Las Escrituras en español y portugués disponibles en formato MP3
A fin de cumplir con la meta de ofrecer materiales aprobados a los miembros de todo el mundo, el sitio Web de la Iglesia ofrece archivos de audio de las Escrituras en español y en portugués en formato MP3, los cuales se pueden descargar de manera gratuita.
Dichos archivos de audio facilitarán el acceso a las Escrituras a un mayor número de usuarios en todo el mundo. Esta tecnología cuenta con la conveniencia de la movilidad para aquellos que desean escuchar el Libro de Mormón, Doctrina y Convenios o la Perla de Gran Precio, al mismo tiempo que ofrece a los miembros otro modo de aprendizaje.
Antes de septiembre de 2007, sólo las Escrituras en inglés estaban disponibles para los usuarios del formato MP3. Rob Jex, director de coordinación de Escrituras del Departamento de Cursos de Estudio, explicó que se decidió incorporar los idiomas español y portugués porque, con excepción del inglés, son los idiomas que más hablan los miembros de la Iglesia. Además, como ya existían versiones de estos idiomas en otros formatos de audio, la conversión a MP3 fue más sencilla.
También recalcó que los archivos de MP3 se proporcionan para “mejorar el estudio eficaz de la palabra de Dios”.
Los planes para aumentar el número de archivos de audio en el sitio Web de la Iglesia incluyen 28 idiomas en los próximos años. El hermano Jex dijo que, actualmente, el Libro de Mormón está impreso en 106 idiomas y la combinación triple en 49. La traducción avanza en más idiomas a medida que la Iglesia trabaja para llevar la palabra de Dios al mundo.
Para acceder a los archivos de audio, vaya a www.lds.org/audio.
El élder L. Tom Perry, del Quórum de los Doce Apóstoles, explicó en la conferencia general de abril de 2000: “La tecnología nos ha bendecido con muchas recientes innovaciones para difundir el mensaje del Evangelio por medio de sistemas de satélites, nuestro propio sitio en Internet, la televisión, la radio, así como en forma de texto escrito en nuestras revistas y periódicos. Todo esto se suma a nuestros sistemas de distribución que aumentan considerablemente la capacidad que tenemos de recibir el mensaje que se envía” (véase “Daréis oído a todas sus palabras”, Liahona, julio de 2000, págs. 29–30).