2011
La operación de Eli
Marzo 2011


La operación de Eli

“Todos los que reciben este sacerdocio, a mí me reciben, dice el Señor” (D. y C. 84:35).

Eli miró el montón de tarea que su amigo le había traído después de la escuela. Eli había faltado otra semana a la escuela debido a una infección de oídos.

Esa tarde los padres de Eli entraron a su habitación. Su mamá se sentó a un lado de la cama de Eli y lo tomó de la mano. “Eli, el doctor piensa que necesitas una operación”, le dijo.

“¿Qué tipo de operación?”

“Quiere poner tubos en tus oídos para evitar que tengas más infecciones”, dijo la mamá. “No te dolerá, y saldrás del hospital al día siguiente”. Ella le apretó la mano.

Eli confiaba en sus padres, pero la idea de una operación lo asustaba. Pensó en la historia que había escuchado en la Primaria sobre José Smith. Cuando José tenía siete años, se le infectó un hueso de la pierna. La infección se puso peor hasta que el doctor decidió que debía quitar parte del hueso; si no, José podría perder la pierna o incluso morir.

En los tiempos de José Smith, los doctores daban licor a las personas para disminuir el dolor durante una operación; pero José se negó a tomar el alcohol que el doctor le sugirió que tomara. También se negó a que lo ataran a la cama. Dijo que si su padre lo sujetaba, no se movería. El padre de José lo sujetó fuertemente en sus brazos durante la dolorosa operación. La operación fue un éxito y José se recuperó.

Eli pensó en la valentía y en la fe que José tenía en su padre. “Papá, ¿me darías una bendición?”, preguntó. Eli sabía que una bendición del sacerdocio lo ayudaría. Al principio de cada año escolar, el padre de Eli le había dado una bendición.

“Qué idea tan buena”, dijo su padre.

La madre de Eli cruzó los brazos e inclinó la cabeza. Eli sintió las manos de su padre sobre la cabeza. La voz de su padre parecía tener cada vez más confianza al bendecir a Eli diciendo que no tendría miedo y que se recuperaría completamente.

Cuando la bendición terminó, Eli ya no tenía miedo. “Ya me pueden operar”, dijo.

Tres días después fue al hospital y regresó a casa al día siguiente. Las infecciones de oído pronto pararon y Eli se puso al día con el trabajo de la escuela que no había podido hacer.

Eli estaba agradecido de ser un miembro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, y de que pudiera ser bendecido mediante el sacerdocio.

Ilustraciones por Dilleen Marsh

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