Él quebrantó las ataduras de la muerte
“…tienen vida eterna por medio de Cristo, el cual ha quebrantado las ataduras de la muerte” (Mosíah 15:23).
Una noche, cuando nuestros hijos eran más pequeños, estábamos leyendo las Escrituras. Leímos en cuanto al Salvador y hablamos acerca de que Él nunca cometió errores.
Más tarde esa noche, mi esposa arropó a nuestra hija de cinco años, Susie, en la cama. Susie miró a su madre y dijo: “Mami, Jesús sí cometió un error”.
“¿Qué quieres decir?”, le preguntó su madre.
“Rompió algo”, dijo Susie.
Un tanto confundida, su madre preguntó: “¿Qué fue lo que rompió?”.
“Jesús rompió las ataduras de la muerte”, contestó Susie.
Mi esposa se dio cuenta de que Susie había cantado la canción de la Primaria “On a Golden Springtime” (En la primavera), muchas veces, y Susie había aprendido que Cristo había “quebrantado las ataduras de la muerte”1. La madre de Susie explicó que quebrantar las ataduras de la muerte significa que Jesús resucitó para que todos podamos vivir después de morir.
Esa conversación nos ha dado a mi esposa y a mí muchas oportunidades de enseñar a nuestras hijas, Lizzie, Susie y Emma, sobre lo que la Expiación significa realmente para cada uno de nosotros. Susie tenía razón: Jesús sí quebrantó las ataduras de la muerte. Pero no fue un error. ¡Fue el mejor regalo que nos podía dar! (Véase Doctrina y Convenios 14:7.)
El Salvador murió y resucitó para que podamos vivir de nuevo con nuestro Padre Celestial y nuestra familia, de acuerdo con nuestra rectitud. Si somos dignos, algún día podremos disfrutar las bendiciones de la inmortalidad y la vida eterna. Estoy agradecido de que Jesús haya roto algo: ¡Las ataduras de la muerte!