Nuestro hogar, nuestra familia
Enseñar la doctrina de la familia
Tomado de un discurso dado a maestros de seminario e instituto de religión, el 4 de agosto de 2009.
A esta generación se le requerirá defender la doctrina de la familia como nunca antes. Si no la conocen, no podrán defenderla.
Al reunirme con los jóvenes adultos solteros por todo el mundo, les pregunto: “¿Por qué se preocupa la Primera Presidencia tanto por ustedes y les brinda tantos recursos?”. Éstas son algunas de las respuestas que recibo: “Somos futuros líderes de la Iglesia”. “Necesitamos capacitación para permanecer fuertes”. “Nuestros testimonios se fortalecen en nuestras clases de seminario e instituto”. “Necesitamos conocer a otros buenos jóvenes Santos de los Últimos Días”. “Somos la esperanza del futuro”. Muy pocas veces he oído: “Para que algún día sea un mejor padre o una mejor madre”. Sus respuestas generalmente se refieren a ellos mismos, porque ése es el momento de la vida en el que se encuentran.
No obstante, los padres, los maestros y los líderes de los jóvenes tienen que enseñar a la nueva generación la doctrina de la familia. Es esencial para ayudarles a lograr la vida eterna (véase Moisés 1:39). Ellos necesitan saber que la teología de la familia se basa en la Creación, en la Caída y en la Expiación. Tienen que entender aquello que amenaza a la familia para que sepan contra qué están luchando y se puedan preparar. Tienen que entender con toda claridad que la plenitud del Evangelio se hace realidad en las ordenanzas y los convenios del templo.
La teología de la familia
En La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, tenemos una teología de la familia que se basa en la Creación, la Caída y la Expiación. La Creación de la tierra proporcionó un lugar en donde las familias pudieran vivir. Dios creó a un hombre y a una mujer, que eran las dos mitades imprescindibles de una familia. Fue parte del plan de nuestro Padre Celestial que Adán y Eva se sellaran y formaran una familia eterna.
La Caída proporcionó un camino para que la familia creciera. Adán y Eva eran líderes de familia que escogieron tener una experiencia mortal. La Caída les posibilitó tener hijos e hijas.
La Expiación permite que las familias se sellen por la eternidad; permite que las familias tengan crecimiento eterno y logren la perfección. El plan de felicidad, llamado también el Plan de Salvación, fue un plan creado para las familias. La nueva generación tiene que comprender que los pilares principales de nuestra teología se centran en la familia.
Cuando hablamos de ser dignos de las bendiciones de la vida eterna, lo que queremos decir es ser merecedores de las bendiciones de una familia eterna. Ésa fue la doctrina que enseñó Cristo, y se restauró por medio del profeta José Smith. Está registrada en Doctrina y Convenios 2:1–3:
“He aquí, yo os revelaré el sacerdocio, por conducto de Elías el profeta, antes de la venida del grande y terrible día del Señor.
“Y él plantará en el corazón de los hijos las promesas hechas a los padres, y el corazón de los hijos se volverá hacia sus padres.
“De no ser así, toda la tierra sería totalmente asolada a su venida”.
Este pasaje de las Escrituras se refiere a las bendiciones del templo, las ordenanzas y los convenios sin los cuales “toda la tierra [será] totalmente asolada”.
“La Familia: Una Proclamación para el Mundo” se escribió para reforzar que la familia es la parte central del plan del Creador1. Sin la familia, no hay plan; no existe razón para la vida mortal.
Amenazas que acechan a la familia
Además de comprender la teología de la familia, todos necesitamos comprender las amenazas que acechan a la familia; de lo contrario, no podemos prepararnos para la batalla. Existe a nuestro alrededor evidencia de que la familia se está volviendo menos importante. El índice de matrimonios está bajando, la edad a la que las personas se casan es cada vez mayor y el número de divorcios aumenta. Los nacimientos fuera del matrimonio van en aumento; el aborto se está extendiendo y es legal en cada vez más lugares. Vemos que la tasa de natalidad está en descenso, vemos relaciones desiguales entre hombres y mujeres, y vemos que hay culturas que aún practican el abuso en las relaciones familiares. A menudo una carrera profesional toma precedencia ante la familia.
Muchos de nuestros jóvenes están perdiendo la confianza en la institución de la familia; le dan cada vez más valor a la formación académica y cada vez menos importancia a formar una familia eterna. Muchos no contemplan la formación de una familia como una obra de fe; para ellos, es un proceso de selección parecido a ir de compras. Además, muchos desconfían de su propia entereza moral y de la de sus iguales. Debido a que las tentaciones son tan feroces, hay muchos que no están seguros de poder guardar los convenios.
Muchos jóvenes también tienen habilidades sociales limitadas y poco desarrolladas, lo cual es un impedimento para formar familias eternas. Se vuelven cada vez más expertos en hablar con alguien a 80 kilómetros de distancia y menos capaces de tener una conversación con gente en el mismo cuarto. Eso les hace difícil tener una vida social con otros jóvenes.
También nos enfrentamos ante el problema que se describe en Efesios 6:12: “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes”. Todos los días se promulgan normas públicas que van en contra de la familia, y la definición de la familia está cambiando legalmente en todo el mundo. La pornografía está desenfrenada. Para los que producen la pornografía, la nueva audiencia que tienen como objetivo son las mujeres jóvenes. A los padres se los representa como ineptos y desconectados. Los mensajes de los medios de comunicación en contra de la familia se encuentran por doquier. Los jóvenes están insensibilizados ante la necesidad de formar familias eternas.
Vemos cómo puede ocurrir esto cuando leemos las palabras de Korihor, un anticristo: “Así les predicaba, desviando el corazón de muchos, haciéndoles erguir sus cabezas en su iniquidad; sí, incitando a muchas mujeres, y también hombres, a cometer fornicaciones” (Alma 30:18). Satanás sabe que él nunca tendrá un cuerpo, él nunca tendrá una familia; de modo que ataca a las mujeres jóvenes, quienes crearán los cuerpos de las futuras generaciones.
Korihor era un anticristo. Todo lo anticristo es antifamilia. Cualquier doctrina o principio del mundo que oigan nuestros jóvenes y que sea antifamilia también es anticristo. Es así de claro. Si nuestros jóvenes dejan de creer en las justas tradiciones de sus padres, al igual que lo hizo el pueblo descrito en Mosíah 26; si nuestros jóvenes no comprenden su parte en el plan; se desviarán del camino.
Cómo enseñar a la nueva generación
¿Qué esperamos que comprenda y haga esta nueva generación gracias a lo que les enseñemos? Las respuestas a esa pregunta así como los elementos clave de la doctrina de la familia se encuentran en la proclamación de la familia. El presidente Gordon B. Hinckley (1910–2008), dijo que la proclamación era “una declaración y confirmación de las normas, doctrinas y prácticas” que esta Iglesia siempre ha tenido2.
El presidente Ezra Taft Benson (1899–1994) dijo: “Este orden …del gobierno de la familia en el cual un hombre y una mujer hacen convenio con Dios —tal como lo hicieron Adán y Eva— de ser sellados por la eternidad, de tener posteridad… es el único medio por el cual algún día podremos ver la faz de Dios y vivir”3.
La nueva generación necesita entender que el mandamiento de “multiplicarse y henchir la tierra” (véase Génesis 1:28; Moisés 2:28) permanece en vigencia. El tener hijos es una obra de fe. El presidente Spencer W. Kimball (1895–1985) dijo: “Es un acto de egoísmo extremo el que un matrimonio se niegue a tener hijos cuando están facultados para tenerlos”4. El ser madre y ser padre son funciones eternas cada una conlleva la responsabilidad de la mitad del plan que corresponde ya sea al hombre o a la mujer. La juventud es la época para prepararse para esos roles y responsabilidades de carácter eterno.
Los padres, los maestros y los líderes pueden ayudar a los jóvenes a preparase para las bendiciones de Abraham. ¿Cuáles son esas bendiciones? Abraham nos lo dice en Abraham 1:2. Dice que deseaba “el derecho al cual yo debía ser ordenado, a fin de [administrar]; …ser el poseedor de gran conocimiento, …ser padre de muchas naciones, un príncipe de paz, y anhelando recibir instrucciones y guardar los mandamientos de Dios, llegué a ser un heredero legítimo, un Sumo Sacerdote, poseedor del derecho que pertenecía a los patriarcas”.
¿Dónde están estas bendiciones que recibió Abraham? Sólo vienen a aquellos que tienen un sellamiento y matrimonio en el templo. Un hombre no puede ser “padre de muchas naciones” sin ser sellado a su esposa. Asimismo, Abraham no podía poseer el derecho que pertenecía a los patriarcas sin una esposa que tuviera el derecho que pertenecía a las madres.
Los relatos de Abraham y Sara, y de Isaac y Rebeca se encuentran en Génesis. Abraham y Sara tenían sólo un hijo, Isaac. Si Abraham iba a ser “padre de muchas naciones”, ¿cuán importante era la esposa de Isaac, Rebeca? Ella era tan importante que Abraham envió a su siervo a cientos de kilómetros para encontrar a la joven correcta, una que guardaría sus convenios, una que comprendía lo que significaba formar una familia eterna.
En Génesis 24:60, Rebeca es bendecida para ser “madre de millares de millares”. ¿Dónde encontramos esa clase de bendiciones? Se reciben en el templo.
El relato de Isaac y Rebeca es el ejemplo de un hombre que tiene las llaves, y de una mujer que tiene la influencia, trabajando juntos para asegurar el cumplimiento de sus bendiciones. El relato de ellos es fundamental. Las bendiciones de la casa de Israel dependían de un hombre y una mujer que comprendieran el lugar que tenían en el plan y su responsabilidad de formar una familia eterna, de tener hijos y de enseñarles.
En nuestra época tenemos la responsabilidad de hacer que salgan “Isaacs” y “Rebecas” de nuestros hogares y de nuestras clases. Cada hombre joven y mujer joven debe comprender su papel en este gran compañerismo, que cada uno es un “Isaac” o una “Rebeca”; entonces sabrán con claridad lo que tienen que hacer.
Ejemplifiquemos la esperanza de la vida eterna
Padres, maestros y líderes: vivan en su hogar, en su familia y en su matrimonio, de tal manera que los jóvenes desarrollen la esperanza de la vida eterna por haberlos observado a ustedes. Vivan y enseñen con tanta claridad, que lo que enseñen atraviese todo el ruido que rodea a los jóvenes, penetre su corazón y los conmueva.
Vivan en su hogar de tal manera que sean excelentes en los principios básicos y sean diligentes en sus funciones y responsabilidades en la familia. Piensen en términos de precisión, no de perfección. Si tienen sus metas y son precisos en el cumplimiento de las mismas en su hogar, la juventud aprenderá de ustedes. Sabrán que ustedes oran, que estudian las Escrituras juntos, que hacen la noche de hogar, que la hora de las comidas es una prioridad para ustedes y que hablan respetuosamente de su cónyuge. Entonces, gracias a su ejemplo, la nueva generación adquirirá una gran esperanza.
Esto sí sé
Estamos preparando a nuestra juventud para el templo y para familias eternas. Son muchas las amenazas que los acechan y que pueden desanimarlos en sus deseos de formar una familia eterna. Nuestra función en cuanto a esto es enseñarles de modo que no malentiendan. Debemos ser muy claros en los puntos clave de la doctrina, los cuales se encuentran en “La Familia: Una Proclamación para el Mundo”.
A esta generación se le requerirá defender la doctrina de la familia como nunca antes. Si no la conocen, no podrán defenderla. Necesitan entender qué son los templos y el sacerdocio.
El presidente Kimball dijo:
“Muchas de las restricciones sociales que en el pasado contribuyeron a reforzar y moldear a la familia están desapareciendo. Llegará una época en la que sólo quienes crean profunda y activamente en la familia serán capaces de preservar a sus familias en medio de la maldad que les circundará …
“Quienes definan a la familia fuera del ámbito tradicional, acabarán con ella …
“Precisamente nosotros, mis hermanos, no debemos dejarnos convencer por los engañosos argumentos que afirman que la familia como unidad está de algún modo relacionada con una fase particular por la que pasan las sociedades en su desarrollo. Tenemos la libertad de resistir a los movimientos que rebajen el concepto de la familia y ensalcen la importancia de un individualismo egoísta. Sabemos que la familia es eterna”5.
El evangelio de Jesucristo es verdadero. Fue restaurado por medio de José Smith. Hoy tenemos la plenitud del Evangelio. Somos hijos e hijas de Padres Celestiales que nos enviaron a tener esta experiencia terrenal a fin de prepararnos para la bendición de familias eternas. Les doy mi testimonio de nuestro Salvador Jesucristo, que por medio de Su expiación podemos ser perfectos y estar a la altura de nuestras responsabilidades en nuestra familia terrenal y que por medio de Su expiación tenemos la promesa de la vida eterna como familias.