará para que ayudes a las personas que ponen tu decisión en tela de juicio.

Lectores

En realidad, yo fui la que planteó las dudas en primer lugar. Era una adolescente cuando mi madre y mi hermano se reunían con los misioneros. No presté demasiada atención, pero cuando ellos se unieron a la Iglesia, vi que las cosas que habían aprendido eran compatibles con lo que se me había enseñado toda mi vida. Después de alistarme en el ejército, busqué a los misioneros, fui a las reuniones, estudié, oré y luego volví a casa para bautizarme. El Evangelio me hacía feliz y el Espíritu me dijo que es verdad.

Nicole V., 20, Georgia, E.U.A.

Yo les digo a mis amigos que me uní a la Iglesia porque siento la influencia del Espíritu Santo cuando voy a las reuniones. Eso no sólo me ayuda a progresar espiritualmente, sino que me brinda guía, tanto en la escuela como en la vida cotidiana. Me siento agradecido por que los misioneros ayudaron a mi familia a unirse a la Iglesia. Aprendí que la mayor felicidad en esta vida se logra cuando edificamos nuestra vida sobre el cimiento del Evangelio de Jesucristo.

Fan J., 17, Taiwán

Te sientes mal cuando la gente pone en duda tu decisión, pero no es lo mismo que los demás duden de tu testimonio a que lo hagas tú. Responde aferrándote a tu testimonio; es lo mejor que puedes hacer. A veces la reacción de las personas no es la mejor, pero la verdad siempre prevalecerá.

Michael W., 17, Alabama, E.U.A.

Yo le diría a la gente que me bauticé porque descubrí por mí mismo que ésta es la Iglesia verdadera y que nuestro Padre Celestial y Jesucristo me aman y desean que vuelva con Ellos. Creo en la vida eterna y en que algún día mi familia podrá estar junta para siempre. El bautismo es el primer paso del camino que nos llevará a vivir nuevamente con nuestro Padre Celestial y con nuestra familia. El hecho de que podía preguntar y recibir la respuesta de que esto es verdadero me consuela y me hace feliz.

Ignacio R., 17, Chile

Yo les diría que al principio tenía dudas, pero que descubrí que todas las cosas malas que había oído no eran ciertas, pero que sí lo eran todas las cosas buenas. Cuanto más hablaba con los misioneros, más sentido le encontraba a esta religión. Ellos respondieron a todas mis preguntas. Me siento muy bien con la decisión de ser miembro de la Iglesia.

Cody D., 14, Texas, E.U.A.

Explícales cómo te sentías —y aún te sientes— cuando fuiste bautizado, cuando lees las Escrituras y cuando oras. Intenta mostrarles cómo ha mejorado tu vida. Puede que algún día, gracias a tu influencia, ellos se unan a la Iglesia, así que, mantente fuerte.

Jasmyn S., 16, Nueva Gales del Sur, Australia

Ten cuidado de no convertirlo en un drama. Sé claro y actúa como un pacificador siempre que puedas. Tranquilízales diciéndoles que les amas. Ellos no comparten todas tus creencias, pero un desacuerdo no tiene por qué convertirse en una discusión. Por último, juzgarán lo acertado de tu decisión según tu comportamiento. Dales la oportunidad de ver los cambios positivos que se han producido en ti.

Ricky J., 19, Idaho, E.U.A.

Las respuestas tienen por objeto servir de ayuda y exponer un punto de vista, y no deben considerarse como pronunciamientos de doctrina de la Iglesia.

Cuando los miembros nuevos salen del mundo y entran en el Reino de Dios, dejan mucho atrás. A menudo, ellos también dejan amigos e inclusive familiares, así como relaciones sociales y un estilo de vida que no es compatible con las normas de la Iglesia.

“Después del bautismo, el nuevo miembro de la Iglesia debe aprender a ser conciudadano de los santos en el Reino de Dios por medio del estudio, de la oración, del ejemplo y del afecto de los miembros”.

Élder Robert D. Hales, del Quórum de los Doce Apóstoles, “…Y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos”, Liahona, julio de 1997, pág. 90.