Mensaje de las maestras visitantes
Bajo la autoridad del sacerdocio y según el modelo del sacerdocio
Estudie este material y, según sea apropiado, analícelo con las hermanas a las que visite. Utilice las preguntas como ayuda para fortalecerlas y para que la Sociedad de Socorro forme parte activa de la vida de usted.
Mis queridas hermanas, ¡qué bendecidas somos! No sólo somos miembros de la Iglesia, sino que además somos miembros de la Sociedad de Socorro: “la organización del Señor para las mujeres”1. La Sociedad de Socorro es evidencia del amor que Dios siente por Sus hijas.
¿No se les estremece el corazón al recordar los emotivos comienzos de esta sociedad? El 17 de marzo de 1842, el profeta José Smith organizó a las hermanas “bajo la autoridad del sacerdocio y según el modelo del sacerdocio”2.
El estar organizadas “bajo la autoridad del sacerdocio” les dio a las hermanas autoridad y dirección. Eliza R. Snow, segunda Presidenta General de la Sociedad de Socorro, enseñó que la Sociedad de Socorro “no puede existir sin el sacerdocio, dado que toda su autoridad e influencia deriva de esa fuente”3. El élder Dallin H. Oaks, del Quórum de los Doce Apóstoles, explicó: “La autoridad que habían de ejercer [las] oficiales y las maestras de la Sociedad de Socorro… era la autoridad que recibirían por medio de su vínculo con La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días a través de la organización, y mediante el apartamiento individual de ellas bajo las manos de los líderes del sacerdocio que las llamaran a sus cargos”4.
El estar organizadas “según el modelo del sacerdocio” les dio a las hermanas responsabilidades sagradas. Julie B. Beck, Presidenta General de la Sociedad de Socorro, explicó: “Funcionamos a la manera del sacerdocio, lo que significa que buscamos la revelación, la recibimos y actuamos de acuerdo con lo revelado; tomamos decisiones reunidas en consejos y nos ocupamos del cuidado de las personas una por una. Nuestro propósito es el del sacerdocio: prepararnos para las bendiciones de la vida eterna al hacer convenios y guardarlos. Por lo tanto, igual que para nuestros hermanos que poseen el sacerdocio, la nuestra es una obra de salvación y de servicio, y lograr convertirnos en un pueblo santo”5.
Barbara Thompson, Segunda Consejera de la Presidencia General de la Sociedad de Socorro.
De las Escrituras
De nuestra historia
Durante la construcción del Templo de Nauvoo, un grupo de hermanas deseaba organizarse para apoyar la obra de construcción. Eliza R. Snow esbozó las normas por las que se regiría este nuevo grupo. Cuando se las mostró al profeta José, él respondió: “Diga a las hermanas que el Señor acepta su ofrenda y que Él tiene para ellas algo mejor… Organizaré a las mujeres bajo la dirección del sacerdocio y de acuerdo con el modelo de éste”6. Poco tiempo después, el Profeta dijo a la recientemente organizada Sociedad de Socorro: “Y ahora doy vuelta a la llave para ustedes en el nombre de Dios; y esta sociedad se ha de regocijar, y recibirá un torrente de conocimiento e inteligencia a partir de este momento”7. Se esperaba que las hermanas estuvieran a la altura de un nuevo nivel de santidad y que se prepararan para las ordenanzas del sacerdocio que poco después se administrarían en el templo.