Hasta la próxima
El Libro de Mormón: Verdaderamente un milagro
Tomado de “It Was a Miracle! [¡Fue un milagro!]”, Ensign, noviembre de 1977, págs. 11–13.
De tapa a tapa, el Libro de Mormón es una revelación, una traducción inspirada, la obra de Dios y no de ningún hombre.
[Testifico] sobre el divino llamamiento del profeta José Smith y [declaro] mi fe en el milagro mediante el cual se tradujo y se publicó el Libro de Mormón…
El día 22 de septiembre de 1823, cerca de Palmyra, Nueva York, un ángel de Dios le reveló a un joven de 17 años, llamado José Smith, el lugar donde se encontraba [el Libro de Mormón]…
Consideremos por un momento la traducción misma de este registro. José Smith dice que lo hizo por el don y el poder de Dios… Iletrado como era en esa época de su vida, no podría haberlo hecho de otra manera…
¿Cómo pueden los críticos decir [entonces] que José Smith, en su juventud, era tan erudito que podía o habría podido tomar, de forma deliberada, pasajes de la Biblia y hábilmente hacer que pareciera que formaban parte del manuscrito del Libro de Mormón?
Su madre dijo que en ese momento temprano de su vida ni siquiera había leído la Biblia completa. ¿Cómo habría podido entonces seleccionar pasajes cuidadosamente escogidos e incluirlos en el Libro de Mormón de manera tan apropiada y diestra?
Al no haber leído la Biblia completa en sus años de juventud, no tenía el conocimiento adecuado con el cual realizar tal trabajo de edición, ni siquiera si hubiera sido experto en la escritura o la edición, ninguna de cuyas habilidades poseía tan temprano en su vida.
[Aun así] el Libro de Mormón es una obra maestra, tanto literaria como religiosa, y está mucho más allá de las esperanzas más preciadas y las habilidades de cualquier joven granjero…
Lean, por ejemplo, algunos de los hermosos sermones del Salvador en ese libro. Fíjense que el Señor cita a los profetas de la Biblia. ¿Debemos decir que el inculto José Smith tuvo la audacia o la habilidad para reescribir los sermones del Salvador e insertar pasajes [de la Biblia] en ellos, pensando en mejorar lo que Jesús dijo?
… [José Smith]… no alteró la obra de Mormón, los sermones de Jesús, la maravillosa defensa de Abinadí ni los escritos de Malaquías o Isaías. Él fue estrictamente un traductor, no un editor ni un compositor; ni fue un ladrón que plagió el trabajo de otra persona.
De tapa a tapa, el Libro de Mormón es una revelación, una traducción inspirada, la obra de Dios y no de ningún hombre. De tapa a tapa es verdadero.