2017
Cómo ampliar mi negocio de pasteles de arroz
Octubre de 2017


Cómo ampliar mi negocio de pasteles de arroz

Lordita Yagomyom

Misamis Occidental, Filipinas

rice cakes

Ilustración por Carolyn Vibbert.

Quería enviar a mi hijo a la misión, pero la venta de 1 kg (2 libras) semanal de bibingka (pasteles de arroz) no bastaba para sostenerlo durante su servicio misional.

Mi hijo ayudaba a sostener a la familia y estaba demasiado preocupado por nuestra situación económica como para sentirse cómodo con la idea de partir. Para la familia, ganar dinero era una lucha constante. Estaba orgullosa de mi hijo de 25 años de edad por sus justos deseos de servir al Señor, pero me di cuenta de que necesitaríamos algún tipo de milagro para hacer realidad su sueño de servir una misión.

Me uní a un grupo de autosuficiencia. Mediante una actitud emprendedora y el ejercicio de mi fe, sabía que mi familia sería bendecida. Durante una reunión, me sentí inspirada a ir a un mercado público. Allí vi a muchas mujeres que vendían refrigerios tradicionales, e hice un trato con una de ellas. Le dije que le dejaría mis productos por la mañana para que los vendiera y que recogería las ganancias al final del día. El arreglo resultó beneficioso para ambas. Enseguida encontré más revendedores. Mi negocio creció hasta tener diez revendedores durante el tiempo que estuve en el grupo de autosuficiencia.

Aprendí a separar el dinero de mis ganancias del dinero del negocio, a fin de pagarme un sueldo a mí misma. Aprendí a dejar de invertir tiempo en hacer productos que no se vendían y me concentré en lo que era lucrativo. También aprendí a hacer mercadotecnia en las redes sociales. Mi compañera de acción del grupo de autosuficiencia me ayudó a crear una cuenta de Facebook. Después, aprendimos acerca de la creación de marca y el envasado. Con el tiempo, mi negocio progresó al punto de que mi esposo pudo dejar su trabajo, que era muy exigente físicamente, y trabajar conmigo.

Alguien me preguntó hace poco cómo iban las ventas. Le respondí orgullosamente que ahora vendo 12 kg (26 libras) de pasteles de arroz.

“¡12 kilos por semana es magnífico!”, dijo.

“No, hermano”, le contesté. “Vendo 12 kg por día”.

Mi hijo me dijo posteriormente que se alegraba de que ahora mi negocio pudiera proveer para nuestras necesidades.

“Ahora parece que sí podré servir en una misión de tiempo completo”, agregó.

Ahora presta servicio en la Misión Filipinas San Pablo. Estoy muy agradecida por la iniciativa de autosuficiencia. El Señor hablaba muy en serio al decir: “… es mi propósito abastecer a mis santos” (D. y C. 104:15).