Tiempo para hablar
“Honraré a mis padres y haré lo que esté de mi parte para fortalecer a mi familia” (Mis normas del Evangelio).
“Muy bien, niños; vamos a tener nuestro tiempo para hablar”, dijo la mamá.
Josie había estado esperando todo el día el tiempo para hablar. Cada tarde, Josie y sus dos hermanos pequeños, Ben y Wes, se reunían en la sala con su mamá y su papá para hablar de lo que pasaba en sus vidas.
El papá había dicho que esa noche ayudaría a Josie a practicar su guión para los anuncios de la mañana. Leer los anuncios de la mañana era un privilegio especial en la escuela de Josie. Al día siguiente, Josie iba a hacer que escucharan una pequeña parte de su canción favorita por los altavoces de la escuela y usaría el micrófono para anunciar las actividades y el menú del día.
Josie corrió a la sala, entusiasmada por practicar el guión.
“¡Aquí viene nuestra anunciadora famosa!”, dijo el papá cuando Josie se sentó de un salto a su lado en el sofá. “¿Cómo te sientes en cuanto a mañana?”.
“Estoy contenta, pero un poco nerviosa. Tengo miedo de hacer algo mal frente a toda la escuela”, le dijo.
“Por eso practicamos”, le dijo su papá. “Lee tu guión y yo prestaré atención a las partes en las que puedas mejorar”.
“Gracias, papá”, contestó Josie.
Ella y su papá practicaron el guión tantas veces que Josie perdió la cuenta. Finalmente Josie se puso de pie y repitió el guión una última vez delante de su familia. La mamá y el papá vitorearon; Ben le chocó los cinco, y Wes sonrió y aplaudió.
Josie se fue a la cama feliz y segura de sí misma.
El día siguiente todo salió bien; aunque estaba nerviosa, Josie sonrió cuando escuchó su música en los altavoces de la escuela. Estaba contenta de haber practicado el guión con su papá, y lo leyó despacio y claramente sin cometer ningún error.
“Hiciste un trabajo excelente”, dijo la vicedirectora, la Sra. Blake.
Al final del día escolar, Josie se puso en la fila del autobús. Un niño más grande se dio vuelta y le preguntó: “¿Tú eres la niña que leyó los anuncios hoy?”.
Josie sonrió. “Sí”, dijo ella.
“¿Por qué escogiste esa canción?”, preguntó el niño. “Era una canción tonta. De verdad arruinaste los anuncios de esta mañana”. Entonces la insultó y se rió con sus amigos.
Josie se sentó sola en el asiento de adelante en el autobús; tenía ganas de vomitar.
Cuando Josie llegó a casa, encontró a su mamá jugando con Wes.
“Mamá, sé que todavía no es el tiempo para hablar, pero estaba pensando si podríamos hablar ahora mismo”, dijo Josie.
“Por supuesto, Josie”, le dijo su mamá. “¿Qué ocurrió? ¿Algo salió mal con los anuncios de la mañana?”.
“No”, dijo Josie. “Todo fue perfecto. Al menos eso es lo que pensaba, hasta que un niño me dijo que elegí una canción tonta; y también me llamó algo muy feo”.
La mamá le señaló que se sentara a su lado. Josie caminó hacia ella y se sentó. La mamá le dio un gran abrazo. Josie y su mamá hablaron en cuanto a todo lo que había sucedido ese día, incluso el cumplido de la Sra. Blake.
“Siento que ese niño y sus amigos fueran malos contigo”, dijo la mamá. “Pero parece que otras personas a las que respetas, como la Sra. Blake, están muy complacidas con la manera en que leíste los anuncios. Tu papá y yo estamos muy orgullosos de ti. ¡Trabajaste muy duro y valió la pena!”.
Josie volvió a abrazar a su mamá. “Gracias, mamá”, dijo Josie. “Me siento mucho mejor”. Josie estaba contenta de que cualquier momento podía ser el tiempo para hablar.