El programa mexicano de ayuda humanitaria de la Iglesia
Desde 1929, el gobierno de México procura brindar una vida mejor a los niños mediante lo que actualmente se conoce como el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF). Este programa, que se gestiona a escala federal, estatal y municipal, ha resultado útil para fortalecer familias y ayudar a personas con ingresos reducidos. Ahora, la Iglesia se ha asociado con DIF para seguir aportando ayuda a los niños.
Luis Camarillo, gerente de bienestar del Área México Norte, observó los problemas que afrontan los niños de esta región y deseó ayudarles. Con la ayuda de otras personas, comenzó a analizar este tipo de problemas y llegó a la conclusión de que había dos principalmente.
“En el estado de Nuevo León no hay niños callejeros, pero sí los hay que sufren de abuso o abandono”, explica el hermano Camarillo.
Este hermano y otros miembros se enteraron de la labor de ayuda a los niños de DIF a través de un programa local de tutela, y quisieron colaborar con ellos. Luis se puso en contacto con el Dr. Alejandro Alberto Morton Martínez, director de protección infantil y familiar del DIF, y ofreció su cooperación con el grupo en este programa. Desde entonces, los miembros han estado trabajando con el Dr. Morton en el programa de tutela.
Gracias a la ayuda de la Iglesia y del sistema de tutela del estado de Utah, el DIF y otras personas relacionadas han podido recibir una valiosa formación basada en la tutela.
“Una pareja de misioneros de servicio vino de Utah a Monterrey, e impartió una formación básica a unos 50 instructores potenciales”, dijo el hermano Camarillo.
Gracias a los Servicios Humanitarios, el hermano Camarillo, el Dr. Morton y otras personas han podido viajar a Utah para recibir una formación intensiva del Departamento de Utah de Servicios para Niños y Familias. Esta formación cubrió los puntos fundamentales de cómo establecer y mantener el funcionamiento de un sistema de tutela, y también ofreció a los participantes experiencia sobre el terreno. Mientras se encontraban en Utah, los participantes conversaron con el Departamento de Bienestar de la Iglesia y los Servicios SUD para la Familia.
Aunque el programa de tutela de Nuevo León todavía está en etapa de progreso, la formación que han recibido el hermano Camarillo y sus compañeros ya ha comenzado a dar fruto.
“Gracias a la formación, el DIF ha mejorado el proceso de selección e incorporación de familias de acogida”, dice el hermano Camarillo. “Esto debería servir para que los niños disfruten de una mejor experiencia… que aquellos que vayan a familias seleccionadas sin aplicar el nuevo proceso que les enseñó la Iglesia”.
Hasta el momento, la experiencia de colaborar con el DIF ha sido positiva para todos los participantes, entre ellos el hermano Camarillo. “Es difícil encontrar una organización cuyos miembros estén tan comprometidos en hacer el bien como el personal del DIF”, dice el hermano Camarillo. “Ha sido una maravillosa experiencia trabajar con una organización así”.
Además de ayudar a lanzar el programa de tutela, el hermano Camarillo ha colaborado en la organización de varias actividades humanitarias y de servicio en colaboración con el DIF, en las que se donaron sillas de ruedas, equipos médicos y muebles.