2017
El consuelo físico que brindan las Escrituras
Septiembre de 2017


Voces de los Santos de los Últimos Días

El consuelo físico que brindan las Escrituras

scriptures and woman in hospital bed

Ilustración por Allen Garns

Cuando era niña me diagnosticaron artritis reumatoide juvenil. Estaba enferma con mucha frecuencia y mis padres pasaban muchas horas conmigo en los consultorios médicos. Les preocupaba mi salud y se sentían impotentes porque no podían arreglar lo que estaba mal. Nunca aprecié cómo se sintieron ellos hasta que me tocó a mí ver con impotencia a mi madre luchar contra el cáncer de mama.

Un fin de semana fui a casa de mi madre en Nueva Jersey para estar con ella mientras se sometía a una sesión de quimioterapia. Quería acompañarla y dar a mis hermanos un descanso de su cuidado diario. Debido a su tratamiento, alguien tenía que supervisarla durante la noche, por lo que colocamos una cama para ella en la sala de estar. Yo tenía previsto dormir en el sofá. Mamá tenía dolores y no había nada que yo pudiera hacer. Me sentía impotente y frustrada.

Mientras mamá trataba de quedarse dormida, sentí la impresión de leerle las Escrituras. Ella amaba las Escrituras, pero estaba demasiado débil para sostenerlas o leerlas por sí misma. Cuando le pregunté qué quería que leyera, dijo que le encantaba el libro de Alma. Después de ojear los encabezamientos de los capítulos sentí la impresión de leer en el capítulo 7.

El Espíritu llenó el cuarto a medida que leía las palabras que describen la misión de Cristo sobre la tierra: “Y él saldrá, sufriendo dolores, aflicciones y tentaciones de todas clases; y esto para que se cumpla la palabra que dice: Tomará sobre sí los dolores y las enfermedades de su pueblo.

“Y tomará sobre sí la muerte, para soltar las ligaduras de la muerte que sujetan a su pueblo; y sus debilidades tomará él sobre sí, para que sus entrañas sean llenas de misericordia” (Alma 7:11–12).

Continué leyendo hasta que mamá cayó en un apacible sueño. Las Escrituras habían invitado al Consolador a su hogar y la habían ayudado a dormir. Obtuve un mayor testimonio del poder de las Escrituras y de Jesucristo, quien estuvo dispuesto a desempeñar Su función como nuestro Salvador y a consolarnos en todas nuestras aflicciones.